Hoy se celebra en todo el mundo el Día del Orgullo Friki, una ocasión para reivindicar esos sueños de héroes y villanos, monstruos, magia, espadachines y aventuras sin fin.
La cultura popular ha pasado por muchas épocas distintas. Si a partir de los años 30 hubo el auge de las publicaciones de quiosco, con tebeos, revistas y novelas baratas que hacían las delicias tanto de los lectores americanos como españoles, luego llegaron el arte pop, el ‘underground’ y varias corrientes más que buscaron caminos nuevos.
Hoy en día se ha hecho parte de nuestras vidas y ha conquistado el cine, la televisión e incluso la publicidad. Los superhéroes, los magos, los elfos, los dragones y muchos seres más inundan todos los formatos de la ficción y nos hacen sentir orgullosos de nuestros sueños de siempre.
Desde 2006, la cultura popular tiene su festejo en el calendario y es precisamente hoy, 25 de mayo, una jornada muy importante para la causa: se celebra el Día de la Toalla —en honor de La guía del autoestopista galáctico—, además del Glorioso 25 de mayo —de las novelas de Mundodisco, de Terry Pratchett— y también es el día en que se estrenó en 1977 la película Star Wars: Episodio IV, Una nueva esperanza —entonces conocida en nuestro país como La guerra de las galaxias—.
La iniciativa del Día del Orgullo Friki se ha convertido en una celebración a nivel mundial, pero en su origen partió de un bloguero español, el Señor Buebo, que propuso la creación de una fiesta de la cultura popular en la que los frikis pudieran reunirse y sentirse orgullosos de lo que compartían. A lo largo de los años, esta conmemoración ha traído consigo desfiles, manifestaciones públicas, promociones especiales, artículos en páginas web y revistas culturales, camisetas, posters y unos Premios del Orgullo Friki que homenajean a personalidades y empresas especialmente volcadas en esta cuestión.
La cultura popular ha vuelto a ser realmente popular y hoy se engalana, sale a la calle y domina los medios. Es el día perfecto para hablar de escobas voladoras, coches que viajan en el tiempo, dragones parlanchines y androides de protocolo. Es la fiesta de los locos, los imaginativos, los esperanzados y los que creen que otra forma de vida es posible. Una en la que, por mal que vayan las cosas, siempre triunfa el bien y los malvados reciben su merecido. Cuánta falta nos haría un mundo así.