Cómo Vigo Porté se ha encargado de mostrarte este fin de semana el mundo de la danza, hay quienes ven más que simples movimientos; para ellos, cada paso es la expresión de una cultura, una forma de vida. Romina Trigo es una de esas personas. Apasionada por la danza tahitiana, ha acercado este arte a Vigo.
Para Romina, su viaje hacia la danza tahitiana fue un camino lleno de descubrimientos. Comenzó su trayectoria bailando danzas orientales y Bollywood, explorando diferentes estilos hasta que encontró su verdadera pasión en la danza polinesia. «Fue un cambio radical», nos cuenta, recordando el día en que su profesora la introdujo en la danza de la Isla de Pascua. Desde entonces, no ha mirado atrás o como ella misma dice “me pasé al otro lado”.
De Tahití a Vigo
Diez años por este nuevo camino que en 2019 la llevaba a su participación en el Heiva i Tahiti, el concurso más importante del mundo en su disciplina. Para ella, bailar en este festival significó mucho más que una competición; fue una inmersión en la cultura tahitiana. «Es la fiesta más importante en Tahití», explica Romina. «Durante 15 días, la danza se convierte en el corazón de la isla” a la que llegan grupos del resto de islas convirtiéndolo en el festival más importante de Tahiti.
Pero llegar a bailar Tahití no es fácil y es que además de los costos económicos del viaje debemos sumar la exigencia física de los ensayos diarios. «Son tres meses de ensayos diarios», nos cuenta Romina. «Pero cada sacrificio valió la pena por la oportunidad de bailar en la cultura tahitiana y vivir la energía de la comunidad».
Romina Trigo en la escuela Apetahi
De vuelta en España, Romina comparte su amor por la danza tahitiana como coordinadora de la escuela Apetahi en Arteixo. Una escuela a la que representaba en Vigo Porté, junto con un grupo de 17 personas, que nos mostraron su propuesta artística. «Para nosotros, la danza no es solo movimiento», explica Romina.
«Es un viaje a través de la cultura, el idioma y la artesanía polinesia» y es que las danzas polinesias van mucho más allá del simple movimiento ya que sus practicantes se sumergen en la historia y las tradiciones del pueblo tahitiano. «Es una danza que trasciende lo físico», afirma Romina. «Nos enseña el valor del trabajo en equipo, la importancia del compañerismo y el respeto por la naturaleza». Así, para Romina, la danza tahitiana es mucho más que una pasión; es una forma de vida.
Creación de los trajes
Una parte esencial de la experiencia en la escuela de Romina es la creación de los trajes. Siguiendo la tradición polinesia, los estudiantes trabajan juntos para elaborar cada detalle de sus trajes, utilizando materiales naturales y técnicas artesanales. «Es un proceso que va más allá de la costura», explica Romina. «es su forma de conectar con nuestra herencia y honrar la belleza de la naturaleza», ahora de vuelta Romina trata de compartirlo con sus discípulas.
En cada baile, Romina y sus alumnas, están escribiendo un nuevo capítulo en la historia de la danza tahitiana en España, compartiendo su visión del mundo y construyendo puentes entre culturas. Y mientras continúan su viaje, lo hacen con el corazón lleno de gratitud y amor por el arte que los une.