“La Casa Palacio del Marqués de Valladares. Su historia, sus dueños y moradores” veía la luz el pasado mes de diciembre y del que ahora hablamos con el propio Miguel Ángel Pérez.
–Pregunta: En “La Casa Palacio del Marqués de Valladares. Su historia, sus dueños y moradores” recorremos los más de dos milenios de historia de la Casa Palacio del Marqués de Valladares, actualmente denominada Palacio de la Oliva, ¿Cómo surge la idea de escribir sobre la edificación?
-Miguel Ángel Pérez: En el libro la casa es la protagonista y nos habla desde su nacimiento como Casa Palacio de los Valladares en el siglo XV hasta su abandono y salida del último morador en el año 2000, son prácticamente quinientos años de historia los que se reflejan en la obra
La idea de escribir sobre Oliva 2, por mi parte surge porque mis abuelos se asentaron en una de sus viviendas en los años 30 y allí formaron su familia, nacieron sus hijos, y junto a otras cuatro estuvieron tras esos muros muchas décadas hasta el final del siglo XX.
–Aunque el libro se divide en dos partes: la primera cuando la construcción perteneció a la nobleza viguesa y los siglos XIX y XX, en la que pasa a manos de familias burguesas de la ciudad. La historia del número 2 de la Calle Oliva comienza antes, con el establecimiento en la zona de la orden de los Caballeros Templarios, ¿cuánto de desfachatez habría al afirmar que las raíces de Vigo podrían asentarse en los cimientos de la construcción?
-La construcción está en un sitio importante e histórico de la ciudad, el cabo de A Laxe, en el primer promontorio que te encontrabas desde el mar, en la ladeira del monte del Castro, por tanto un lugar de asentamiento comercial y de defensa de Vigo.
No sé si las raíces de Vigo, pero sí me parece lógico deducir que en el cabo de A Laxe hubo desde tiempos inmemoriales actividades defensivas, de avituallamiento, de pesca, y también de enterramientos, cultos, bajo una actividad intensa portuaria, mucha actividad, unos que embarcan, otros que llegan… sepultura para muertos por el mar y por los ataques y guerras continuas, en definitiva durante mucho tiempo y con anterioridad nada parecido a un palacio idílico donde vemos a sus personajes tranquilos, paseando o leyendo, damas de jardín, tertulias y juglares.
El cabo de A laxe, flanqueado por dos grandes arenales a ambos lados, fue un lugar duro, al lado del mar y muy expuesto, refugio de marinos, defensa del puerto, con una capilla para rezos buscando protección ante las salidas al mar, y posada de gente de paso o de avituallamiento de barcos.
En cuanto al tema templario, este libro está acotado en el tiempo, por tanto ese periodo del que me pregunta no aparece aquí reflejado. Quizás me recuerda su pregunta a las palabras de algunos cronistas oficiales de la ciudad del XIX y el XX que sí que hablan de ello.
Si me pregunta mi opinión personal al respecto, no existe que yo conozca ninguna fuente documental a día de hoy que la relacione con la orden del temple, aunque el folclore popular de Vigo sí que transmitió que, “los templarios plantaron el olivo en el atrio de la iglesia de santa María”, y el estudio arqueológico realizado en Oliva 2, entiendo que si relaciona la casa con las anteriores construcciones religiosas a la actual colegiata.
–Más allá de ser un palacio de la aristocracia por la casa pasaron literatos como Torrente Ballester o Eduardo Moreiras. No hay duda que durante décadas la Casa Palacio, convertida en viviendas, fue parte importante del panorama cultural de Vigo.
-Desde luego, en Oliva 2, allí se editaba la revista Artística ilustrada de Galicia, la RAIG en los años 30, en varios idiomas, podemos decir sin equivocarnos una de las primeras revistas de industria y turismo de Galicia, cuyo dueño y editor fue el Alemán Karl-Bock Bremer, uno de sus moradores
Destacaría también a Alfred Strauss, yerno de Karl Bock, que fue un gran hotelero, trabajó en el gran Hotel de Mondariz y en varios hoteles tinerfeños junto al gran maitre del hotel Enrique Talg y después en su Suiza natal donde enseñó a su hijo Karl Heinz nacido y criado en Oliva 2 llegando a ser un chef de renombre. La relación de la familia Capont y otras familias de oliva con aduanas, comandancia del puerto, consignatarios y algunos amigos del cuerpo consular lo propiciaron.
Unas décadas después, tuvo su bufete profesional en el bajo de la casa uno de los propietarios, Francisco López Capont. Un verdadero erudito, químico de profesión, será todo un referente en su campo, llegando a trabajar para la Unesco la FAO y ser uno de los fundadores del actual Anfaco. Su hermana Marita también era doctora en químicas, su tesis sobre el mejillón fue reconocida a nivel nacional, además hubo maestras y pianistas en Oliva. La música siempre se relaciono con la casa. Y el ambiente de mar era algo importante en Oliva durante el siglo XX.
Mi abuelo Antonio Pérez Mateo fue uno de los prácticos del puerto de Vigo de más competencia que se recuerdan, estuvo al pie del cañón desde 1934 a 1972, Empezó su servicio como práctico en A Coruña durante la construcción del muelle de trasatlánticos, para venirse al de Vigo en 1936. También como profesional dejó su impronta como una verdadera institución en el arte de compensar aguja en los barcos, actividad que desarrolló hasta su fallecimiento, y aportó su impronta como profesor dando clases particulares a muchos patrones de altura y capitanes de la mercante de la ciudad. Entre sus muchas amistades estaba la de “Hándicap”, que subía a jugar al ajedrez con don Antonio en ocasiones.
La casa se utilizaba en ocasiones, gracias a su hermoso jardín y su amplitud y sobre todo a su situación y la gran relación con la vida portuaria a través de las familias que allí vivieron y sus amistades, para dar la bienvenida en muchas ocasiones a las oficialías de los barcos importantes que arribaban a Vigo.
Don Constante Lamas era oficial del ministerio de obras públicas, y su trabajo en la señalización marítima de las rías fue muy intenso. Como curiosidad decir que empezó como Torrero “Farero” en su Corcubión natal, donde un mes antes del hundimiento del Titanic en febrero de 1912 quedó casi un mes incomunicado en la isla de lobeira debido a las terribles condiciones meteorológicas, y fue entrevistado para contar su experiencia creo que por el periódico inglés Daily Mirror. Don constante forjó su carácter en este entorno marinero de noches eternas, manteniendo las instalaciones sobre peñascos azotados por vendavales en plena costa de la muerte. Su historia está ligada a las islas de la lobeira grande y chica.
Don José Luis Lourido Martínez trabajó muchos años para la Mutualidad Naviera de Vigo. Defendía los intereses de los armadores y aseguraba sus trabajos en esta compañía establecida en la ciudad allá por el año 1912. El desempeño de José Luis en Saint Pierre et Miquelón en la terranova francesa fue absoluto y encomiable. Todo el mundo lo conocía en la isla. Su labor fue tan importante, que el presidente de la república francesa que en aquel entonces era el General Charles de Gaulle, le condecoró con la distinción de “Caballero de la orden Nacional del Mérito”, premiando su labor en aquellas frías tierras favoreciendo la mejora económica de las islas y las relaciones comerciales entre ambos países.
P. – Recuperar la memoria de la Casa Palacio es recuperar parte de la historia de la ciudad pero también parte de su propia historia.
M.A.P. – Destacaría en su historia reciente como importantes dos momentos:
Uno es el de la desestructuración de la casa palacio en dos nuevas alas a finales del siglo XIX, una sería la que actualmente conocemos como Palacio de la Oliva y la otra el actual Edificio Cambón. En ese momento también desaparece el arco que las unió durante casi dos siglos.
Otro es el año de la venta de oliva 2, 1906, en que pasa a manos de don Adolfo Capón Barciela, y la venta en 1921 del palacio antiguo (Edificio Cambón) a Julio Rico Gómez.
Aunque personalmente me quedaría con su época de esplendor en los años 30, y la vida en los años de la guerra civil y las dos guerras mundiales.
Luego en las décadas siguientes permitimos que el lector pueda ver cómo se vivía en Oliva, cuáles eran las costumbres, o como la tecnología y el progreso fueron entrando en la casa, Además de poder ver cómo era la casa por dentro , o donde se jugaba, donde se compraban los suministros, etc, a través del relato de sus moradores
Quiero decir que por lo que he podido recabar que hay un cierto desconocimiento general, incluso en el Casco Vello, sobre la vida de la edificación en el siglo XX que tratamos también de mitigar con la edición del libro.
P. – El año 2000 la Casa Palacio se quedaba vacía y con ella comenzaba su decadencia, ¿qué sentía al pasar ante esas ruinas que albergan tantas historias en su interior?
M.A.P. – Recuerdo que los meses que nos ocupó desalojar la vivienda son difíciles de olvidar. Los sentimientos que vivimos los definiría como el resultado de la unión entre el desamparo y el reencuentro con nuestros padres, abuelos y nuestra niñez.
Al vacío por el fallecimiento de nuestra abuela Adela Moreiras Collazos, se unía otro muy extraño, acompasado, con su cadencia propia, que aumentaba a medida que los enseres y muebles de la casa iban saliendo, un vacío que llega a un punto culminante de máxima tristeza, cuando se cerraron las puertas de aquella casa
En aquél entonces, continuaban viviendo allí algunos moradores y los dueños se habían ido hacía bastantes años. No puedo decir que eran solo cuatro personas porque para nosotros eran miembros de nuestra familia y no números, por eso diré que todavía permanecían allí cuatro fuertes vínculos con nuestra vida pasada.
Les veíamos como supervivientes a un naufragio irremediable. A veces, mejor diré siempre, pienso que Oliva 2 tenía vida propia.
Creo que los moradores le dieron vida a la casa y que la casa dio forma de vida a los moradores. Así fue desde las épocas más antiguas señaladas por los arqueólogos hasta llegar a nuestros días pasando por las épocas de engrandecimiento del marquesado.
Lo antiguo y lo moderno dio la vida a una entidad singular que late y respira y que los que la hemos conocido, identificamos como algo vivo, amable y qué si la miramos con nuestra alma la veríamos sonreír.
Todos los veranos, el particular atractivo de la casa, produce un afloramiento de sensaciones en los descendientes de los que allí vivieron. Algunos han nacido en ella. Su llegada al mundo ocurre en el piso que ocupaban y adoraban mis abuelos por sus ventanales al puerto y su claridad, sus nietos siempre tuvieron esta casa como una referencia que siempre les unirá.
Ellos los que materializan y dan forma a esa vinculación participando activamente en mantener esos recuerdos vivos en los que son más mayores. Así durante 26 años, en el mes de agosto, mayores y pequeños, familiares residentes en Vigo, Sevilla, Barcelona, Madrid… nos reunimos en la calle Oliva y se forma un pequeño jubileo a su entrada.
Así, año tras año hemos vivido su deterioro poco a poco, lenta y progresivamente hasta llegar al triste momento de ver su ruina total.
La casa dejó de estar bonita al primer año de dejarla. Como una planta languidecía. El papel pintado se despegaba de la pared, trozos de escayola caían de los techos y las escaleras que tanto habían preocupado al abuelo y que reforzaba con vigas de barcos, dificultaban la subida por haber riesgo.
En los años de abandono, las puertas que cerraban los balcones, estaban abiertas y batían con el viento. Las plantas de los balcones, sin manos que las embellecieron junto con las malas hierbas, invadían espacios que no les pertenecían. El temporal Klaus se ensañó en ella y enfurecido hizo desaparecer el tejado y la chimenea de nuestra vivienda, dejando ver a través de los balcones el cielo azul.
Mientras la casa se hundía, nosotros teníamos claro nuestro objetivo, que era acompañarla hasta las últimas consecuencias, pensábamos que nuestros desvelos la ayudarían a mantenerse en pie. Quiero pensar que la de Oliva 2 es una casa sabia, culta, sensible y entrañable. Ya nos ha sorprendido con los hallazgos arqueológicos y nos ha hablado de una historia desconocida para los que hemos vivido en ella.
-Como comentábamos antes La Casa Palacio del Marqués de Valladares recuperaba hace unos meses su esplendor gracias a una rehabilitación integral y ahora, alejándose de ese cariz aristocrático, se denomina Palacio de la Oliva, ¿cómo ve la rehabilitación? ¿El cambio de nombre no ha sido eliminar parte de su historia?
-Me parece una rehabilitación magnífica, que hace en algunos aspectos, guiños a la historia del inmueble y en otros no. Echamos de menos los antiguos balcones de forja y quizás, por sugerir algo, se podía haber dejado un lugar, una habitación, para que los visitantes pudieran ver cómo era con anterioridad. Durante estos años he podido recopilar fotos de muchas de las estancias, el jardín, y sé que objetos guardamos celosamente todas las familias de Oliva 2. Pienso que sería entrañable y aleccionador poder prestarlos para hacer una exposición en el actual Palacio de la Oliva.
Quiero decir que la potencia que transmiten sus muros se ha mantenido y ha recuperado su color blanco del siglo XIX. Los actuales dueños siempre nos han facilitado a las familias el acceso durante el tiempo de deconstrucción y luego construcción del edificio lo cual agradecemos profundamente.
En cuanto al nombre, para las familias que habitamos el inmueble en el siglo XX era simplemente Oliva 2. No cabe duda de que la casa tenía cierto aire señorial, pero no nos preocupábamos de nombrarla como palacio ni como núcleo de relaciones entre nobles, políticos o personajes de poder en épocas pasadas.
Si éramos más conscientes de la reforma que hizo Jenaro de la Fuente en la casa en la primera década del XX, su impronta se veía en sus cuidados acabados, tales como las carpinterías de las puerta, los ventanales, los balcones y otros detalles interiores como arcos de estilo italiano separando espacios en amplias habitaciones. Jenaro nos dejó también guiños de su antigüedad en la reforma, respetando muros de más de un metro en estancias interiores.
Concluimos este artículo agradeciendo la información y asesoramiento de D. Ignacio Pérez-Blanco y Pernas, actual Marqués de Valladares para la confección de este artículo.