Este otoño se ha estrenado una nueva serie en Amazon Prime Video que nos pilla muy de cerca, ‘Un asunto privado’, rodada en escenarios de toda Galicia, pero sobre todo en Vigo, y con un sabor muy familiar.
De un tiempo a esta parte, Vigo se ha convertido en escenario habitual para películas y series de alto presupuesto. El último ejemplo de ello es esta obra de Bambú Producciones para Amazon Prime Video, creada por Ramón Campos, Teresa Fernández–Valdés y Gema R. Neira. En sus ocho capítulos podemos ver numerosas escenas rodadas en las calles de Vigo —Policarpo Sanz, la Colegiata, el teatro García Barbón, Guixar, Bouzas o el Náutico asoman ya en el tráiler—, y también hay otros lugares igual de reconocibles: Pontevedra, Combarro, Baiona o las islas Cíes.
Y lo cierto es que Galicia en general y Vigo en particular llegan a convertirse en un elemento más de la cuidada trama de investigación de la serie. Tanto la alta sociedad viguesa de los años 40 como la miseria de la vida en el puerto, las fiestas privadas con toda clase de excesos permitidos, el contacto directo con todo el mundo occidental por medio del contrabando… Eso sí, que nadie espere un retrato de una época o una denuncia social. Esto es un folletín de aventuras, con una trama central de género policiaco y unos cuantos argumentos secundarios de tipo romántico y de empoderamiento femenino.
El mensaje cala a todo el argumento: en aquellas circunstancias, las mujeres quedaban relegadas a un segundo plano en beneficio de los hombres y, solo si ocupaban un estatus social destacado, podían llegar a moverse de alguna forma y completar alguno de sus sueños —siempre desde la mirada conciliadora de los varones que las rodeaban—. Las demás tenían que aceptar lo que tuvieran deparado, que en algunos casos incluía la mendicidad o la prostitución. Puro clasismo y machismo de época, que podemos ver sin disimulos. Pero ahí se queda el retrato histórico al que pretende llegar esta serie, que no es un documental, sino un divertimento heredero de los clásicos folletines de aventuras, de los enredos sentimentales y de los ‘pulps’ de investigación criminal de los años 30, con los que comparte mucho más que con la denuncia social sobre la España de posguerra, que en ningún caso es su intención.
Por eso, como ocurría en el vodevil, aquí todas las actitudes se muestran exageradas, los personajes son extremadamente cómicos y sencillos en su desarrollo psicológico, las escenas de acción se alargan y siempre hay una nueva complicación cuando parecía que todo estaba a punto de resolverse. Y eso ocurre de tal modo porque ‘Un asunto privado’ no es la vida real ni lo pretende, es una ficción muy entretenida sobre una ciudad sin nombre en la costa gallega, en un tiempo no especificado y con una mezcla curiosa de localizaciones. Y por eso no tienen sentido las críticas sobre si los fluorescentes o los pasos de cebra aún no habían llegado a España en esa década o si no aparece ninguna alusión al régimen de Franco. Esta serie existe en un limbo espacio–temporal maravilloso en el que solo tenemos que disfrutar de las caídas, persecuciones, paisajes y vestidos que engalanan cada episodio y que, por supuesto, no son reales. Ni quieren serlo. Y eso de vez en cuando también es bonito que ocurra aquí, no solo en las producciones extranjeras.
La sinopsis ya desvela todo el planteamiento: «Años 40, Galicia. Una atrevida joven de clase alta con alma de detective, Marina Quiroga, se propone dar caza al asesino en serie que acecha desde hace meses la ciudad y lo hace con la ayuda de su fiel mayordomo, Héctor. Juntos lucharán contra todos los obstáculos para lograrlo y superarán los prejuicios de género de la época, la resistencia del nuevo comisario o los intentos de la madre de Marina por casarla».
La protagonista, Aura Garrido, está soberbia en el papel de una muchacha que quiere ser policía pero no se lo permiten por ser mujer, hija del antiguo comisario y hermana del actual, lectora asidua de revistas de Criminología y conocedora de las más modernas tecnologías aplicadas a la resolución de crímenes. Es obstinada, voluntariosa, decidida, un poco torpe y sin demasiado cuidado de sí misma, lo que hace que sufra unos cuantos imprevistos. Pero nada podrá alejarla de su auténtica meta: resolver la ola de crímenes que sacude la ciudad, aunque para ello no cuente con más laboratorios que su buhardilla —que transforma hasta hacer de ella su propia batcueva— ni más aliados que su mayordomo, Héctor —un Jean Reno estupendo, con un lenguaje no verbal impecable—. Juntos forman una pareja de investigadores imposible de vencer, aunque casi siempre pasan apuros —y se los hacen pasar a los verdaderos policías, en concreto un pobre inspector Zarco del que mejor no desvelar nada—.
Si Garrido y Reno son el alma de la serie por su dulzura, entrega y compenetración, los secundarios resultan perfectos, con actores de tanto peso como Gorka Otxoa, Pablo Molinero, Álex García, Tito Valverde o una increíble Ángela Molina. Y fundamentales resultan el vestuario y la peluquería, una delicia que deja absorto a cualquiera.
‘Un asunto privado’ hace honor a Vigo y la ciudad le otorga un sabor muy nuestro, divertido, emocionante y vital. ¿Para cuándo una segunda temporada?