La Iguana Club, ese templo de la música en directo en Vigo desde hace más de veinte años, se engalana con la obra de una de las creadoras más brillantes de la fotografía contemporánea gallega. Sandrita Dinamita es quizás más conocida por el gran público por su faceta de DJ, pero esconde un doble yo que ahora muestra en esta selección de fotografías que expone en su primera individual.
Dinamita no inventa nada, no hace nada nuevo, toma y reinventa géneros, estéticas y posados como de fotografía de Joshua Logan, Ben Ross, Cecil Beaton o George Barris. Sandrita coquetea con la investigación fotográfica, la prueba de intensidades, objetivos, profundidades, en un juego de formas y dimensiones que se aleja de la fotografía puramente documental para convertirse en una fotografía portadora de belleza. La estética rock ha perdido en sus manos lo sórdido, lo excesivo y lo decadente, se convierte en una fotografía elegante, de alma burlesque, casi erótica.
La exposición que se puede ver en La Iguana puede dividirse, y debe dividirse, entre una gran serie de fotografía de situación, grupos y artistas sobre el escenario, arte fotográfico que revela el arte musical. Otro gran grupo son los momentos que rodean esos conciertos, backstages con personajes relajados pero concentrados, protagonistas antes de ofrecer su protagonismo al público. El tercer grupo de fotos son los posados femeninos, intensos, sensuales, provocativos y que estudian la posición de la mujer como figura bella, pero de alguna manera inalcanzable.
Iluminación y precios
La visita se hace cómoda en un terreno como La Iguana en el que he pasado tantas horas, quizás es mejorable la iluminación, pero ningún sitio era mejor que este para reunir la imagen de tantas personas que han pasado por él. Además de la charla con la artista, vi a otro de esos diamantes de la creación, Daniel Garzee, que acaba de exponer con Rafa Ruiz «Haluros de Plata» en Barcelona y cabe citar mi reencuentro con la ilustradora Tania Troner que, gentil y falaz como siempre, me dijo que yo no había cambiado nada desde que tenía quince años, cuando nos conocimos.
Quizás puede moveros la exposición o sus más que asequibles precios, o volver a visitar este mito de la noche viguesa, pero sea cual sea el motivo, salid de casa, tomaros algo y dejad de pensar en todos esos problemas que todos tenemos y dejémonos llevar por la magia de Riffs & Tiffs, el primer paso individual de una fotógrafa que dará mucho que hablar.