ste planeta, llamado Gor o Contratierra, alberga una civilización muy avanzada en la tecnología de viaje interplanetario, gracias a la cual llevan siglos volando hasta la Tierra para capturar a sus habitantes. Sin embargo, en otros ámbitos de la ciencia se encuentran muy atrasados, y su desarrollo social es el propio de las ciudades-estado de la Antigüedad, con una estructura de castas y un grueso de esclavos para servir a los que ostentan el título de ciudadanos. En este lugar exótico, Cabot aprenderá las artes de la esgrima y del manejo de los gigantescos pájaros de Gor —que todos emplean como monturas—, y participará en una gran aventura por el dominio del mundo, conociendo de paso a una atractiva princesa llamada Talena.
En principio, atendiendo a esta sinopsis, parecería un ejemplo más de la literatura fantástica del siglo XX, en concreto del subgénero de la fantasía heroica. Aunque Norman ha comentado en alguna entrevista que sus tres principales influencias a la hora de escribir han sido Nietzsche, Freud y Homero, resulta evidente la importancia que han tenido en él las historias de Robert E. Howard —creador de Conan, el rey Kull o Solomon Kane— y, sobre todo, Edgar Rice Burroughs, cuya saga marciana era muy parecida.
Sin embargo, la principal aportación a la Historia de la Literatura de las «Crónicas de Gor», y por lo que han recibido tantas críticas, es por fijarse bastante menos que Burroughs en las descripciones del nuevo mundo y darle mayor importancia a la sexualidad de sus protagonistas. En concreto, a las prácticas de dominación entre amos y esclavos:
«—Lee esto —ordené.
Talena miró el collar grabado y se negó rabiosa.
—Lee esto en voz alta.
Entonces leyó la sencilla inscripción en voz alta: “Soy propiedad de Tarl de Bristol”.
Cerré el delgado collar de acero en su cuello, colocando la llave en mi bolsa.
—¿Voy a por el hierro?— preguntó Kazrak.
—No —suplicó Talena, asustada ahora por primera vez.
—No la marcaré hoy —dije con firmeza».
Las novelas de Gor son muy explícitas al describir la relación de sometimiento que sufren los esclavos de las ciudades-estado, en especial las mujeres, con la presencia en diversos pasajes de escenas de bondage y sadomasoquismo. E incluso el narrador saca la conclusión, a lo largo de sus aventuras, de que ese estado de esclavitud hace mucho más feliz a quien lo experimenta, y que el hecho de que no exista en el planeta Tierra es la fuente de las frecuentes psicosis y frustraciones que sufre la gente. En cambio, los nativos de Gor se muestran satisfechos con su orden social, sin que aparezca el más mínimo intento de rebelión.
Este tipo de comentarios son habituales en las treinta y cuatro novelas que conforman la serie, desde 1967 hasta el presente. Más aún, Norman escribió en 1974 un libro teórico sobre el tema: «Imaginative sex: 53 detailed scenarios for sensual fantasies and a revolutionary new guide to male-female relations» —«Sexo imaginativo: 53 escenarios detallados para fantasías sensuales y una revolucionaria guía nueva para las relaciones entre hombre y mujer»—. Este texto está considerado como uno de los pilares sobre los que luego se levantó el fenómeno del BDSM —«Bondage, dominación y sadomasoquismo»—, hasta el punto que en el libro no aparecen términos habituales en el presente, como la «palabra de seguridad», sencillamente porque entonces no existían.
Por razones como éstas, Norman ha recibido frecuentes protestas por parte de colectivos feministas, su entrada ha sido vetada en algunas convenciones de literatura fantástica y ha tenido problemas con editoriales que se negaban a publicar sus novelas. Por contra, en diversos lugares del mundo han surgido con el paso de los años movimientos que propugnan llevar adelante las fantasías de Gor, bien por medio de personajes virtuales o en persona. Estos movimientos nunca han contado con la participación directa del autor, pero representan los principios básicos de la esclavitud en las ciudades-estado de Gor y defienden una relación de pareja basada en la dominación.
Más allá del tema del esclavismo —que en realidad era algo frecuente en la Antigüedad—, «El guerrero de Gor» es pura novela de aventuras: un héroe valeroso, una princesa en apuros, un conflicto dinástico y un entorno exótico que recorrer, marcado por las luchas a vida o muerte.
John Frederick Lange Jr., verdadero nombre de John Norman, nació en Chicago en 1931, estudió en Princeton y dio clase de filosofía en varias universidades norteamericanas. Su labor como novelista comenzó en 1967 e incluye la saga de Gor, la colección «Telnarian Histories» —narraciones futuristas en un entorno que recuerda poderosamente al Imperio romano—, algunas novelas históricas, relatos y libros teóricos. En todas sus obras ha introducido elementos filosóficos complejos y teorías propias sobre el desarrollo de las culturas, la evolución humana, las guerras, la represión, el amor y el sexo. Reivindica una forma de vida más sencilla, la pasión por la aventura y la realización de los impulsos, en especial en lo afectivo. Y sobre todo reivindica la libertad, como gran valor por el que merece la pena luchar sin descanso, en contraposición a la odiosa esclavitud.
Curiosamente, el matrimonio en Gor es justamente lo opuesto a la esclavitud: allí los esposos se denominan «Compañeros Libres», pues dos personas deciden, como ejercicio de libertad, comprometerse ante su pueblo a hacerse compañía. No lo entienden como una atadura ni un contrato, sino como una elección personal de permanecer juntos.
Y Tarl Cabot, el guerrero de Gor que da nombre al libro, prefiere siempre una Compañera Libre antes que una esclava. Sin dudarlo.