Andrés Magán es uno de los artistas más interesantes de la escena cultural viguesa. Su obra tiene un reconocimiento ya a nivel nacional, al menos en los circuitos del cómic y el arte más creativo, libre y personal. Hablamos con él a propósito de su último lanzamiento, El buen ciudadano (Apa-Apa), un trabajo ambicioso que devuelve al premio Castelao 2020 (por su cómic infantil As aventuras de Passer P. Malta) a la actualidad editorial.
-¿Cómo nace la idea para este libro?
-Nace justo al terminar mi proyecto anterior con Apa-Apa, Fragmentos Seleccionados. Empecé el libro tres veces, y la tercera fue la buena. Han sido muchos años de dudas y de pruebas hasta que, al fin, encontré un camino por el que podía seguir. La mayoría de ideas que tuve al principio no están en el libro, pero cada vez que me ponía a ello descartaba ciertas cosas y me quedaba con otras, y así fui avanzando lentamente hasta que llegué a encontrar la idea más o menos final del libro, hará unos 3 años.
-El protagonista se apellida como tú, Magán. ¿Hay alguna razón para ello?
-No, simplemente se me ocurrió un día. El personaje al principio se llamaba simplemente Juan M., y yo siempre tuve la intención de llamarme Juan, es un nombre que me gusta por diversas razones, pero por suerte no me llamo Juan Magán. Ya hay suficiente confusión entre mi apellido y el del conocido productor y dj. En un momento, trabajando en el libro, se me ocurrió que esa M. podía ser Magán, me pareció buena idea y seguí adelante con ello.
– Juan M. regenta una librería online, “Libros Anticuo”. ¿Es una circunstancia importante, con su lectura de fondo, o anecdótica?
-Es importante porque es una de las formas de las que Juan obtiene información sobre el mundo que le rodea, y sobre cómo enfrentarse a ciertos inconvenientes que van apareciendo por el camino. Es un negocio heredado de su familia, y él lo gestiona lo mejor que puede.
-Por cierto, el entorno del cómic es Vigo, ¿es así por alguna razón en particular, o simplemente elegiste un “fondo plausible”?
-Elegí Vigo porque la idea tenía sentido que se desarrollase en la ciudad en la que vivo. En un principio, al igual que con el apellido de Juan, solo me refería a la ciudad como V., pero al final, en el proceso de edición, y gracias al consejo de una amiga, decidí que no tenía sentido ocultar el nombre cuando claramente me refería a la ciudad de Vigo. Además ciertas cosas, como la industria pesquera o el entorno urbano un poco caótico y hostil, o la lluvia incluso, que son elementos importantes en el libro, me llevaron a que esa decisión fuese casi inevitable. Intento no escapar de lo que me sale de forma natural.
-Posiblemente El buen ciudadano sea tu obra más larga, el relato más extenso que has realizado hasta la fecha. ¿Ha supuesto esto un cambio en tu forma de trabajar?
-No, realmente mi forma de trabajar es siempre la misma. Intento guiarme por mi instinto e ir construyendo poco a poco una estructura en la que voy encajando piezas hasta que encuentro un camino por el que seguir. Se trata, en mi caso, de ir resolviendo problemas que la propia idea te va presentando. La extensión solo hace que necesite tener a veces una visión un poco más grande y alejada del conjunto, de lo que estoy haciendo en ese momento y de lo que viene antes y lo que podría venir después, pero normalmente trabajo de la misma forma aunque sea algo corto. Solamente he necesitado más esfuerzo y desarrollar más resistencia a las crisis que inevitablemente me ocurren y que, al ser más largo, son más numerosas.
-No me interesa hablar de referencias concretas pues creo que ese juego es mejor reservárselo al lector (o a la propia discreción de los autores que quieran explicitar sus referentes), pero desde la propia nota editorial sí se comenta que este cómic tiene un poso importante del manga. ¿Qué te atrae del cómic japonés?
-Bueno, he de decir que yo quizás no habría incluido eso en la nota editorial, pero entiendo que se tiene que explicar el libro de alguna forma y es cierto que el manga me interesa mucho. Supongo que me atrae lo mismo que me atrae de cualquier otra disciplina que me interesa, cuando encuentro algo misterioso o nuevo me siento casi hipnotizado y me obsesiono con eso. Tengo algunos libros en japonés que a veces leo muy lentamente con un traductor, pero otros simplemente los leo aunque no los entienda, me parece una experiencia muy emocionante. También es una industria tan grande que da lugar a que haya muchas obras que es posible que nunca lleguen aquí y son muy interesantes, o muy extrañas.
Por último, me gusta mucho el mundo editorial japonés en cuanto a producción y diseño de libros, y eso es algo que me influye mucho no solo a la hora de diseñar este libro, que soy consciente de que se parece un poco un manga, si no en general, a la hora de pensar en el libro como un todo, como un mundo que hay dentro de las páginas y que continúa y se completa con el diseño, la elección del material, del papel, la impresión, etc. Son todo aspectos que me gustan y me interesan mucho.
-Hay algo que percibo en tu trabajo que podría hacer extensible a otros autores que comparten tu inquietud por romper la narración tradicional. Es el humor, más o menos soterrado o claramente en primer plano.
-El humor es muy importante para mí, aunque no pienso nunca en hacer algo gracioso, ni para mí ni para alguien que pueda leer mi trabajo. Supongo que, al intentar hacer las cosas de la forma más natural posible, todos mis intereses se acaban colando y aparecen en el resultado final. También me gustaría decir que no tengo intención de romper la narración tradicional, de hecho me gusta mucho que los cómics sean “legibles” y que tengan un ritmo fluido. Luego lo que sale puede diferir de unos cánones establecidos, pero no es lo que yo pretendo.
-Hace unos años hiciste cómic infantil, un campo en el que quienes conocíamos tu obra nunca hubiéramos pensado que te veríamos, sin embargo funcionó, es un cómic fabuloso. ¿Te ves encarando géneros que en principio no nos imaginamos bajo tu firma?
-Siempre me ha interesado el cómic para todos los públicos, en general, y no he notado ninguna diferencia a la hora de hacerlo respecto a mis otros trabajos. Es cierto que el contexto es un punto de partida algo distinto, pero el proceso luego es igual que siempre. También llevo 7 años trabajando para un periódico infantil que se llama “O Papagaio”, haciendo una serie de páginas autoconclusivas con un personaje llamado Popicci, y el cómic “Las aventuras de Passer P. Malta” sucede en ese universo, así que las bases ya estaban un poco listas desde hace tiempo. No puedo descartar nada de cara al futuro, ¡no tengo ni idea!
-En todo caso lo que creo es que siempre en tu obra se traducirá una impronta muy personal. No hablo de dibujo solamente, sino del tono, el ritmo, la sensación general que dejan en el lector tus trabajos, que describiría como una suerte de “extrañeza tranquila”.
– ¡Gracias! Supongo que al final no puedo ni quiero evitar que en todo se note que lo he hecho yo, y necesariamente va a haber puntos en común. Así es como lo veo yo, y me parece bonito lo de “extrañeza tranquila”.
-Volvamos a El buen ciudadano y a tu relación con la editorial Apa-Apa, que editó el libro. En primer lugar, veo mucha complicidad, son tus editores nacionales desde hace tiempo.
-Sí, he trabajado con otras editoriales a lo largo del tiempo, pero con Apa-Apa hay una relación personal también, más allá de lo profesional, que en un mundo tan pequeño yo valoro muchísimo. No puedo tener queja, me dejan hacer lo que quiero y me ayudan mucho a que todo quede lo mejor posible. Además tengo a muchos amigos y amigas en la editorial, así que estoy muy cómodo ahí.
-¿Hay posibilidades de que El buen ciudadano se publique en otros países?
-Sería un sueño para mí, pero por ahora no hay nada cerrado. Ha habido algún interés pero es difícil concretar este tipo de cosas. Si sale sería un buen regalo, pero si no estoy contento con que el libro exista, es más que suficiente.
– Me gustaría preguntarte por tu faceta de autoeditor y de tu activismo en el mundo del fanzine. ¿Tienes nueva obra autoeditada?
-Llevo un par de años editando una serie, Fragmentos Elegidos, de la que he sacado hasta ahora tres números. A veces hay historias cortas, otras dibujos, otras fotografías, textos… Es un reflejo de lo que estoy haciendo en ese momento, y mi idea es seguir publicándolos con cierta regularidad. Me gustaría poder serializar una historia más larga en ese formato en el futuro.
– Has presentado la obra en Vigo y en Santiago. También en salones como Graf en Barcelona. ¿Qué “feedback” te han dado los lectores en estos eventos?
-Al contrario que con otros libros, en este caso las circunstancias han hecho que pueda dedicar tiempo a presentar el libro en varios sitios. He estado en Barcelona, Vigo, Madrid, Sevilla, Santiago, Coruña y en Pontevedra. Ha sido una experiencia muy buena poder hablar con personas que admiro en cada uno de estos lugares, y todos han sido muy generosos conmigo y con mi trabajo. En general creo que a la gente que ha ido a estos eventos le ha gustado el libro, aunque también empiezo a notar algunos comentarios un poco más negativos o directamente confusos, sobre todo en internet. Supongo que eso quiere decir que el libro ha llegado a más gente, y a mí me parece entretenido leer algunos, aunque intento no hacer mucho caso porque me afecta más de lo que me gustaría.