Con motivo de la celebración del Día del Libro, hoy hablamos con una de las voces más importantes de la ciencia–ficción y fantasía nacionales, y además una de las principales autoras gallegas, Conchi Regueiro, que ha tenido el detalle de responder unas cuantas preguntas acerca de su obra y su brillante trayectoria profesional.
Mil gracias por hablar con Vigo É. Se han cumplido ya veinte años de Tempos agradables, tu primera novela, que mereció el Premio de Narrativa Mulleres Progresistas. ¿Cómo ves ahora tus comienzos y qué le dirías a alguien que quisiera seguir tus pasos?
Lo veo como algo lejano ya (una tiene una edad), y también como una especie de aviso para navegantes. Esa primera novela había sufrido un rechazo bastante cruel que podría haberme hecho tirar la toalla aún antes de empezar, pero está claro que siempre hay que seguir buscando la oportunidad, como posteriormente me demostró el premio. Lo que sí que me quedó más que comprobado desde esos primeros tiempos es que la escritura es una carrera no ya de fondo, sino de ultrafondo, donde debes tener claro que todo son etapas y que, como tales, debes pasarlas, no sé si en busca de la excelencia o, simplemente, de otra nueva historia que te satisfaga como autora/autor.
Tempos agradables es una novela realista para adultos, pero desde entonces has cultivado otros géneros, como la ciencia ficción, la fantasía o la literatura infantil. ¿En cuál de ellos te sientes más cómoda?
Siempre digo que soy autora de ciencia ficción con incursiones en otros géneros. Lo de declararme además autora de ciencia ficción tiene un punto contestatario más que consciente frente a esa manía tan habitual en nuestro país de mirar por encima del hombro los géneros no realistas. En cualquier caso, mi interés primordial siempre es contar historias, sean del tipo que sean, por lo que nunca le haré ascos a una de naturaleza realista si me parece lo suficientemente interesante.
De hecho, hace poco has publicado una nueva obra de fantasía, Iones, ¿qué puedes contarnos de ella?
Iones es una novela breve que tuvo a bien publicarme la editorial gaditana Cazador. Empieza con un punto de terror y acaba explicándose desde la ciencia ficción. Por el camino, tiene elementos tan reconocibles como la pandemia de COVID y el confinamiento, los grupos musicales de la Movida de los 80 (y también su parte oscura de los coqueteos con las drogas) y las dificultades de las personas migrantes en nuestro país. Parece mentira, pero todo eso va en tan pocas páginas, y prometo que con todo el sentido. Me gustaría pensar que es, al cabo, una historia de solidaridad y de amor, pero eso queda a la interpretación de quien la lea.
Casi a la vez, has iniciado la preventa de Las alsacianas, una novela histórica. ¿Es tu primera incursión en este género? ¿Cómo ha sido?
Sí que puede considerarse mi primera incursión en el género, aunque debo decir que en muchas de mis obras anteriores había ya un importante elemento histórico. Pienso, por ejemplo, en La Moderna Atenea o mismo en mi novela juvenil Un marciano neste mundo. En ambas la acción viene claramente determinada por los acontecimientos y un contexto pretéritos, así que puede decirse que es primera vez solo a medias.
Lo cierto es que yo tenía mucho interés en tratar de alguna manera un hecho en definitiva tan determinante para el devenir político de los primeros años del siglo XX como fue el Desastre de Annual, aunque finalmente se haya quedado como telón de fondo, y también en escribir una novela de intriga desde una perspectiva distinta a la policial. Mis grandes referentes eran, por una parte, las obras de Graham Greene, con ese marcado componente moral de los personajes y, por otro, las novelas de Sarah Waters, con sus impresionantes recreaciones históricas, pero siempre subordinadas al desarrollo de la narración, una narración de marcado carácter feminista, además. Con todo eso en perspectiva, escribí en un tiempo récord la historia de Almudena y Matilde (acabé su primer borrador en mes y medio) y se la envié a Leseditorial, quienes ya me habían publicado en 2020 La dama triste. Para mi inmensa alegría, les pareció apropiada para su catálogo y ahora estamos con su lanzamiento.
Qué bien, enhorabuena. Viéndolo en retrospectiva, quizá lo más evidente entre todas tus obras sea tu voluntad de encontrar siempre caminos nuevos para el arte de narrar, como los estilos y públicos diferentes. ¿Lo sientes como una necesidad artística o te surge de manera espontánea?
Soy de las que llevan a cabo un proceso de reflexión sobre la idea que creen que debería ser plasmada, así que antes de ponerme frente al ordenador ya le he dado bastantes vueltas en la cabeza a lo que quiero escribir (aunque eso no quiere decir que ya tenga pensada toda la historia, ojo), por lo que es imprescindible que previamente me quede claro el punto de vista desde el que se va a contar o el estilo a emplear. También hay que decir que todo eso es siempre a beneficio de la historia antes que por una necesidad artística. No me gustan los ejercicios de estilo sin nada debajo.
Otra cualidad tuya muy importante ha sido tu implicación social, sobre todo a la hora de mostrar la voz de las mujeres y plasmar personajes LGTBI. ¿Qué puedes decirnos de esto?
Poco hay que decir, vivimos en un mundo diverso y me considero feminista y con un compromiso social y personal determinado, así que es coherente que salga en mis historias. Hoy en día, no se sostiene seguir manteniendo el canon habitual de los personajes protagonistas: hombre, blanco, cishetero, y de un nivel intelectual y social medio-alto. Se necesita leer y escribir sobre otras realidades. Desde luego, no puedo entender mi obra sin ellas.
Mil gracias por atender a este periódico. Te deseo la mejor de las suertes con tu nueva novela y que sigas creando con la misma inquietud y aportando tantas cosas.