La pasada madrugada, Bird Studio ha comunicado de manera oficial la muerte de Akira Toriyama, uno de los mangakas más influyentes de la historia del medio, no solo en su propio país, sino a nivel internacional.
Hoy el mundo del manga y el anime está de luto por el inesperado fallecimiento el pasado día 1 de marzo de uno de los artistas más significativos, que a sus 68 años seguía trabajando en numerosos proyectos. De hecho, ha sido el estudio que él mismo fundó quien ha dado la terrible noticia mediante un mensaje colgado en la red social X. Por lo que sabemos hasta ahora, Toriyama sufrió un hematoma subdural agudo que resultó incompatible con la vida. Su familia pudo despedirlo en un acto privado y, desde hoy, es todo el planeta quien le muestra su respeto y quien se apena por la desaparición de una figura tan sobresaliente.
Toriyama nació en 1955 en la ciudad de Nagoya, en la prefectura de Aichi. Interesado desde muy joven por la animación y el dibujo, se sintió inspirado a crear mangas después de conocer el trabajo del legendario Osamu Tezuka, a quien siempre reconoció como una de sus influencias. Estudió en la Okoshi Technical High School, centro educativo especializado en diseño, y trabajó en una agencia de publicidad durante tres años, pero finalmente tomó la decisión de cambiar por completo el rumbo de su vida y dedicarse al manga. Con el apoyo del editor Kazuhiko Torishima, debutó en 1978 en la revista Weekly Shōnen Jump, donde verían la luz sus obras más importantes.
Comenzó realizando historias cortas, pero en diciembre de 1979 firmó Dr. Slump, la historia de Arale, una chica robot fabricada por el doctor Senbei Norimaki. Sus aventuras se hicieron tan populares que llegaron a 18 volúmenes, un anime con 240 episodios y más de diez películas. Su fama cruzó las fronteras y la convirtió en una de las pioneras en la llegada a Occidente. Arale se volvió parte fundamental de la cultura popular juvenil y uno de los personajes más habituales en el merchandising y en el cosplay. Su imagen se ha hecho reconocible de inmediato y sirve como enseña de la propia cultura japonesa en todo el mundo.
Pero nada podía hacer pensar que la siguiente obra de Toriyama sería aún más importante: Dragon Ball, la crónica del viaje de Son Gokū en busca de las bolas de dragón, unas esferas mágicas de las que se cuenta que, si alguien logra reunirlas, será convocado un poderoso dragón dispuesto a conceder cualquier deseo. Leyenda, humor, artes marciales, valores positivos y la búsqueda de la madurez se mezclaban en una serie que atravesó el mundo. En poquísimo tiempo se convirtió en uno de los mangas y animes más influyentes de la historia, con un éxito similar en ambos medios. De hecho, Dragon Ball sirvió como punta de lanza para la introducción de toda la cultura japonesa en Occidente, y el resultado fue espectacular. Todo el mundo conocía a Son Gokū, leía sus aventuras y veía su serie de televisión, en una época en la que esto no era nada corriente.
Akira Toriyama ha sido uno de los principales referentes del manga y el anime en todo el planeta. Su labor ha impulsado el género hasta en los lugares más remotos y ha impulsado a distintas generaciones a leer, soñar y crear nuevas historias, además de diseñar personajes para videojuegos como Dragon Quest. Su trascendencia resulta imposible de medir hoy en día y serán las décadas sucesivas las que nos otorguen una auténtica visión de la influencia tan enorme que ha tenido. Lo que sí sabemos con seguridad es que hoy muchos amantes del manga y el anime están de luto, y sobre todo aquellos que ni sabían lo que era eso cuando llegaron a España los primeros capítulos y, gracias a la labor de un maestro, se quedaron prendados para siempre.