Con motivo de la celebración del Día del Libro, hoy hablamos con uno de los principales autores con los que contamos en esta tierra, Fran Zabaleta. Historiador, maestro, editor y escritor de novela histórica y libros de divulgación, que además en otoño estrenó su última obra, En busca de la utopía.
Muchas gracias por atender a este periódico. ¿Qué puedes contarnos de este libro?
Surgió como respuesta a una inquietud, que es, también, una pregunta que todos nos hacemos: ¿qué mundo hemos creado?, ¿hacia dónde vamos?
En los últimos cincuenta años, el neoliberalismo más despiadado ha incrementado las desigualdades sociales hasta extremos indecentes, los ecosistemas están cada vez más arrasados, el planeta entero se va a la mierda de la mano del cambio climático, el trabajo es tan escaso como mal remunerado, los Estados reaccionan volviéndose cada vez más autoritarios… Cada vez más personas deseamos volver al campo, recuperar el sentimiento de comunidad, romper con un sistema fallido y llevar una vida más plena, serena, igualitaria y satisfactoria.
Pero, ¿es posible? ¿Existen alternativas? Y, si existen, ¿son opciones válidas o experimentos fallidos, sueños rotos? ¿Hay de verdad comunidades en las que es posible recuperar el contacto con la naturaleza y con los demás, lugares en los que vivir vidas más sanas?
Esa pregunta insistente me llevó a ponerme en marcha. Me subí a mi furgoneta, la Salvaje, y me lancé a un viaje de seis meses por los lugares más recónditos de la geografía española en busca de comunidades que vivieran de una forma más natural, más respetuosa con el medio ambiente y con los demás.
Fue un viaje en busca de respuestas en el que tuve ocasión de conocer personas y experiencias extraordinarias que viven vidas muy diferentes a las habituales. De ese viaje y de esas experiencias nació En busca de la utopía.
¿Ves factible la utopía en estos tiempos?
Las utopías, por definición, son inalcanzables, pero la lucha por establecerlas deja huellas: cada intento por alcanzar una vida más igualitaria, consciente y plena nos acerca un poco más a la utopía. Y al revés: lo que tengo muy claro es que no luchar por la utopía es dejar que te coman los lobos. Basta mirar alrededor para comprobar cómo los fascismos y los autoritarismos van comiéndonos a dentelladas mientras miramos para otra parte.
Creo que, además de un viaje físico, esta obra también ha supuesto para ti un viaje interior, ¿no es cierto?
Y tanto que lo fue. Lo que me fui encontrando me obligó a replantearme muchas cuestiones que creía firmemente establecidas y, en última instancia, este viaje cambió mi vida. De hecho, nada más terminarlo abandoné la ciudad y me instalé en el campo, en una remota aldea de Ourense, para tratar de crear mi propia utopía. Desde ese lugar te respondo a estas cuestiones, mientras por la ventana escucho el trinar de los pájaros y contemplo un paisaje de bosques interminables. No será la utopía, pero se le parece mucho…
Este es tu tercer libro de viajes, un género al que no tenías acostumbrado a tus lectores. ¿Cómo descubriste esta nueva pasión?
El viaje, la exploración, la curiosidad siempre me sedujo. Tras muchos años escribiendo novela histórica, necesitaba cambiar de registro, y me apetecía mucho volver al presente, contar el mundo en el que vivimos, ya no los mundos pasados. En fin, y además escribir libros de viaje es una excusa estupenda para viajar… y decir que estás trabajando.
¿Y habrá nuevos viajes literarios y reales con tu furgo?
Espero que los haya. No sé hacer otra cosa que escribir, es mi pasión y mi profesión. Aunque ahora, tras tres libros de viaje seguidos, y estando embarcado en esta aventura rural, la pulsión del viaje ha pasado momentáneamente a segundo plano. Tengo muchas ganas de retomar la novela, así que espero que el próximo libro sea eso, una novela contemporánea. Ya veremos.
Al mismo tiempo, sigues ofreciendo al público libros de divulgación histórica, como las series América indómita e Historias para disfrutar con la historia. ¿Podrías explicarnos algo de ellas?
Historias para disfrutar con la historia es una colección de relatos novelados sobre episodios clave de nuestro pasado: descubrimientos, batallas, inventos, ideas, hazañas individuales y gestas colectivas que consiguieron torcer el brazo de la historia y cambiar el rumbo de los acontecimientos. Surgieron de mi pasión por la historia, claro, pero también de mi incomprensión cuando alguien me dice que no le gusta la historia. Probablemente, esa persona fue víctima de un sistema educativo absurdo, pensado para matar la curiosidad, en vez de despertarla. Yo mismo tuve una profesora de historia tan desastrosa, tan inútil, que no acabo de entender cómo pude terminar estudiando historia. Me propuse enganchar a esas personas, contarles episodios clave de la historia de una forma cercana, atractiva, para meterles el gusanillo. Y la verdad es que estoy feliz por los cientos de comentarios positivos que me llegan.
América Indómita, por su parte, es una colección de libros de divulgación, a medio camino entre la historia y el relato histórico, que pretende contar la historia de América desde el punto de vista de los americanos. Y es que siempre nos han contado que España conquistó América, pero esa no es toda la verdad: frente a la América conquistada y colonizada, existió otra América habitada por pueblos que jamás se rindieron, nativos que se alzaron una y otra vez contra el opresor, esclavos fugados que crearon sus propios mundos ocultos en selvas y montañas e incluso europeos que se rebelaron contra las autoridades establecidas y eligieron vivir sin reglas, libres, independientes y salvajes. En cada volumen de esta colección narro uno de esos episodios, muy poco conocidos, de la conquista de América.
Muchas gracias por atenderme. Espero que esa utopía sea factible y que podamos vivir mucho más en comunidad los unos con los otros y con el mundo que nos rodea.
Gracias a ti, Gabriel. No lo esperes, hazlo. Tenemos que hacerlo ya, si no queremos que todo se vaya a la mierda… Y, por cierto, ¡feliz Día del Libro, a ti y a todos los lectores y lectoras!