Marino y novelista, influenciado de por vida por sus experiencias navegando por todo el mundo, está considerado como el gran escritor del mar, junto a Herman Melville y Robert Louis Stevenson. Su obra más conocida es también la más oscura y definitoria del alma humana.
«La Nellie, un bergantín de considerable tonelaje, se inclinó hacia el ancla sin una sola vibración de las velas y permaneció inmóvil. El flujo de la marea había terminado, casi no soplaba viento y, como había que seguir río abajo, lo único que quedaba por hacer era detenerse y esperar el cambio de la marea.
El estuario del Támesis se prolongaba frente a nosotros como el comienzo de un interminable camino de agua. A lo lejos el cielo y el mar se unían sin ninguna interferencia, y en el espacio luminoso las velas curtidas de los navíos que subían con la marea parecían racimos encendidos de lonas agudamente triangulares, en los que resplandecían las botavaras barnizadas. La bruma que se extendía por las orillas del río se deslizaba hacia el mar y allí se desvanecía suavemente. La oscuridad se cernía sobre Gravesend, y más lejos aún, parecía condensarse en una lúgubre capa que envolvía la ciudad más grande y poderosa del universo».
Esta es la historia de un viaje en el sentido más amplio del término. Al comienzo de la novela, el narrador, un marino llamado Charlie Marlow, cuenta a sus compañeros de barco una historia que le ocurrió unos años atrás durante una travesía a lo largo de un río tropical. Una compañía belga lo había contratado para remontar el río y llegar hasta una lejana explotación de marfil, donde debía contactar con su responsable, un empleado llamado Kurtz. Sin embargo, esa misión llegó a convertirse en una experiencia terrible cuando tuvo que enfrentarse directamente a la monstruosidad del colonialismo europeo en África y a la degradación moral a la que había llegado Kurtz por cumplir sus tareas a cualquier precio. El viaje en barco resulta progresivamente arduo, asfixiante y desesperanzador, con imágenes horrendas que Marlow no podrá olvidar en su vida.
De esta forma, El corazón de las tinieblas se erige en una de las novelas más importantes del siglo XX y en un retrato horrendo del colonialismo, exactamente tal y como ocurrió. Y lo peor de todo es que está basada en hechos reales.
Joseph Conrad fue uno de los escritores que más llevó sus propias experiencias a la literatura. Nació en 1857 con el nombre de Józef Teodor Konrad Korzeniowski, en Berdýchiv, una pequeña localidad que hoy en día pertenece a Ucrania, pero que entonces formaba parte de Polonia y estaba controlada por el Ejército ruso. Su padre fue escritor y traductor de literatura universal, pero sus lazos con el nacionalismo polaco hicieron que fuera condenado a trabajos forzados en Siberia. Su madre murió de tuberculosis. Conrad quedó huérfano a los doce años y a los diecisiete se enroló como marinero en un barco. Ahí descubrió una pasión inmensa por el mar que se trasladaría a sus obras y dotaría a estas de una viveza, una honestidad y un detallismo pocas veces vistos. Recorrió todo el mundo, participó en labores de contrabando de armas y con veintiún años se trasladó a Inglaterra, tras lo que obtuvo la nacionalidad. Fue capitán de la marina mercante británica y él mismo, con 32 años, realizó un viaje remontando el río Congo para una compañía belga, la Société Générale de Belgique. El viaje duró seis meses y sirvió para que Conrad tuviera contacto directo con las monstruosidades que estaban cometiendo los europeos en el continente africano. Esas experiencias calaron tan hondo en él que unos años después se decidió a escribir un libro que lo relatara, aunque con un narrador ajeno y sin nombrar de manera explícita en qué parte de África tiene lugar, porque en el fondo la crueldad ocurre en todas partes.
Escribió al respecto en 1926: «Descendió sobre mí una gran melancolía cuando me di cuenta de que las realidades idealizadas de los ensueños de un muchacho habían sido desplazadas y embrutecidas por las actividades de Stanley y del Estado Libre del Congo; por la nada santa recolección de un periodistilla sensacionalista y por el desagradable conocimiento del más vil de los saqueos en la historia de la exploración geográfica y de la conciencia humana».
El corazón de las tinieblas apareció publicado por primera vez en la revista Blackwood´s Magazine, en forma seriada entre febrero y abril de 1899, y posteriormente como libro en 1902 junto a otros dos relatos. Desde ese momento, su popularidad no ha tenido límites. Penguin Books lo incluyó en su serie Grandes libros del siglo XX y en 1979 sirvió como base para el guion de la película Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola.
Joseph Conrad es uno de los escritores más importantes de todos los tiempos y en 1924 el Gobierno británico le ofreció un título nobiliario en reconocimiento a su obra, pero él lo rechazó. Poco después de eso, falleció a causa de un infarto de miocardio. En su tumba, situada en el cementerio de Canterbury, están grabados unos versos del poeta Edmund Spenser que dicen:
«El sueño tras el trabajo,
el puerto tras los mares tormentosos,
el reposo tras la guerra,
la muerte tras la vida
harto complacen».
En efecto, Joseph Conrad vivió la vida plenamente y además dejó buena constancia de ello en sus maravillosas novelas, casi siempre con la presencia del mar, que tanto amaba.