Su aportación a la literatura, sus trabajos de investigación y divulgación, su participación en el periodismo, e incluso sus incursiones en la poesía, y sin olvidar su carácter reivindicativo y su sentido democrático, son un conjunto notorio de bondades muy difícil de superar y muy digno de admirar y respetar. Además, es preciso recordar su etapa docente cuando era profesor de instituto. Miles de personas que pasaron por su aula de literatura lo recuerdan con admiración y con agrado, sobre todo por su motivación para la lectura e inculcar la necesidad de observarlo todo con espíritu crítico. Sin embargo, a pesar de la importancia de todos sus méritos, Xosé Luís Méndez Ferrín, o simplemente Ferrín, como acostumbran a llamarlo la mayoría de la gente, vive discretamente en su barrio de la ciudad de Vigo pasando inadvertido a la mirada de la mayoría de los transeúntes, integrado totalmente en la vida cotidiana, con la sencillez de los auténticos sabios.