En los años ochenta hubo una afición en boga: los juegos de mesa. Sí, los atemporales (parchís, damas, ajedrez, incluso el Monopoli) siempre estuvieron presentes en el ocio familiar, pero hablamos de otro tipo de juegos. Eran más modernos, atractivos. Algunos se habían creado hacía décadas pero en los ochenta vivieron su gran esplendor. Quizá el rey, que aún se sigue vendiendo, fue el Cluedo (con el que los niños de entonces nos convertíamos en detectives a la Agatha Cristie), pero no fueron menos famosos títulos como el Risk o el Stratego (que, acercándose a los juegos de guerra desde unas reglas sencillas, triunfaron entonces y de hecho, como el Cluedo, siguen vendiéndose).
Destacaron también unos nuevos juegos de tablero diseñados por Pepe Pineda e ilustrados por Isidre Monés para la casa CEFSA. Títulos que se hicieron tan populares como En busca del Imperio Cobra. Juegos que, ojo, tenían hasta publicidad en una televisión de dos únicos canales.
En este contexto destacaba una editorial que quería ser “un paso más allá” de todas estas propuestas digamos familiares: NAC (Nike and Cooper) fue una empresa española pese al nombre anglófilo que se especializó en juegos de guerra y otros temáticos como La fuga de Colditz o Asesinato en el Orient Express. Entre 1981 y 1987 en España fueron la cúspide en sofisticación para quienes amaban sentarse y socializar alrededor de un tablero pasando una tarde de juegos de mesa.
Jugones en el Vigo de la movida
Vigo en los ochenta fue un centro de atracción para la cultura, para la inquietud (no hace falta recordar la movida musical viguesa o revistas como Tintimán). Quizá esa fuerza centrífuga de creatividad, inquietud y juventud hizo de nuestra ciudad también uno de los focos gallegos de la afición “jugona” aquellos días. En una época en que los juegos, gracias al empuje de NAC, y al más comercial y familiar CEFA, tenían su nutrida afición, en Vigo cafés con buen ojo supieron convertirse en lugares de encuentro. El viejo jugador recordará tardes en el mítico Ardora en Rúa Alfonso X el Sabio, La Rosa Negra en Ecuador o el Mais Palá en la calle Méndez Nuñez. También podías comprar esos juegos en lugares tan “a mano” como El Corte Inglés o el Alcampo de Coia. De hecho en los grandes almacenes de la Gran Vía se podían conseguir incluso sofisticados juegos de mesa de importación, de editores americanos como Avalon Hill o Victory Games.
¿Qué queda de aquella ola? Poco… o no tan poco, porque la afición se ha renovado en el s. XXI: los juegos vuelven a estar de moda en una ciudad donde hay clubs de juego (Cheyenne, Vicus Belli) y tiendas especializadas (Customeeple, Only Cards, ademas de que las librerías de cómic de la ciudad están bien surtidas de juegos de mesa). Minoritaria pero sólida, la afición a los llamados juegos sociales es una realidad en el 2021 olívico.
Vuelve NAC
En este contexto (que no es solo de Vigo sino que los juegos de mesa viven una segunda edad de plata) y con aquella herencia en la memoria sentimental de “la vieja guardia”, la editorial MasQueOca ha dado un inteligente golpe de efecto apelando a la nostalgia. Dentro de su catálogo, la editorial acaba de inaugurar un sub sello, especializado en juegos de guerra y de temática histórica, al que han bautizado NAC Wargames. Su logo evoca al legendario de Nike and Cooper.
La maniobra seguramente no supondrá el retorno a aquel paisaje de ventas en Alcampos o cafés donde se ponga de moda el juego de mesa (aunque ojo, hoy en más de uno se puede encontrar una caja de Catán o de Carcassonne, posiblemente los líderes en ventas de los muevos juegos de mesa modernos) pero sin duda es un reclamo para todos los que hemos vivido aquellos tiempos. NAC Wargames arranca con una planificación sólida de numerosos juegos. Los primeros serán La Guerra de la Triple Alianza y La casa de Pavlov y a ellos seguirán más títulos con el sello legendario en su portada. La idea de NAC Wargames (sin renunciar a adquirir títulos extranjeros) es potenciar el producto nacional con juegos nuevos diseñados por autores españoles. También los temas más o menos afines a nuestra historia (por ejemplo, La carga de los 3 reyes recreará la batalla de las Navas de Tolosa, decisiva confrontación entre los reinos cristianos y las tropas del Al Andalus).
Otra sorpresa es que bajo el sello se rescatarán juegos de la vieja NAC, de los que se ofrecerán revisiones actualizadas pero que podrán jugarse también siguiendo sus reglas originales. Un punto muy a favor para los que hace tres décadas jugaban a Malvinas o La guerra de España. Y como ya hemos señalado, esta atención a lo propio no es en detrimento de la publicación de grandes juegos “guiris”, como Almorávid 1085-1086 sobre la Reconquista española, publicado originalmente por la prestigiosa GMT Games.
La conclusión es obvia. NAC Wargames es una sólida apuesta por recrear una nostalgia pero con la mirada hacia el futuro, en un momento que, también en nuestr aciudad, parece propicio. Y MasQueOca no está sola: editoriales como Draco o Devir apuestan por el juego de raíz histórica dentro de sus catálogos, y si Nac Wargames funciona no me cabe duda de que esto reforzará en competidores líneas semejantes y l aapuesta por juegos de recreación histórica. Aquellos que acudían al Ardora en tiempos vuelven a estar de enhorabuena.
Dos miradas a la historia desde un tablero
La casa de Pavlov es un adictivo juego basado en el asedio a la casa del citado Pavlov, durante la batalla de Stalingrado (de los rusos contra los nazis). El juego lo ha diseñado David Thompson y su editor original es de Dan Verssen Games, a quien MasQueOca ha comprado los derechos, y así arranca su sello “bélico” con uno de los wargames más comentados de los últimos años. La casa de Pavlov es un producto visualmente atractivo, pensado para ser jugado en solitario pero con un buen sistema de juego colaborativo para dos o tres jugadores. El juego te mete en una verdadera “peli de guerra”: sientes la tensión del asedio, el avance por las calles, los soldados entrando en el edificio… Como si la gran pantalla se divisdera en tres pantallas, en el tablero tendemos una perspectiva de toda la ciudad, otra de las calles colindantes a la casa y una tercera del edificio resistente a los soldados alemanes. Parece mentira que un tablero, unas cartas y unas fichas y dados puedan sumergirte tan intensamente en un relato. Hasta tres personas pueden jugar, pero La casa de Pavlov está especialmente ideado para gozarlo en solitario en partidas de aproximadamente una hora.
La Guerra de la Triple Alianza tiene el interés añadido de ser una producción española (Pedro Iñaki Martínez es su diseñador). Así NAC Wargames apuesta desde us arranque por la producción de juegos propios. ¿Y de qué trata esta guerra de alianzas? Pues ni más ni menos que de la mayor guerra de toda la historia de Sudamérica, en a que se vieron involucrados Paraguay, Uruguay, Argentina y Brasil. Historiadores afirman que más del 90% de la población masculina paraguaya murió durante aquella titánica guerra, esto nos ilustra la crueldad y envergadura del conflicto. Uno que en 2000 cumplía 150 años, por lo que se pueden rastrear artículos introductorios recientes, y sin embargo, dicha gran guerra apenas es conocida por estos lares. Como siempre, la historia de latinoamérica en España se trata y conoce de soslayo. Bueno, un buen juego de guerra (introductorio y de reglas accesibles al más novel) viene a poner un foco sobre esta terrible contienda. En el juego veremos todo lo típico de los juegos bélicos: un imponente mapa de la zona, pequeñas fichas de cartón representando unidades de combate (tus soldados, vamos), una braja con eventos y acciones, y por supuesto, dados. Un juego para dos rivales con una duración de noventa minutos aproximadamente.
Ambas referenicas son juegos accesibles a un jugador novato, pero suficientemente ricos como para aconsejarlos a partir de 14 años.