Mucha, Street-Art y fantasía
En ese rincón más propio del Greenwich Village neoyorquino que de una retorcida calle de Vigo llamada Londres que se llama Detrás do Marco, activad la geolocalización en vuestras mentes, si el nombre de la calle no os suena el nombre del local os da la pista. Se expone en este comienzo de año la obra de un dúo genial. Twee Muizen (Dos Ratones en holandés) es el nombre de guerra de un tándem formado por dos diseñadores de moda gallegos afincados en las luminosas para Vermeer, oscuras para los Alba, tierras holandesas. Cristina
Cito de nuevo la nota de prensa, cuenta que inspiran esta obra en temática marinera. Y me parece que esa temática queda reducida a un leve rumor de caracola, como cantaba la Jurado. Puede ser el punto de partida de la idea, pero el resultado final me recuerda más al mundo del cómic, el Street art y las modelos estilizadas, provocativas y con pinta de ser un poquito ariscas de Alfons Mucha. Un imaginario rebelde y coqueto, no exento de intensidad. Recomiendo de paso buscar más obra de estos dos artistas, sus creaciones, sus diseños. Toda una grata sorpresa mientras te tomas un café, o mejor una caña, que tampoco os quiero engañar.Barrientos y Denís Galocha, son artistas al 100% aunque en la nota de prensa digan que son mitad artistas, mitad diseñadores de moda, como si ésta no fuera un arte. Además de la moda, diseñan toys artísticos, dibujan o pintan. Y presentan «Sobre el viento la tela», una serie de obras que muestran personajes pícaros o ingenuos, con un perfil claro de personaje fantástico.
El reino al que no dejan existir
El Tibet sigue siendo esa espinita clavada en el talón de Aquiles del mundo. Ese exreino que se repartieron diferentes estados, quedándose China con el trozo más grande del pastel al invadirlo en 1951. Tibet sigue con sus costumbres, sus tradiciones, su arraigada religión, su idioma, sus etnias e incluso con un gobierno en el exilio. Es un pueblo con orgullo pero sin el respeto merecido. Y evidentemente con nula atención institucional internacional. A muchos gobernantes les encanta fotografiarse junto al Dalái Lama, pero ahora bien, hacerle caso a las reclamaciones legítimas de su gobierno, eso ya es otra cosa.
La asociación Tibet Galicia, fundada por el único monje budista gallego, expone en el Centro Cívico del Casco Vello una impresionante colección de fotografías de la bella realidad del Tibet indio en la exposición O Tibet na India: O pequeno Tibet. Obras de la fotógrafa Cristina Pérez Álvarez, muestran una temática diversa propia de la fotografía de viajes. Desde primeros planos de objetos o personas, a grandes planos abiertos de mercados o celebraciones. Budas, monumentos, el Tibet, su gente, sus costumbres y, como decía, su resignado dolor de nación con orgullo pero sin respeto. Cada fotografía va acompañada de un pequeño texto, a veces alusivo y a veces tangencial, que nos va aportando datos sobre el país donde se encuentra el techo del mundo.
El Horizonte de Xaquín Chaves
El arousano Xaquin Chaves dice que pinta para emocionarse. Es un maestro de las pinturas de gran formato, como demostró con el éxito de su obra en la Artesevilla de 2005 y en las múltiples exposiciones que ha realizado. Chaves capta la esencia de lo que ve y lo transforma en grandes cuerpos de color. Como uno de aquellos artistas de siglos atrás compone sus propios colores a base de pigmentos, así consigue su seña propia en cada una de sus obras. En Horizonte, que se expone en el Museo del Mar de Galicia, presenta un cuerpo de obra donde la esencia del mar está patente, una constante en su producción desde los años 80.
El mar y la costa del Mar de Arousa. Las embarcaciones tradicionales, la chalana, la dorna. Las bateas que salpican la ría. Costas, riberas, dunas y puestas de sol representadas con una paleta de color amplia y rumor de pintura urbana. Los objetos encontrados en la arena escupidos por las olas, los «objets trouves», galicismo también aplicado a toda esa producción plástica que convierte en arte objetos que en un principio no han sido creados para eso, otra genialidad de ese generador de ideas que fue Marcel Duchamp. Expresionismo disfrazado de abstracción constructiva cargado en un ejercicio de descomposición de la imagen totalmente neoplasticista.