El autor desafía las convenciones de los géneros aunando un fresco costumbrista de la vida rural de la España de los años cincuenta, una novela de intriga psicológica y el despliegue de recursos narrativos propios de los relatos de terror.
Hasta ahora has cultivado el género fantástico y la literatura de terror, además del “realismo sucio” (así consta en tu biografía de la “Wikipedia”). ¿Nos puedes explicar qué es esto último?
Es un movimiento literario, variante del minimalismo, que se caracteriza por la sobriedad en la parcela descriptiva, primando la precisión y la crudeza. En mi caso particular, no sé si he llegado a cultivar el realismo sucio tal y como se concibe, creo que esta etiqueta se me colgó porque se notaba en mis primeras publicaciones la influencia de autores como Bukowski, Fante, Miller o Carver, algunos de mis autores de cabecera en la adolescencia. Y estas influencias se fueron mezclando de forma natural con mi tendencia a llevar las historias hacia un terror contenido, psicológico, que cada vez se me va diluyendo más.
¿Cómo compagina un autor tan prolífico su vida profesional con la literaria?
Aunque pueda parecer lo contrario, no soy tan prolífico. Escribo poco, lo que pasa es que lo rentabilizo mucho y casi todo acaba publicado. Lo compagino bien porque la mayor parte del tiempo lo dedico a actividades que tienen que ver con la literatura, compaginando con algún contrato temporal. Es lo que hay, la triste realidad laboral me ha pegado tan de lleno como a la mayoría. Lo de la estabilidad es casi una quimera, hoy por hoy.
En “Babujal” te adentras en el costumbrismo rural de la España de los años cincuenta. ¿Por qué has dado este giro hacia una temática menos relacionada con tu obra anterior?
Creo que, si atendemos a mi trayectoria como escritor, es casi una evolución natural. En mi etapa como relatista siempre alterné textos fantásticos con otros de corte realista, e incluso cuando escribo novela de terror suele tener un tono más cercano al realismo, los pasajes fantásticos están enfocados de forma que siembro la duda de si han ocurrido realmente o si son fruto de la imaginación de los personajes.
Del mismo modo, aunque en “Babujal” la historia me pedía realismo, es inevitable que se note en algunos pasajes que vengo del fantástico, y se me han colado algunos recursos propios del género. Pero es un drama costumbrista con tintes de misterio, por más que el título haga referencia a un demonio del folclore cubano. Una historia con los pies en el suelo, aunque pueda resultar tanto o más dura que cualquier fantasía oscura.
¿Cuáles han sido los mayores retos y escollos con los que te has encontrado al escribir este último trabajo? ¿Ha sido sencillo documentarlo?
El mayor reto fue enfocar la historia desde la perspectiva de una familia franquista, de los vencedores en lugar de los vencidos, que es lo más habitual. La mayor parte de la literatura o el cine que abordan la guerra civil lo hacen desde el punto de vista del bando republicano. Yo quise arriesgarme un poco y no juzgar, mantenerme imparcial dentro de mi propia ficción, yendo incluso contra mis propias convicciones.
Otro reto fue, precisamente, que no se volcase hacia el terror, cosa que me suele pasar a menudo. Conseguido.
Escollos muy pocos, diría que ninguno. Cuando me siento a escribir una novela la tengo, por lo general, clarísima en mi cabeza. En el caso de “Babujal” contaba a mayores con una planificación al detalle, cosa que hago en muy contadas ocasiones, porque soy más de dejarme llevar. Pero cuando manejas muchos datos, mucha documentación, es fácil que la cosa se te vaya de las manos, así que es mejor tenerlo todo bien atado. Y, aprovechando para responder a lo de la documentación, sí que fue sencillo porque hay mucha bibliografía y videografía sobre la Guerra Civil, la Posguerra y la Transición, que son las tres etapas en las que están ambientadas las diferentes tramas que se intercalan en la novela. Sencillo y apasionante. Soy un adicto a la documentación, siempre voy mucho más allá de lo que necesito, incluso cuando sé que voy a usar solo una pequeña parte de lo que estoy mamando. Para perpetrar una mentira creíble hay que conocer la verdad con el grado de detalle más alto posible.
¿Qué se va a encontrar el lector al abordar la novela? ¿Cuál crees que es su mayor atractivo?
Es una historia muy humana, emocional, por encima de la intriga y los giros de la trama, que también los tiene. “Babujal” es la historia de Ana Martínez, una mujer que nació en el seno de una familia de derechas, poco antes de que su padre se fuera a luchar en la guerra con el bando sublevado, y que, ya en plena Transición, recibe una noche dos llamadas inesperadas que pueden hacer que se derrumbe el armazón de la vida apacible que lleva en su exilio voluntario en París.
Voy a resumirlo en que es una historia dura pero bonita. Soy así de cursi.
Por último, ¿dónde podemos encontrar más información sobre tu trabajo literario y trayectoria como escritor?
Lo más sencillo es escribir mi nombre en “Google”. Ahí aparecerá casi todo lo que he hecho: publicaciones, trabajos editoriales, algún guión de cine… Aunque yo soy más de acercarme a las librerías y preguntar, me gusta el contacto directo con las personas.
Creo que todavía quedan por las estanterías de todo el país ejemplares de cualquiera de las ocho publicaciones que tengo hasta la fecha. También estoy preparando un taller de escritura creativa que pretendo impartir en Vigo, en cuanto mis otras obligaciones me lo permitan. Si alguien está interesado, puede contactarme mediante mensaje privado a mis perfiles públicos en las redes sociales. Siempre doy respuesta.
Sinopsis
Ana, felizmente instalada en París, recibe en un mismo día dos llamadas telefónicas que alteran su existencia cotidiana y la obligan a regresar a España: por un lado, su yerno le comunica que va a ser abuela y, por otro, la informan de la muerte de Alfonso, su padre, un héroe de guerra condecorado, al que siempre se había sentido muy unida.
Pero regresar al caserón familiar en el que ella y sus hermanas fueron criadas por una sirvienta cubana de su padre, Hada, tiene su precio: forzar a Ana a recordar su vida anterior. Aunque muchas cosas han cambiado en esos años, muchas otras, visibles e invisibles, permanecen ligadas a la antigua vida en el caserón.
Por la infancia y adolescencia de Ana deambulan los ecos de sangrientos episodios de la guerra civil, un crimen cometido hace más de dos décadas todavía por resolver, y una palabra inquietante y amenazadora que no puede pronunciarse: Babujal.
Ana tendrá que reconstruir el pasado y encarar una existencia hasta ahora en construcción permanente, cuyos cimientos ha visto resquebrajarse una y otra vez. Y tendrá que decidir entonces entre enterrarlo definitivamente o enfrentarse a él con todas las consecuencias.
El autor
Darío Vilas (Vigo, 1979) es escritor y guionista, labores que suele compaginar con su profesión de técnico en comercio. Ha ejercido como articulista en diversos espacios culturales y publicaciones periódicas, como las webs Cultura Hache u Ociozero, o las revistas impresas «Scifiworld» y «Transparencias».
Ha publicado relatos en numerosas antologías de relatos y ha sido galardonado con varios premios de literatura fantástica, siendo el más prestigioso de ellos el Premio Nocte 2014 concedido a su novela “El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas” (2013).
“Babujal” es su octavo libro en solitario y su primera incursión en el drama costumbrista con tintes de misterio.