Paco Roca es de esos pocos autores de historieta, novela gráfica, cómic, que no precisa presentación. Si hay un best-seller del mundo del cómic en España, ese es Roca. Hace pocos meses estrenó su última novela gráfica, la sobresaliente Regreso al Edén publicada el año pasado, pero la charla que mantuvimos por skype fue por otro asunto (sin eludir charlar de este Edén, o de la pandemia y la situación para los autores de cómic): este mes de marzo salía al mercado la reedición de Arrugas. Y con esta ya son dieciséis, las reediciones de esta novela gráfica. Un hito para un cómic nacido hace catorce años que sigue dando alegrías a su creador, y a cada nuevo lector que gana.
-Este mes de marzo se reedita Arrugas, que se publicó originalmente en 2007 y que se ha convertido en súper ventas. Esta reedición es la número 16, algo no demasiado habitual en el mundo del cómic. Por tanto entiendo que sigue generando interés.
-Sí, desde que salió no ha parado de reeditarse y de llegar a un tipo de público que no era el habitual de los cómics, ya que llevamos sobre 70 o 75.000 ejemplares de tirada, ha habido tiradas especiales para asociaciones, incluso para un banco, un poco de todo. Yo creo que esto implica que al final llegas a un tipo de público en cierta manera ajeno al mundo de los cómics. El público habitual de los cómics en realidad es minoritario, hablamos de 10.000, 20.000 personas como mucho, y lógicamente existe un mercado enorme fuera de este ámbito. Un mercado en España y fuera de España, porque de vez en cuando aparece un país del mundo en el que se compran los derechos de la novela gráfica. ¡O en gallego, también! Poco a poco es verdad que Arrugas va a llegando a ese público amplísimo, y ojalá no pare nunca.
–De hecho Arrugas se editó por primera vez en el mercado francés.
-Bueno, era lo habitual, el camino que pensabas que era el más viable para un trabajo como el mío. Hablamos de hace más de diez años, entonces pensé que la única manera de poder rentabilizar el trabajo que lleva hacer un cómic era publicarlo en el mercado francés, allí las tiradas supuestamente eran más grandes y por tanto el anticipo que se me pagaba era mayor.
En España las tiradas de los cómics eran muy pequeñas y todavía no se había dado ese paso que consiste en que las librerías generalistas apostasen por el cómic. Así que si hacías un cómic que no estaba únicamente dirigido al público habitual de la historieta sabías que su recorrido iba a ser limitado, porque el público generalista no entraba en las librerías especializadas.
Nunca se sabe lo que hubiera pasado de haber apostado por el mercado español pero ni siquiera Astiberri, mi editorial, lo veía claro por entonces… ellos conocían el proyecto de Arrugas antes de ser publicado por Delcourt en Francia, y ni siquiera a ellos se les pasó por la cabeza la posibilidad o la viabilidad de quedarse con los derechos originales de la obra.
Pero en unos cinco años todo cambió y nos dimos cuenta de que quizás sí que ya había un lugar en España para trabajos como el mío, y un público generalista al que poder dirigirte. Ya había un Premio Nacional del Cómic, las librerías generalistas empezaban a tener sus secciones de cómic… empezaban a pasar cosas en esa época que ya eran diferentes, pero cuando yo empecé Arrugas en 2005 no pensaba que existiese este camino en España
-Entonces entiendo que en determinado momento Astiberri se convence y compra los derechos, ¿cómo se decidieron, por la obra, por ese nuevo mercado…?
-Bueno, en primer lugar mi relación con Astiberri era magnífica, ya había publicado con ellos El faro (2004), y me imagino que independientemente de cómo funcionase en Francia, si la obra les gustaba tendrían en la cabeza publicarla tarde o temprano. Ya te decía, se habían leído Arrugas antes de que yo se lo hubiera ofrecido siquiera al editor francés, y la obra les gustaba. Simplemente sabían que ellos no podían ofrecerme las condiciones que Delcourt me iba ofrecer, así que ni siquiera me hicieron una propuesta. Pero ellos, yo creo, tenían claro que querrían publicarlo.
Y es verdad que tanto a Astiberri como a mí nos pilló por sorpresa todo lo que después sucedió con Arrugas, no esperábamos que en España las cosas hubiesen cambiado tanto como para que estuviese sucediendo lo que al final estaba sucediendo. Es verdad que no fue solo Arrugas, que coincidió en el tiempo con obras tan importantes como María y yo de Gallardo (Astiberri, 2007) y alguna otra. Había un grupo de autores y de obras rompiendo el mercado. En muy poco tiempo llegamos a vender unos 30.000 ejemplares de Arrugas y a aparecer reseñados en lugares donde el cómic no era un tema habitual.
-Posiblemente Arrugas sea la primera novela gráfica que rompió ciertos techos de cristal. Y la generación de ese mercado distinto además tenía comportamientos de consumo distintos: la obra no depende tanto de ser novedad sino de que existe una especie de “escena” en la cual por goteo las novelas gráficas se van vendiendo. Que cuando alguien compra por ejemplo El arte de volar de Antonio Altarriba y Kim (2009; Norma, 2016), igual el librero a ese comprador le recomienda Arrugas…
-Yo creo que es imprescindible que existan muchas obras y de hecho creo que de esto se quejaba gente como Will Eisner o Art Spiegelman en su momento, decían que sus obras [Contrato con Dios y Maus, respectivamente] no encajaban en ningún lado: ni entraban en la librería de cómic porque se les escapaba el formato del libro, ni tampoco en las librerías generalistas porque bueno… ¡era un cómic! Y ellos se encontraban como huérfanos con esas obras y necesitaban el apoyo de muchas otras para que todo funcionase. Una obra en solitario es muy difícil que cambie el concepto de los libreros, el concepto de la prensa o del público lector, pero si muchas se apoyan entre sí van a llegar mucho más lejos que como circunstancias excepcionales. Yo creo que si Arrugas sale cinco años antes posiblemente habría pasado mucho más desapercibida, incluso incomprendida como le sucedió por ejemplo a Un largo silencio de Miguel Gallardo (1997; Astiberri, 2012) o a Cuerda de presas (de Jorge García, Fidel Martínez, Astiberri, 2005). Aún no existía un mercado para ellas, fueron anteriores a ese cúmulo de casualidades que ya existía cuando surgió Arrugas.
Lo que estábamos hablando, el Premio Nacional fue importantísimo y la apertura de las librerías generalistas o los medios de comunicación… No sé si el cambio generacional en los nuevos periodistas, o si es cosa del tema de Arrugas, eran una serie de causas que movieron a esa apertura. Pienso también que estos temas distintos les daba pie a los medios para hablar de temas más generales como la vejez o en el caso de María y yo el autismo.
-Y déjame decirlo, evidentemente la gente que leía Arrugas no solo se encontraba con un tema interesante y poco esperado para un cómic, también ante una sensibilidad que no pensaban pudiera darse en un cómic. Y si la encontraron en Arrugas es porque se trata de una obra que emociona en su lectura.
-Sí, a ver, yo creo que hay una gran cantidad de casualidades pero es muy cierto también que muchas veces escuchabas el comentario de la gente de fuera del mundo del cómic. Se sorprendían para bien con la lectura de Arrugas. Y la verdad es que también pasaba con los lectores habituales de historieta. Y creo que hubo mucha gente que no leía cómics pero que tenían interés por el tema en sí mismo, por lo que sea, porque les tocaba en sus vidas, y que quizás no se hubieran leído una novela, ya que quizás el Alzheimer no es un asunto que a priori agrade. Pero sin embargo sí le dieron una oportunidad al cómic porque pensaban que, bueno, podría ser más ligero, o enfocado desde el humor… Y creo que en ese sentido llegó también a mucha gente, les pilló desprevenidos pensando que iba a ser una cosa y finalmente fue otra. Eso les “tocó”.
-Pienso que también la gente se sorprendía por los recursos del arte del cómic en tu trabajo, nos vamos a desvelar aquí nada, claro, pero evidentemente hay logros en tu novela gráfica que son propios del arte de la historieta.
-Desde luego, yo creo que una parte muy importante de que Arrugas funcionase llegando a un público amplio fue, bueno el Premio Nacional y la película por supuesto, aunque fuese una película minoritaria, de animación y para adultos, pero estas cosas, esos modos propio del cómic, hicieron que el cómic llegase a un público más amplio.
– Desde los tiempos de Arrugas has tenido una carrera larga y fructífera y desde mi punto de vista cada vez a mejor, y entiendo que además también es tu deseo como autor, mejorar obra la obra, pero me imagino que por Arrugas tendrás un cariño especial.
-Sobre lo de mejorar, desde luego tú confías que cada nueva obra sea un paso adelante artístico, en ocasiones en cosas determinadas: te planteas retos, en un trabajo buscas un dibujo muy cuidado, en el siguiente te centras más en la ambientación y en la documentación… te buscas retos para obligarte a crecer como autor obra la obra. Así cuando miras tus primeros cómics y en ese sentido al mirar Arrugas también es verdad que uno se replantea rehacerlos con todo lo que sabe hoy. Ser crítico con la obra antigua es inevitable, pero es verdad que si llevase a la práctica ese impulso seguramente estaría estropeando la obra, lanzaría la obra con esas nuevas ideas hacia un lado en el cual no funcionaría igual.
Así que he aprendido a respetar las cosas como son. Pero en ese inconformismo yo creo que tienes la clave, la causa de que uno vuelva a una serie de temas una y otra vez. Piensas que las cosas que ya has trabajado se pueden tocar de nuevo de otros modos o con más eficacia, y por eso yo vuelvo a temas como la memoria.
Respecto a lo que me preguntabas del cariño que le tengo a Arrugas pues sí, se lo tengo, muchísimo. Mi vida cambió con Arrugas profesionalmente pero también personalmente. Profesionalmente porque a partir de esta obra puedo vivir de los cómics, cosa que hasta ese momento era imposible y yo compaginada mi trabajo de ilustrador publicitario con la historieta. A partir de entonces puede vivir por fin de lo que me generan los cómics. Prácticamente los cómics son ya mi único trabajo, y esto es gracias a Arrugas, que me puso en el mapa. No solo hizo que se vendiese más todo lo que seguí haciendo sino todo lo que ya había hecho antes. El éxito de Arrugas revivió su vida comercial.
Y como te decía, este éxito también ha supuesto un cambio en mi vida personal. Mi vida ha cambiado, no he parado de viajar, de conceder entrevistas, de tener encargos, de muchísimas cosas que no hubiese tenido posiblemente sin el éxito de Arrugas. Le tengo un cariño especial, es como un regalo o mejor aún, como un atajo. Quiero confiar en que quizás obra tras obra hubiese llegado al estatus que puedo tener ahora, pero Arrugas desde luego fue un atajo que me hizo pasar de ser prácticamente anónimo a, de repente, estar en el mapa con prácticamente un solo cómic.
–Yo creo que además Arrugas no deja de ser parte de este mundo del cómic. Es muy bueno para su escena que surjan obras como la tuya o como María y yo de Gallardo. Ahora que cumple 20 años creo que es un momento importante para reivindicar todo una generación nueva del cómic.
-En Astiberri, pero también en otras editoriales como la cúpula, gente como Rubín, como Fermín Solís… Creo que surgió un nuevo tipo de autores que prefirieron trabajar para España a trabajar para Francia o para Estados Unidos por los motivos que sea, porque su trabajo no cuajó en otros mercados o porque ni se lo plantearon… Y yo creo que eso hizo que empezasen a cambiar las cosas en el mercado español. Pienso que lógicamente un mercado y una industria es difícil que crezcan y que se asienten solamente comprando derechos de obras realizadas fuera de nuestro país, incluso aunque estén creadas por autores españoles. Porque así no haces industria y porque además las obras hechas para mercado foráneo no están hechas para el gusto del mercado español específico, están creadas para el gusto de otros mercados. Ojo, por supuesto que puede encajar y pueden gustar en el mercado español, pero siguen siendo obras realizadas lógicamente para el gusto de otros mercados.
-Esto que me estás comentando ahora se ve claramente con tu última obra, Regreso al Edén (Astiberri, 2020), una obra que nos recuerda a nuestras propias vidas, a nuestras madres, a nuestros abuelos. Nos sentimos reflejados, identificados. De hecho parece que está teniendo una magnífica recepción también.
-Sí, la verdad es que siempre vas como perdido al crear una nueva novela gráfica, porque nunca sabes… Tú estás trabajando en tu estudio, solo, con tus neuras y tus ideas y nunca sabes muy bien si vas a conectar con el lector o no, siempre es una sorpresa. Y la verdad es que sí, de momento está funcionando muy bien. Creo que como estamos hablando, tanto La casa (Astiberri, 2015) como Regreso al Edén juegan en el terreno de lo que conocemos todos, hay historias como Los surcos del azar (Astiberri, 2013) por ejemplo [novela gráfica sobre los soldados españoles de “La Nueve”], que si nos enganchan es por lo extraño que nos parece todo, ¡en el fondo como los superhéroes!: nos sorprenden y nos gusta leerlo porque sabemos que nunca nos veremos en una situación así, mientras que hay otras historias en las que tenemos un anclaje emotivo con todo lo que nos cuentan porque hemos vivido algo parecido a eso que se está contando. Estas obras nos llegan de otra manera y es algo que cuando lo estás haciendo no lo sabes, no sabes si lo estás consiguiendo porque sueles trabajar con una especie de humo, con algo intangible, no es un tipo de historia como Los surcos del azar, donde tienes una estructura, una historia muy fuerte, un marco histórico definido… En historias como Regreso al Edén estás tratando asuntos mucho más abstractos, sentimientos, pequeños detalles que en sí mismos no son nada. Que una escena sea importante porque un padre está comiendo caracoles en la escalera de su casa… no tiene una carga emotiva, racionalmente. La tiene porque has ido colocando pequeñas piedras por el camino, pistas para que el lector vaya saltando de una a otra hasta llegar a ese impacto emocional. Pero nunca sabe si eso va a funcionar, si vas a conseguir la empatía del lector con los personajes
-En Regreso al Edén también hay un toque surrealista que me parece un regreso maravilloso a otra de tus querencias como narrador, en obras como Las calles de arena (Astiberri, 2008).
-Es verdad, creo que hay como pequeños chispazos que son los que te llevan a hacer una historia. Y uno de ellos fue acordarme de una historia que mi madre me contó cuando yo era pequeño, la historia de don Milán. Regreso al Edén creo que no funcionaría sin esa pequeña historia, que le da la magia del relato. De hecho decidí dibujarla tal y como yo la recordaba y tal cual me la había contado mi madre. Cuando me documenté y conocí al verdadero don Milán, ese hombre y su globo, descubrí que tenía muy poco que ver con la historia que me contaba mi madre, pero preferí mantener aquella sensación que había logrado transmitirme ella con su cuento, por fantasioso que fuera.
-A nivel crítica y por los comentarios de la gente que habla en redes sociales de Regreso al Edén parece que es una obra que está siendo muy bien recibida. Pero supongo que como autor añoras eso que nos ha quitado la pandemia: las presentaciones en directo en librerías y el contacto de tú a tú con tus lectores.
-La verdad es que lo echo mucho de menos y es una de esas cosas que hablábamos antes, cuando llevas años trabajando en un cómic, confías en que el mundo que tú conoces va a ser el que reciba la historia que has hecho en ese mundo. ¡Pero de repente acabas una historia en un momento en el que el mundo es diferente! Es el mundo COVID. Y sientes el temor de saber si esa historia va a interesar en este nuevo mundo a los lectores, porque igual ahora lo que interesa es hablar de este nuevo entorno. Así que realmente te das cuenta de que Regreso al Edén ha surgido en un momento muy extraño.
Pero es verdad que dentro de lo que cabe hay que admitir que la lectura se ha mantenido bastante bien. El cine, el teatro, la música han caído, han sufrido. Pero la lectura no solo se ha mantenido sino que, así me han comentado algunos libreros, la venta de libros no se ha resentido ya que por lo menos quien ya era lector ha tenido o bien más tiempo o con suerte más dinero para comprar libros, ya que estábamos confinados, y se ha notado una inversión en literatura y en cómic. En ese sentido no ha sido un mal momento para sacar Regreso al Edén, pero es verdad que a estas alturas estaría de gira por librerías de toda España, por salones… Entonces te pierdes un poco el contacto con el lector. Está claro que están la redes sociales y que recibes feedback pero no es lo mismo que encontrarte cara a cara con el lector y charlar con él, recibir ese feedback directo.
Toda esta situación evidentemente es un drama, con sufrimiento por la salud y por lo económico, y estoy seguro de que las grandes empresas se van a beneficiar en detrimento del pequeño comercio, por ejemplo… pero todo tiene su cara B. Yo en lo personal por ejemplo es verdad que no he podido viajar, pero también es verdad que si lo fundamental, la salud y la economía personal, se han conseguido mantener durante esta temporada, toda cruz tiene su cara. Personalmente por ejemplo desde precisamente el triunfo de Arrugas yo me he pasado toda la vida viajando, promocionando, etc. Y con la situación de alarma pues lógicamente esto se ha frenado y me dado un año casero, de tranquilidad y de estar mucho más tiempo con mi familia. Hay que intentar ser positivos.