Hubo un tiempo en el que las calles de Vigo amanecían convertidas en océanos. Algunos se recuerdan caminando por la calle Manuel Núñez teñida de un color azul profundo y rodeados de chinchos, xoubas, doradas, medusas, cigalas y otros habitantes del universo marino. Los autores de aquel espacio fueron el pintor Xosé Guillermo y sus socios, amigos, compañeros y druidas de ese hervidero de creatividad en el que nace la cultura. Eran los miembros de la Fundición Nautilus.
Con la muestra ‘Azul Marino’ querían acercar el arte a los ciudadanos y, tal fue su acogida se repitió en muchas ocasiones y en muchos barrios: ‘Verde Primavera’ (Casco Vello) o ‘Gris Metálico’ son algunos ejemplos. Xosé Guillermo exportó esta costumbre a los lugares a los que viajaba colaborando con artistas locales y así extendió los tentáculos del arte vigués más allá de sus fronteras. El último montaje urbano de la asociación fue ‘Vigo Pleamar’ y en la Praza de Compostela navegaron drakares vikingos junto a un coche de Citroën, especies de pescado que se dan en la costa y otros bienes de distinta naturaleza que Vigo exportó “y que la marea podría traer de vuelta”.
Toda generación de creadores necesita un espacio para que sus ideas se fundan y alumbren nuevas formas, por eso su asociación no se llama fundación sino fundición. Entre su membresía primigenia se encontraban nombres como el de Xela Arias, Morris, Maruchi B., Jandro Rodríguez, Juan Zufiaur, Cuchus Pimentel, Alberto Conde, Nacho Otero, Andrea Taus, Maribel Mouriño, M3 y Xulio Gil, algunos de ellos, la mayoría, siguen colaborando con la fundición de diferentes maneras con los artistas emergentes y consagrados que ahora forman parte de sus filas.
Una nueva generación de ‘fundidodores’ con las filas abiertas
La Fundición Nautilus y todos sus genios acaban de mudarse número 30 de la calle Torrecedeira donde se inauguró “Unha nova praza pública onde a xente poida falar, expresarse e aprender en comunidade”, explica Sagar, hijo del pintor Xosé Guillermo. Todos los ciudadanos somos bienvenidos a este foro destinado a crear y compartir en sociedad, basta con tener inquietudes para salir a encontrarlas.
A partir de octubre comenzarán las clases de yoga y de baile cubano, los talleres de teatro y mimo, orfebrería, oleo y todo tipo de disciplinas. Los grupos no están cerrados, por lo que todo aquel que esté interesado podrá ponerse en contacto con la Fundición a través de su cuenta de Instagram @funautilus o de su página de Facebook Fundición Nautilus. Para todo aquel que quiera, además de aprender, enseñar, aportar o formar parte de esta comunidad el camino es el mismo, contactar y dar una idea o comunicar la intención de formar parte del grupo para que ellos encajen al individuo en las diferentes iniciativas.
Esta nueva generación de creadores y amigos ya abrieron su espacio desde a exposiciones y charlas como a soldadura artística, pintura, música en directo y producción musical hasta a reuniones de saharauis y zapatistas cuando se lo solicitaron.
Mercadillo Submarino
El segundo domingo de cada mes los ‘fundidores’ y sus acólitos celebran su existencia con un ‘vermuteo’ con mercadillo, picoteo y música en directo en su sede (rúa Torrecedeira, 30, bajo izquierda) y está abierto a todos los públicos.
Se inauguró el pasado domingo 18 de septiembre. La banda sonora corrió a cargo de Juan Forti al violín, Fran Ferro a la percusión y el propio Sagar a cargo del contrabajo. Los tres músicos se conocían de “foliadas, improvisacións e outras trouleadas” y prometen repetir la actuación en próximos eventos.
La empanada vegana fue la estrella del picoteo de esta ocasión y, entre los artículos destacaron los discos, imanes, ropa de segunda mano y camisetas y artículos de la asociación.
La próxima cita será el 9 de octubre y la organización espera dar la bienvenida a nuevos miembros deseosos de formar parte de esta asociación cultural y de “disfrutar do tempo en compañía”.