«Separado de nosotros por abismos de tiempo y extrañas dimensiones sueña el antiguo mundo de Nehwon con sus torres, calaveras y joyas, sus espadas y brujerías. Los reinos conocidos de Nehwon se encuentran en el Mar Interior: al norte la boscosa y salvaje Tierra de las Ocho Ciudades, al oeste los jinetes mingol, que habitan las estepas, y el desierto por donde avanzan lentamente las caravanas de las ricas Tierras Orientales y el río Tilth. Pero hacia el sur, unidos al desierto sólo por la Tierra Hundida y defendida más allá por el Gran Dique y la Montaña del Hambre, están los ubérrimos campos de cereales y las ciudades amuralladas de Lankhmar, las más antiguas y principales tierras de Nehwon. Dominando la Tierra de Lankhmar y agazapada en la desembocadura llena de sedimentos del río Hlal, en un rincón seguro entre los campos de cereales, el Gran Pantano Salado y el Mar Interior se halla la metrópolis de Lankhmar, de imponentes murallas y laberínticos callejones, rebosante de ladrones y sacerdotes afeitados, magos escuálidos y panzudos mercaderes… Lankhmar la Imperecedera, la Ciudad de la Toga Negra».
Fritz Leiber había crecido entre actores clásicos y conocía a la perfección las obras de Shakespeare, pero también las de H. P. Lovecraft, Robert E. Howard y Edgar Rice Burroughs, entre muchos otros. Había crecido con esas narraciones de brujos malvados encerrados en antiguos palacios en ruinas, de bárbaros de espada ansiosa de sangre y de hermosas mujeres que manipulaban a ambos. Sabía de memoria cuáles eran los resortes que hacían funcionar las historias de fantasía y por eso quiso aportar algo diferente: unos cuentos de espadachines, sí, pero más realistas, más profundos, más honestos y a la vez un poco más cómicos y menos presuntuosos que los que lo habían precedido. Junto a su amigo Harry Otto Fischer, creó a dos personajes fundamentales en la historia del género: Fafhrd y el Ratonero Gris. El primero es un gigante norteño armado con una enorme espada de doble filo y un hacha de mano; el segundo es un pequeñajo del sur que empuña una espada curva y una daga. Ambos son jóvenes y soñadores cuando nos los encontramos en este primer libro, intentan aprender hechicería y ganar algo de dinero con sus habilidades, pero pronto los horrores desatados de su mundo de fantasía los cambian por completo. Magos de una crueldad infinita, un gremio de ladrones que no admite la traición, una ciudad repleta de oro y de gente armada, monstruos imposibles y dos guerreros valientes pero a la vez muy reales. Esos son los elementos de una de las mejores sagas de fantasía de todos los tiempos, ganadora de los premios Hugo y Nébula, y que hace poco que vuelve a estar disponible en el mercado español.
Lankhmar es una ciudad despiadada, con una ambientación medieval, en la que la magia se ha vuelto tan frecuente que gobernantes, mercaderes y ladrones tienen que recurrir a ella para intentar ganar ventaja sobre sus enemigos. Fafhrd y el Ratonero Gris también poseen algunos conocimientos al respecto, pero sobre todo saben cuándo tienen que apartarse de alguien. Y lo que no saben lo tendrán que aprender sobre la marcha.
«Silenciosos como espectros, el ladrón alto y el grueso pasaron junto al leopardo guardián muerto, estrangulado con un lazo, tras salir por la puerta descerrajada de Jengao, el mercader de gemas, y se dirigieron al este, por la calle del Dinero, a través de la leve niebla oscura de Lankhmar, la Ciudad de los Ciento cuarenta mil Humos».
Grandes autores de fantasía como Terry Pratchett, Roy Thomas y Barry Windsor–Smith han reconocido haberse visto influenciados por la obra de Leiber, que a su vez ha sido adaptada en numerosas ocasiones al cómic y al mundo de los juegos.
Desde hace poco tiempo, Gigamesh ha devuelto a ambos personajes a la actualidad española, con dos impresionantes ediciones de la obra completa, una en dos volúmenes de gran tamaño y la segunda de bolsillo. Ambas cuentan con unas impresionantes portadas de Enrique Corominas, que forman historias completas al verlas todas juntas.
Leiber fue también autor de unos maravillosos cuentos de terror e historias de ciencia–ficción, pero su obra más conocida es la saga de Fafhrd y el Ratonero Gris, una historia clásica de aventuras, pero llena de picaresca, humor y sensibilidad, hasta convertir a sus protagonistas en unos seres tan complejos como si fueran personas reales. Y este es el mejor momento para disfrutar de ello.