Publicado por Editorial Caldeirón, «Labirinto ou memoria» es un viaje al pasado a través de nuestros recuerdos, con la convicción de que éstos no suelen ser una crónica fiable de ningún hecho, sino la interpretación que hacemos de todo lo que ocurre. Y sus poemas entran a indagar precisamente eso: ¿por qué recordamos ciertas cosas y no otras, o cómo transformamos la memoria a nuestro antojo?
El otro día precisamente oí una frase muy buena sobre este tema, que se atribuye a Bibiana Fernández: «No es verdad que las mentiras tengan las pierna cortas: las tienen más largas y más bonitas, porque las inventamos nosotros». Se la atribuyó Màxim Huerta, en la presentación que hizo en Vigo de su novela «Firmamento» el 4 de junio. Y es que es cierto: seleccionamos recuerdos, los modificamos, reconstruimos los hechos y sacamos conclusiones. A veces con una música, una palabra o un olor. De todo eso hubo ayer, gracias a Marta.
«non penses que a poeta
deixou o corpo espido ante os teus ollos
que os versos son
mapas exactos
hai chagas ocultas
feridas que nunca cicatrizan
os versos son un eco
fragmentos
un reflexo
por moito que
as palabras
deixen un rastro de sangue
no poema».
A veces parece que todo está inventado en las presentaciones de libros: un escritor y su editor hablando sobre sí mismos, la pertinencia de la obra, el maravilloso contenido que van a encontrar los lectores y, en algunos casos, incluso un booktrailer.
Pero Marta Dacosta reconstruyó todo eso y nos ofreció un momento único: ella sola al frente de una experiencia común de reencuentro con nosotros mismos, nuestros recuerdos, nuestras opiniones y la forma en que a veces los tenemos dormidos. Empezó con una performance de música, imágenes y sus deliciosos poemas. Después repartió bolsitas llenas de recuerdos, quiero decir, de hierbas de todo tipo cuyos olores disparaban la memoria de antaño. Y un molinillo de café de cuando éramos críos. Y un millón de nombres tradicionales.
En definitiva, una actividad distinta a todas, en la que volvimos a ser niños, a oler café recién hecho, pan, hierba y lluvia. En mitad de las prisas de nuestra vida, nos hizo parar y recordar quiénes somos.
«unha soidade feita de ruído
da luz da primavera
de camiños
de tempo que non pasa
e que non chega».