El Auditorio de Castrelos volvió a vibrar anoche con la intensidad de una de las bandas más icónicas del panorama musical español: Vetusta Morla. Tras el concierto de Xoel López, era el turno de los madrileños, quienes regresaban a este escenario cinco años después, tal como recordó el alcalde de Vigo, Abel Caballero. Este concierto se enmarca en una serie de actuaciones que marcan un antes y un después en la trayectoria del grupo, ya que la banda ha anunciado su “retirada temporal” hasta 2026. Vetusta Morla ha decidido tomar una pausa para escapar de la rutina de giras, promociones y la presión constante de la industria musical, en busca de recargar energías y reconectar con su esencia creativa.
De la independencia al mainstream
Vetusta Morla comenzó como muchas bandas indie, tocando en pequeños locales y festivales, construyendo su camino en la escena independiente con un sonido fresco y letras profundas. Su primer álbum, «Un día en el mundo«, marcó un hito en su carrera, pero fue con «Mapas» que alcanzaron el reconocimiento masivo. Cada álbum posterior ha sido una evolución de su sonido, manteniendo su esencia indie mientras conectan con un público cada vez más amplio.
A lo largo de su carrera, la banda ha demostrado que ser mainstream no significa perder sus raíces. Han sabido mantenerse fieles a sus principios musicales mientras alcanzaban la cima de la industria, convirtiéndose en una de las bandas más importantes de España. Y anoche en Castrelos, una vez más demostraron por qué.
Figurantes
El concierto de anoche no solo fue una retrospectiva de los éxitos de Vetusta Morla, sino también una plataforma para presentar su último trabajo, «Figurantes«. Este álbum se destaca por su madurez y coherencia, mostrando a una banda que ha sabido evolucionar sin perder la capacidad de sorprender a su fans, tanto a los que han seguido a la banda desde aquella independencia como los que se han sumado a lo largo de los años. Las nuevas canciones fueron bien recibidas, pero no cabe duda de que el público esperaba también reencontrarse con los grandes clásicos que han marcado la trayectoria del grupo.
De canción a himno
Desde los primeros acordes de ‘Puentes‘, hasta los últimos compases de la emotiva ‘Los días raros‘, Vetusta Morla logró convertir su concierto en una auténtica comunión con el público. Pucho, un frontman que siempre ha rebosado carisma, se dejó la piel sobre el escenario, acompañado de una puesta en escena impresionante que combinaba perfectamente la iluminación y los visuales con cada nota. El público correspondió, coreando cada canción con una intensidad que transformó el concierto en una especie de eucaristía musical.
Canciones como ‘Copenhague‘, que lleva más de tres lustros sonando, siguen emocionando a cientos de personas, como si el tiempo no hubiera pasado. La banda interpretó buena parte de esos temas que la han llevado a convertirse en la apisonadora musical que es ahora, y, era evidente ,que había un deseo generalizado de cantar esas canciones por última vez antes de su larga pausa. Temas como ‘Valiente‘, ‘Consejo de Sabios‘, ‘Sálvese quien pueda‘ o ‘Cuarteles de Invierno‘ han trascendido más allá de la música, convirtiéndose en auténticos himnos generacionales que resuenan en la memoria colectiva de su público.
Punto y seguido
El concierto culminó de forma inolvidable con una versión extendida de ‘Los días raros‘, que el público siguió coreando incluso después de que la música hubiera terminado. Vetusta Morla no escatimó en derroche de energía, con una combinación perfecta de voz, batería, guitarras y una producción visual impecable que mantuvo al público cautivado hasta el final. Como dirían ellos mismos, Castrelos «bailó hasta el apagón».
El paso de los años ha demostrado la trascendencia de Vetusta Morla y la noche en Castrelos fue una celebración de esa trayectoria. Vetusta Morla se encamina a su despedida (temporal), pero su música y su legado seguirán resonando en el corazón de quienes han encontrado en sus canciones la banda sonora de sus vidas.