Hoy cumple 60 años uno de los mayores genios vivos del cómic, autor de obras de fantasía, humor, superhéroes y ciencia–ficción. Pero además creador de uno de los mejores personajes conocidos, un investigador de sucesos paranormales con una mano de piedra, pezuñas, cuernos cortados y una cola puntiaguda, que no solo ha protagonizado historietas, sino también novelas, videojuegos, películas de animación y películas de imagen real. Hoy es el día del demonio investigador.
«Diario del sargento primero George Whitman, EE. UU. 23/12/44. East Bromwich, Inglaterra.
Llevamos aquí dos días y la cosa no mejora. Los hombres están cada vez más nerviosos. Si al menos tuviera nombre. Si la gente del pueblo quisiera hablar de él. Pero no hablan.
Ni siquiera cuando les decimos que puede haber comandos nazis merodeando por esta zona. Se nos quedan mirando, como si los nazis tuvieran que ser la última de sus preocupaciones.
Si eso fuera así, no estaríamos aquí.
Bueno, esto es lo que creemos que hay: Hitler ha enviado una especie de patrulla a Inglaterra. Yo los llamo comandos, pero está el trío de la Sociedad Paranormal Británica que dice que son algo más que eso. Aseguran que los alemanes son un pelotón fantasma. Que los cabezas cuadradas han venido a lanzar un hechizo o algo así. A convocar a monstruos. A resucitar a los muertos. Ya, claro».
No se puede ser más pulp que «Hellboy» en un solo cómic: marines americanos, ocultistas nazis, investigadores de lo paranormal británicos, Rasputín y un demonio bebé raptado del infierno. Mitología cristiana, nórdica, celta y lovecraftiana en un solo ser. Aventuras sobrenaturales con un sentido del humor muy ácido.
Tras una batalla en un pequeño pueblo inglés en 1944, el profesor Trevor Bruttenholm se hace cargo de la crianza de un niño demonio, al que llama Hellboy, y que se convierte gracias a él en investigador de fenómenos paranormales. Con el paso de los años, se organiza todo un departamento para lidiar con estas cuestiones: la Agencia para la Investigación y Defensa Paranormal. En ella militan algunos miembros tan extraños como el propio Hellboy: Abe Sapien, Liz Sherman o Roger el Homúnculo. Y si crees que esto es insuperable, es que aún no has visto los enemigos a los que se enfrenta la AIDP.
En 1993, durante la convención de comics de San Diego, Mike Mignola dibujó un pequeño demonio que llevaba escrito el nombre «Hellboy». De ahí surgió todo. Por aquel entonces, había un número considerable de autores de comics que se habían hartado de las condiciones económicas que exigían las grandes editoriales —Marvel y DC—. Era la época de Image, cuando unos cuantos dibujantes estrella —Jim Lee, Todd McFarlane, Marc Silvestri o Rob Liefeld— decidieron fundar una editorial propia, donde hacer comics de los que pudieran retener los derechos de autor, no solo para decidir sobre el futuro creativo de los personajes, sino también para hacerse con unos porcentajes mayores de las ganancias. En ese momento, otros autores veteranos pensaron lo mismo. Eran John Byrne, Mike Mignola, Frank Miller, Arthur Adams, Paul Chadwick, Mike Allred y Matt Wagner.
El sello Legend, que así llamaron a aquel proyecto, se publicaría dentro de la editorial Dark Horse, pero manteniendo los derechos y una plena libertad creativa. De ahí nacieron joyas como «Next Men», «Sin City», «Concrete», «Monkeyman and O´Brien» y el famosísimo «Hellboy». Sus aventuras serían mucho más conocidas que la mayoría de comics de la editorial. Pronto alcanzaron unas ventas y una popularidad inesperadas, con su mezcla de aventuras locas, historias mágicas y humor negro, muy negro.
Hasta ese momento, Mike Mignola había despuntado con sus dibujos para Marvel y DC, creando joyas como «El mundo de Krypton», «Odisea cósmica», «Batman: Luz de gas», «Una muerte en la familia», «Fafhrd y el Ratonero Gris» o «Las crónicas de Corum». Pero nunca había escrito sus propias historias. Con la ayuda de John Byrne en la primera —«Semilla de destrucción»—, Mignola desarrolló un universo propio de referencias entrecruzadas, con sus orígenes enclavados en la mitología nórdica, eslava, judeocristiana y muchas más, así como en el trabajo de Jack Kirby y otros grandes maestros. La historia de Hellboy fue creciendo y pronto llegó a las películas animadas, los videojuegos, las novelas e incluso a Hollywood, donde ya ha aparecido en tres largometrajes.
El sello Legend dejó de existir, pero sus obras, tal y como querían los autores, siguen siendo plenamente suyas. Hellboy ha evolucionado, se ha expandido, y ahora cuenta con varias ramificaciones de la serie principal, que incluyen miniseries dedicadas a Abe Sapien o Bogavante Johnson.
Hoy Mike Mignola cumple 60 años y su obra es más universal que nunca. Celebrémoslo leyendo un cómic de Hellboy.