La sonrisa de todos ellos delata la felicidad de mostrar su tesoro a la ciudad en la que nació la colección. «Tenemos casi 4.000 y 3.000 de ellas están en perfecto estado y pueden ser utilizadas», afirman orgullosos de la labor que inició su padre hace más de siete décadas. Ejemplares como una Malling Hansen danesa del año 1867, la Hogar modelo index fabricada en Alicante en 1921, un ejemplar de la International Electromatic modelo Hektowriter de 1933 o una de las Type Writer de Sholes & Glidden fabricada en 1873, son algunas de las máquinas que pueden admirarse en la exposición comisariada por Alfredo Sirvent y Mónica Maneiro.
El 10 de agosto de 1940, y después de haber dedicado años al trabajo en la delegación española de la empresa americana Underwood, Alfredo Sirvent abrió en Vigo un taller de mantenimiento y servicio técnico de máquinas de escribir. Veinte años más tarde, su espacio ya se había convertido en un lugar clave en todo lo relacionado con los servicios técnicos alrededor de la escritura, como la mecanografía, el alquiler de máquinas, el mantenimiento y la restauración. De esa actividad, y de la pasión contagiada a sus hijos, surge la Colección Sirvent, una colección que abarca no sólo alrededor de las 4.000 máquinas de escribir, sino que también guarda un gran núcleo de carteles y objetos relacionados con su venta, promoción, utilización y reparación, así como muchos elementos que tienen que ver con la maquina como producto y con la influencia de su imagen en la estética del siglo XX.
El papel de la máquina de escribir en la oficina, la importancia de los talleres de restauración o la relación entre el universo de las máquinas de escribir y el diseño contemporáneo son algunos de los ejes temáticos a partir de los cuales se estructura la muestra.
Junto a esto, la exposición analiza hitos importantísimos de la historia de la máquina de escribir en el mundo y en nuestro país como el nacimiento de la división dedicada a la fabricación de las máquinas de escribir de la casa Remington después de la compra de la patente de la Sholes&Glidden; la importancia de la casa Underwood, que convirtió su modelo número 5 en un de los más vendidos del mercado; la puesta en funcionamiento de la fábrica Hispano-Olivetti en España, o la aparición de las máquinas de escribir eléctricas y la revolución que significó la aportación de la empresa IBM en las últimas décadas de su existencia.
Pósters, utensilios, fotos y obras de arte
En la presentación de la muestra participaron los hermanos Sirvent y el alcalde, Abel Caballero, que definió como «un privilegio» el poder contar con la colección de una familia viguesa que «ha mantenido la tradición». La muestra también cuenta con un espacio dedicado al póster, que deja entrever como las máquinas no sólo guardan valor por su calidad estética y la historia que albergan, sino porque alrededor de ellas se construyó durante décadas un universo estético en el que participaron algunos de los más importantes diseñadores gráficos de su tiempo, dando lugar a interesantes imágenes publicitarias que poblaban los espacios de tiendas y oficinas y que hoy en día son un documento interesantísimo en cuanto a su capacidad de reflejar el gusto y las modas de las distintas décadas que vivieron su historia.
Junto a estos pósters, diversos utensilios que guardan relación con la máquina de escribir y que también son reflejo de las prácticas habituales en el mundo de la oficina y la empresa, conviven con otros cuyo valor anecdótico completa la idea global en relación a la importancia de la máquina. En este apartado se incluyen fotografías de rodajes cinematográficos en los que la máquina de escribir se convierte en protagonista, como una de la marca Royal, chapada en oro, que se usó en ‘Goldeneye’, o llamativas cajas de cintas cuyas funciones excedían en ocasiones las de mero recipiente y adquirían nuevos usos.
La exposición se completa con una serie de obras artísticas en las que artistas contemporáneos aportan a su peculiar visión sobre el universo da máquina de escribir. Obras de José Lourenço, Jorge Perianes o Ignacio Uriarte animan una exposición cuya principal intención es educar al espectador a través del entretenimiento.