Conversaciones en silencio
La pintura de Rocío Núñez nos habla de un mundo paralelo y desconocido. Llena de recursos mitológicos, colapsa sus lienzos de un personalísimo mundo onírico del que nos hace cómplices a través de un neoexpresionismo muy figurativo en el que formas libres y reconocibles se combinan en juegos de colores opuestos y fauvistas.
El Café Uf nos presenta la obra de esta artista libre en su exposición «Conversaciones en silencio». Y realmente el nombre de la exposición hace honor a la muestra pese a lo importado que pueda sonarnos. Podemos ver unas obras quizá con exceso de mensaje que llenan la vista y que me confunden un poco al verlas juntas y revueltas. Núñez trabaja varias series diferentes en tamaños dispares. Incluye coquetos dípticos y trípticos, haciendo una versión muy comercial de su obra, junto a otros formatos más libres, más expresivos pero que noto más íntimos en su proceso de creación.
Los latidos de Maribel
Maribel Mouriño guarda en su interior un mundo complejo e inquieto. Un espíritu de creación e investigación que al conocerla a ella, tranquila, suave, amable y humilde, no se nos muestra a la claras. Hay que ver su obra, expuesta en Sargadelos, para comprobar la existencia de ese animal creativo.
La obra mostrada en «Latidos» nos habla de una creadora en movimiento, que investiga, que se atreve y trabaja con y sobre diferentes materiales. Escultura en piedra, cerámica esmaltada, pintura y obras matéricas sin un denominador común pero con un ritmo constante y alentador sobre la creación femenina en Galicia.
Brasileña que lleva más de 30 años afincada en Vigo, Maribel juega con varios estilos pictóricos, desde una abstracción relajada y muy gráfica, hasta un expresionismo cargado de azul que me recuerda mucho a Chagall. Además, como digo, esculpe, y tiene obra en los jardines del Pasó Quiñones de León (Castrelos para los despistados). Presenta una pequeña pieza de granito representando una cabeza de caballo… Y lejos de acordarme, que también, en aquellas griegas cabezas equinas hoy expuestas en Londres y París, recuerdo aquella escena de El Padrino y aquella precaria sentencia de Confucio: «Antes de embarcarte en un viaje de venganza, cava dos tumbas». Mezclo conceptos libremente, como la misma Mouriño conjuga técnicas y estilos para expresarse.
El galante mundo de Tier
He de confesarlo: me encantan las exposiciones de la Mexillonería Tarugo. Siempre me sorprenden gratamente. No pude asistir, porque los días no me dan para más, a la inauguración de la exposición de Alejandra Tier el pasado día 8, pero me la guardé como una asignatura pendiente. Si conoces a Alejandra, conoces su obra. Es de esas artistas que conjugan su mundo real y su mundo creativo. Se comportan como pintan y crean igual que hablan. Si la conoces no te sorprende su obra, más bien te congracia con la realidad al reconocerla en sus dibujos.
Alejandra Tier es sencilla, pero cargada de una locuacidad arrolladora que hace que, si no estás atento cuando te habla, te pierdas en algún recoveco de una frase subordinada. Intervalo descaradamente sonrisas entre palabras, aunque la mitad de sus sonrisas se vierten de sus enormes ojos. Además de pintar y dibujar, diseña moda y es musa, junto a Marta Platas, del fotógrafo Antonio Gutiérrez.
Toda esa Alejandra es la qe se puede ver en la obra que expone en Tarugo hasta el día 28 de enero. Una obra lúcida y apresurada, a caballo entre un figurín de moda y el dibujo galante y sencillo de Federico García Lorca. No encontraba mejor forma de describir lo que me parece su producción que describiendola a ella. Hasta los ojos, que tanto en ella como en sus personajes, se comunican sin palabras.