A finales de la primavera de 1519, un joven montañés y su hermano de quince años llegan a Sevilla. Atrás quedan meses de vagabundear por tierras de España, alejándose cada vez más de su aldea natal en el norte, trampeando y malviviendo por los caminos. En las tabernas de la hermosa y vibrante ciudad del sur, el único puerto del que parten los barcos con destino al Nuevo Mundo, los muchachos escuchan con avidez los rumores sobre las expediciones que están preparándose en ese momento. En una de ellas nadie quiere participar. El destino son las islas de las Especias, en el mar de la India, de donde proceden el clavo de olor y la nuez moscada que se pagan a precio de oro en los mercados europeos. Solo los portugueses comercian con ellas, ya que controlan la única ruta marítima conocida para llegar a las islas: la que va por el este. Sin embargo, un marino ha ofrecido al rey Carlos I buscar otra vía: por el oeste, bajando la costa del Nuevo Mundo hasta dar con un paso que les conduzca al mar del Sur. Embarcarse en esa expedición es una auténtica locura. Aunque tal vez sea la única oportunidad de los dos hermanos para borrar su pista, dejar atrás el pasado y emprender una nueva vida. El 10 de agosto de 1519, cinco naos al mando de Fernando de Magallanes parten rumbo a lo desconocido. Y en una de ellas, un joven norteño empezará a escribir una historia. La de un niño humilde de una aldea de Liébana, destinado a cuidar de su parcela de tierra, como sus padres y sus abuelos antes que él. Un niño que soñaba con aprender a leer y a escribir, y a vivir con su gran amor… hasta que todo se torció. Editorial: Grijalbo
«La Infanta y el Cardenal»
En 1713 Felipe V, primer Borbón de España, tras ganar la cruenta guerra civil de sucesión, reunió a las Cortes en Madrid y les exigió jurar que, para reinar, todo sucesor suyo debía nacer en España. Al morir su hijo Carlos III, no le correspondía el trono a Carlos IV, nacido en Nápoles, sino al hermano menor de aquel, el infante don Luis de Borbón y Farnesio. Esta novela histórica se sumerge en las intrigas de las camarillas cortesanas para desbancar al infante en favor del napolitano: a los ocho años le nombran cardenal de Toledo y de Sevilla; cuando renuncia por imperativo de conciencia, le arrinconan y él se resarce con veinte años de vida escandalosa. Cuando el confesor obliga a don Luis a casarse, su hermano Carlos III, para preservar la corona, le impone una esposa no aristocrática: la guapa zaragozana treinta y dos años menor María Teresa de Vallabriga. Desterrados de la corte «real», el matrimonio forma la suya propia, siendo Goya su pintor y Boccherini su músico de cámara. Sus descendientes serán despojados de los honores dinásticos y «la infanta» no será reconocida como tal hasta la muerte de don Luis, después de tan solo nueve años de tormentoso matrimonio marcado por los reproches y el exilio. Editorial: La Esfera del los libros.
«El final de Sancho Panza y otras suertes»
Al morir don Quijote, quedaron sus parientes y amigos, entre ellos Sancho y el bachiller Sansón Carrasco, su sobrina Antonia y el ama Quiteria, en el mayor desconsuelo y desconcierto. La muerte del caballero trajo a todos transformaciones asombrosas: aprendió a leer Sancho, que leyó su propia historia y la de don Quijote en los libros que publicó Cervantes, colgó sus hábitos el bachiller y se enamoró Antonia de él, llevando en su vientre al hijo de otro, y la vida en su aldea se estrechó tanto para los cuatro, que decidieron partir a las Indias, buscando fortuna y poner un poco de espacio al desamparo en que les dejó a todos la muerte de don Quijote.
Pero el camino emprendido se llenará de aventuras, no todas venturosas. Conocerán el mar, sus tormentas y corsarios, la ilusión de un paraíso y el temor de perderlo antes de alcanzarlo, prosperarán y fracasarán en cuanto emprendan, y verán cómo la vida nueva se entrelaza con la antigua, pues la sombra de don Quijote, y aun de Cervantes, y cuanto a uno y a otro sucedió, les seguirá hasta el Perú, con personajes que el lector del Quijote y de la vida de Cervantes conoce bien, y allí en las Indias la mayor parte de ellos acabarán sus vidas.
Es una historia que, como tantas vidas, sólo se puede resumir contándose entera, y donde el sentido se nos da en los grandes sucesos tanto como en los pequeños. Por eso la llamamos una novela. Editorial: Planeta
«Y de repente, Teresa»
La Inquisición contra Teresa de Jesús. Un proceso oculto durante siglos que por fin sale a la luz. Durante el reinado de Felipe II, la Inquisición se lanza con denuedo y auténtica obsesión a controlar la sociedad española. Nadie está libre de sospecha. Don Rodrigo de Castro es un inquisidor implacable, ambicioso y caut o, que se ha consagrado concienzudamente a realizar pesquisas sobre aquellas mujeres que caen en éxtasis o tienen visiones y misteriosas revelaciones, por si fueran «alumbradas», es decir, adeptas a la secta mística que tanto preocupa al Santo Oficio, que la considera herética y relacionada con el protestantismo. Y para hacer las averiguaciones pertinentes, De Castro ha nombrado a dos comisarios, un fraile dominico y un caballero de la Orden de Alcántara, con atribuciones especiales y secretas. En medio de todo eso, una mujer se afana por unir lo presente y lo eterno; separar la verdad de la apariencia y vivir una fe auténtica y una espiritualidad pura: Teresa de Jesús, la figura más grande y universal de la España del XVI, que no obstante su fina intuición, su magistral escritura y su virtud probada, fue acosada por los inquisidores, algo que se ocultó en los siglos subsiguientes y que hoy, por fin, es sacado a la luz. Editorial: S.A. Ediciones B