En un arco ascendente de popularidad y seguidores, Bad Gyal llegó al Auditorio de Castrelos de Vigo para ofrecer una actuación para ratificar que es la más pegá del país. Hace apenas unos meses, en febrero, lograba un lleno total en el WiZink Center de Madrid, marcando un hito en su carrera al conquistar la capital con su estilo único y esta pasada noche hacía lo propio en el Auditorio de Castrelos.
Desde las primeras horas previas al espectáculo, las proximidades del Auditorio de Castrelos se transformaron en un desfile de estilo: glitter, croptops y rejilla dominaban la escena. Un cambio visual impactante en comparación con los conciertos previos de verano en este escenario, donde figuras como Bisbal, Pablo López y Alejandro Sanz habían sido los protagonistas. El contraste entre el estilo provocador de Bad Gyal y sus predecesores no pasaba desapercibido para un alcalde que subrayaba la diversidad generacional y cultural entre la juventud que se congregaba para disfrutar del espectáculo. Esta polaridad de estilos y perspectivas añadió una dimensión adicional a un concierto singular dentro de la programación de los conciertos de verano de Vigo.
A las 22.10 horas la catalana irrumpió en el escenario con una dosis de autotune que cautivó al público desde el primer acorde. Los éxitos se sucedieron: desde el inicial ‘Blin blin’, ‘Pussy’, ‘Su Payita‘ y ‘Gasto’, manteniendo a la multitud en un estado de euforia constante. Cada gesto de Bad Gyal se convirtió en parte de una coreografía magistralmente ejecutada, aunque por momentos carente de emoción, convirtiendo el escenario en su propio dominio. Ataviada con un top de lentejuelas y botas rigurosamente blancas, al contrario de su presentación en Primavera Sound, la catalana se hizo con el escenario desde el primer segundo con esa confianza de la que hace gala en todas sus presentaciones, por su parte el público respondía con halagos a cada paso, a cada gesto, a cada contoneo de reina, sin duda, Castrelos estaba ready.
Público sin aliento
Fundido a negro, griterío en la platea, luces malvas llega ‘Aprendiendo el Sexo‘, Bad Gyal transforma la plataforma en una cama, la canción avanza mientras su baby, uno de sus bailarines, la acompaña como amante furtivo. La química palpable, subían las pulsaciones, la provocación es un hecho, público sin aliento. Sin duda, uno de los momentos de la noche.
Pero Bad Gyal tenía más sorpresas reservadas. Durante el concierto, presentó temas como ‘Chulo‘, que formará parte de su próximo trabajo, desencadenando la locura de sus seguidores, quienes ya habían escuchado estos temas en presentaciones anteriores. Su capacidad para involucrar a su audiencia y mantenerlos conectados a sus ritmos es innegable, Bad Gyal no necesita presentar sus temas, le basta con golpear con su cadera en cada bpm.
Más energía para brindar
La despedida no fue definitiva, como es costumbre en los grandes espectáculos. Bad Gyal regresó al escenario entre aclamaciones, demostrando que aún tenía más energía para brindar. Éxitos como ‘Candela‘ o, la ya clásica, ‘Santa María‘ resonaron en todo el auditorio, preparando el terreno para un final épico en el que sonaban ‘Alocao‘ y ‘Fiebre‘, tras el regreso al escenario de la de Vilasar de Mar. El concierto llegó a su apoteosis, dejando a todos con la sensación de haber sido parte de algo verdaderamente espectacular.
Icono en la escena urbana
Bad Gyal, con su estilo único y su actitud desafiante, se ha consolidado como un icono en la escena urbana actual. Su capacidad para conectar con su público y crear un ambiente electrizante es innegable. Aunque su propuesta puede alejarse de las antiguas convenciones comerciales, su influencia es innegable y su audiencia la respalda con devoción y es que, sin duda, Bad Gyal se ha coronado como una auténtica diosa del dancehall patrio, llevando su música y su presencia escénica a niveles a los que pocos artistas pueden aspirar. Su concierto en el Auditorio de Castrelos de Vigo dejó claro que está aquí para proclamarse como la ama y señora de la fiesta de esta ciudad.