Podríamos decir muchas cosas de Joël Dicker, pero casi con total seguridad nos quedaríamos cortos con cualquiera de ellas. En menos de 6 años, el escritor suizo ha conseguido hacerse un nombre dentro de la literatura contemporánea internacional, llegando a ser traducido a más de 33 idiomas diferentes.
Un reconocimiento que tardó en llegar más años de los esperados, y es que la primera historia que Dicker escribió fue descartada en un concurso literario por considerar los jueces que era “demasiado buena” para haber sido escrita por un joven de 19 años. No obstante, y a pesar de la paradoja, Dicker no dejó de lado su pasión y siguió escribiendo hasta convertirse en el fenómeno de ventas que es hoy en día. Para los que todavía no lo ubican en el panorama literario, basta decir que, si existiera una competición para determinar al mejor escritor de novela negra del momento, Dicker sería sin dudarlo un valor seguro en las casas de apuestas. De momento este tipo de pronósticos es habitual verlos en el campo de los deportes o los espectáculos, pero tiempo al tiempo.
El 2012 fue su gran año. En menos de doce meses publicó dos novelas que lo catapultaron a la fama internacional. La primera en ver la luz fue Los últimos días de nuestros padres, una obra que el suizo terminó de escribir en 2009 pero que no pudo ver la luz hasta entonces. Eso sí, durante esos años en los que buscaba alguna editorial que quisiera publicarlo, Dicker no guardó su manuscrito en un cajón, sino que en 2010 lo presentó al galardón Prix des Écrivains Genevois, un premio literario que se celebra cada cuatro años y del que resultó ganador.
Con todo, fue su segunda novela publicada en 2012 la que terminaría de abrirle las puertas del Olimpo literario. La verdad sobre el caso Harry Quebert supuso un antes y un después no solo en su carrera, sino dentro del propio género del thriller. La pluma de Dicker consigue atrapar al lector desde la primera página, pero no solo por la necesidad de descubrir la resolución del misterio, sino también por conocer más de unos personajes que son tan humanos para la persona que sostiene el libro entre sus manos como ella misma. Con La verdad sobre el caso Harry Quebert el escritor suizo despegó el vuelo, muy alto, y dejó su Suiza natal para conquistar a lectores de todo el mundo. La novela fue galardonada con el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y con el Goncourt de los Estudiantes; y no solo eso, su repercusión fue tal, que en 2018 se estrenó una adaptación televisiva de la misma protagonizada por Patrick Dempsey y Kristine Froseth emitida en España por Movistar+.
Dicker regresaría de nuevo a los personajes de su gran éxito literario para crear su siguiente novela, El libro de los Baltimore, publicada en 2015. En ella, el autor nos sumerge de nuevo en un misterio que esta vez tiene como protagonista a Marcus Goldman, el periodista que funciona como narrador en La verdad sobre el caso Harry Quebert.
Tres años más tarde, en 2018, el escritor suizo volvería a arrasar en ventas con La desaparición de Stephanie Mailer. Si bien en este caso se trata de una novela coral, Dicker consigue de nuevo mantener al lector en suspense hasta la última página, anhelando más datos sobre unos personajes que arrastran tras de sí numerosos traumas y mentiras.
Ahora, solo dos años después de su última publicación, el escritor regresa a las librerías con una novela que él mismo cataloga como la más personal e íntima. Siempre dentro del género del suspense, Dicker explora un universo en el que al mismo tiempo que entreteje una red para desentrañar el misterio de un asesinato sucedido en el pasado, también ahonda en el entramado de la industria literaria prestando especial atención a la figura del editor. No es una casualidad, ya que el autor trata de homenajear a su editor, Bernard de Fallois, el hombre que le brindó su primera oportunidad en el mundo de la literatura y que falleció en 2018.
El enigma de la habitación 622, título de este nuevo libro, cuenta con una premisa bastante simple a priori: un escritor decide investigar un crimen sucedido tiempo atrás en el hotel en el que se encuentra pasando unos días después de un fracaso amoroso. La búsqueda del culpable, o culpables, se convierte en la piedra angular sobre la que gira el argumento, pero Dicker también traza una línea muy fina entre la ficción y la realidad. No en vano la novela está escrita en primera persona y el propio Dicker se presenta a sí mismo como un personaje más de la historia.
Con esta nueva obra, el escritor suizo espera sorprender a su público habitual y ganarse el favor de todos los lectores que buscan estos días evadirse de la realidad -en ocasiones más inverosímil que una novela de ciencia ficción- a través de la lectura. En España la editorial Alfaguara es la responsable de la traducción y venta del libro, el cual también se puede adquirir en audiolibro, un formato que está ganando cada vez más adeptos en nuestro país.