La Casa Palacio del Marqués de Valladares perteneció a la Casa Valladares hasta 1906, una línea aristocrática que se desarrolló en paralelo a la ciudad de Vigo.
Miguel Ángel Pérez, nieto de uno de los últimos moradores del edificio principal de la Casa Palacio del Marqués de Valladares, e Ignacio Pérez-Blanco, actual Marqués de Valladares, se alían para dar vida a esta obra. Una sinergia que surge de la investigación de Miguel Ángel Pérez y del respeto por la Historia de Ignacio Pérez-Blanco y Pernas, actual Marqués de Valladares. Este último ya había publicado “Un viaje por la historia de Galicia”, en el que se recorría la historia de la Casa Valladares, que comienza en el siglo XI con su asentamiento en la ciudad.
Un espacio siempre ligado con la cultura, por el que pasaron poetas como Besteiro, pianistas como Carolina Graña o tenores como el italiano Enrico Tamberlick. Incluso, en 1857, se inauguraba uno de los primeros teatros de la ciudad donde agasajaban a sus invitados con obras. Y de enorme peso político.
La Casa Palacio del Marqués de Valladares hospedó a políticos como Emilio Castelar o Manuel Azaña. En ella se gestó la capitalidad de provincia de la ciudad (1820-1823) durante el Trienio Liberal en detrimento de Tui y Pontevedra (1820-1823). En ella Martín Enríquez Sarmiento de Valladares, V Marqués de Valladares y Coronel de Infantería del Regimiento Provincial de Orense alzó la voz contra la ocupación francesa.
Inició así la Reconquista de la ciudad, aunque no participando activamente en la misma por ser destinado en el Ejército de la Izquierda. Como parte activa de la ciudad alojó a figuras tan importantes como José Elduayen quien diseñó, desde sus estancias, un nuevo Vigo.
“La Casa Palacio del Marqués de Valladares. Su historia, sus dueños y moradores” veía la luz el pasado mes de diciembre y del que ahora hablamos con el propio Miguel Ángel Pérez. «La idea de escribir sobre Oliva 2, por mi parte surge porque mis abuelos se asentaron en una de sus viviendas en los años 30 y allí formaron su familia, nacieron sus hijos, y junto a otras cuatro estuvieron tras esos muros muchas décadas hasta el final del siglo XX», asegura.
-Aunque el libro se divide en dos partes: la primera cuando la construcción perteneció a la nobleza viguesa y los siglos XIX y XX, en la que pasa a manos de familias burguesas de la ciudad. La historia del número 2 de la Calle Oliva comienza antes, con el establecimiento en la zona de la orden de los Caballeros Templarios, ¿cuánto de desfachatez habría al afirmar que las raíces de Vigo podrían asentarse en los cimientos de la construcción?
-Este libro está acotado en el tiempo, por tanto ese periodo del que me pregunta no aparece aquí reflejado. Quizás me recuerda su pregunta a las palabras de algunos cronistas oficiales de la ciudad del XIX y el XX que sí que hablan de ello.
Si me pregunta mi opinión personal al respecto, no existe que yo conozca ninguna fuente documental a día de hoy que la relacione con la Orden del Temple, aunque el folclore popular de Vigo sí que transmitió que, “los templarios plantaron el olivo en el atrio de la iglesia de santa María”, y el estudio arqueológico realizado en Oliva 2, entiendo que sí relaciona la casa con las anteriores construcciones religiosas a la actual colegiata.
-Más allá de ser un palacio de la aristocracia por la casa pasaron literatos como Torrente Ballester o Eduardo Moreiras. No hay duda que durante décadas la Casa Palacio, convertida en viviendas, fue parte importante del panorama cultural de Vigo.
-Desde luego, en Oliva 2, allí se editaba la Revista Artística Ilustrada de Galicia, la RAIG en los años 30, en varios idiomas. Podemos decir sin equivocarnos que fue una de las primeras revistas de industria y turismo de Galicia, cuyo dueño y editor fue el alemán Karl-Bock Bremer, uno de sus moradores
Destacaría también a Alfred Strauss, yerno de Karl Bock, que fue un gran hotelero. Trabajó en el Gran Hotel de Mondariz y en varios hoteles tinerfeños junto al gran maitre del hotel Enrique Talg. Después en su Suiza natal donde enseñó a su hijo Karl Heinz nacido y criado en Oliva 2 llegando a ser un chef de renombre (…).
Don Francisco López Capont, un verdadero erudito, químico de profesión, será todo un referente en su campo, llegando a trabajar para la Unesco, la FAO y uno de los fundadores del actual Anfaco (…)
-¿Recuperar la memoria de la Casa Palacio es recuperar parte de la historia de la ciudad pero también parte de su propia historia?
-Destacaría en su historia reciente como importantes dos momentos: uno es el de la desestructuración de la casa palacio en dos nuevas alas a finales del siglo XIX, una sería la que actualmente conocemos como Palacio de la Oliva y la otra el actual Edificio Cambón (…). Otro es el año de la venta de Oliva 2, en 1906, en que pasa a manos de don Adolfo Capón Barciela, y la venta en 1921 del palacio antiguo (Edificio Cambón) a Julio Rico Gómez.
Aunque personalmente me quedaría con su época de esplendor en los años 30, y la vida en los años de la guerra civil y las dos guerras mundiales.
(…)
-El año 2000 la Casa Palacio se quedaba vacía y con ella comenzaba su decadencia, ¿qué sentía al pasar ante esas ruinas que albergan tantas historias en su interior?
-Recuerdo que los meses que nos ocupó desalojar la vivienda son difíciles de olvidar. Los sentimientos que vivimos los definiría como el resultado de la unión entre el desamparo y el reencuentro con nuestros padres, abuelos y nuestra niñez (…). A veces, mejor diré siempre, pienso que Oliva 2 tenía vida propia.
Creo que los moradores le dieron vida a la casa y que la casa dio forma de vida a los moradores. Así fue desde las épocas más antiguas.
(…)
-Como comentábamos antes La Casa Palacio del Marqués de Valladares recuperaba hace unos meses su esplendor gracias a una rehabilitación integral y ahora, alejándose de ese cariz aristocrático, se denomina Palacio de la Oliva, ¿cómo ve la rehabilitación? ¿El cambio de nombre no ha sido eliminar parte de su historia?
-Me parece una rehabilitación magnífica, que hace en algunos aspectos, guiños a la historia del inmueble y en otros no. Echamos de menos los antiguos balcones de forja y quizás, por sugerir algo, se podía haber dejado un lugar, una habitación, para que los visitantes pudieran ver cómo era con anterioridad. Durante estos años he podido recopilar fotos de muchas de las estancias, el jardín, y sé que objetos guardamos celosamente todas las familias de Oliva 2. Pienso que sería entrañable y aleccionador poder prestarlos para hacer una exposición en el actual Palacio de la Oliva.
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