El viernes 15 de mayo se anunció una cancelación que no por esperada resultó menos dura para los amantes del verano “festivalero”: Portamérica, Son do Camiño, Resurrection Fest y el Sinsal anunciaban que suspenden su edición este verano, pospuestos todos ellos hasta 2021. Una industria importante en el ocio estival se ve afectada por las consecuencias derivadas de la crisis del coronavirus. Hablamos con Joaquín “Kin” Martínez Silva, director de Esmerarte Industrias Creativas, presidente de la fundación Es Música, y mánager de bandas tan importantes como Vetusta Morla.
Octavio Beares –Comencemos explicando el golpe inicial que supuso la crisis del COVID-19 para el sector de los promotores de conciertos y festivales, en pleno mes de marzo… el pasado 15 de mayo se anunció lo que todos temíamos inevitable, pero no por ello menos doloroso.
Kin – Lo primero es entender que esto es una pandemia global, algo inédito, no recordamos algo parecido. En marzo pasamos de una incredulidad a una esperanza relativa, pensando que podría ser leve, pero acabamos el mes con una conciencia del drama que se venía. Los que llevamos en este sector tantos años lo primero que pensamos es en el público. En las condiciones plenas y además seguras para generar ese espacio de convivencia, y de relajación de la vida diaria que es un festival.
Hay además incertidumbre porque no hay una vacuna. Para mí otra solución a la tomada, posponer eventos, son remiendos y opiniones. En este contexto un real decreto es una opinión más, en forma de medida, de orden, pero sin certezas. Hay que gestionar el sentido común a través de tres tipos de medidas, relativas al sector de los festivales de música. Controlar distancias de seguridad, medidas higiénicas, y medidas organizativas. Y francamente no le veo una salida a estas tres medidas ineludibles. No veo una solución lógica para una actividad como un festival de música en el que no exista riesgos sanitarios. Para público, para artistas, para trabajadores. Me parece algo inevitable lo que ha sucedido y lo que tiene que venir. Un año parece un tiempo largo y crucial, pero en una vida es una anécdota. Y el riesgo vital ante una pandemia es algo que puede ser dramático. Hay que pensar que poner en riesgo la salud está fuera de lugar. Tengo el convencimiento de que sin un claro protocolo de seguridad no se debe volver a la actividad.
Además existe un ordenamiento jurídico, unas normas administrativas… pero en estos momentos pierden su sentido porque el coronavirus lo ha cambiado todo. Han cambiado las reglas del juego ante una nueva realidad. Y la realidad que tenemos es una pandemia. Los instrumentos políticos preexistentes carecen de sentido y lo que hay es que tomar decisiones de gestión y adaptación normativa ante la nueva situación. Planes de rescate sin dejar a nadie por el camino, con una vía de sostenibilidad de todos los sectores. Y entender que la crisis nos ha tocado a todos y a partir de aquí entender que una serie de valores tienen que resurgir. Cuestiones tenidas por banales, casi anecdóticas, como la solidaridad cobran un valor enorme. Yo saco cosas positivas al ver que damos valor a un científico, a un epidemiólogo… Es el momento del valor de las personas, de la ciencia… toda esa amalgama de líneas y reflexiones son las que nos llevan a tomar decisiones pensando en la gente. Y en que el en momento que podamos volver a trabajar, entender que volveremos de una forma nueva.
La música como gran dinamizador espiritual, pero también por su impacto socio económico, nos obliga a pensar que nuestra vuelta tiene que implicar un discurso y un mensaje en esta línea, de nuevos valores.
La realidad que tenemos es una pandemia, hay que tomar decisiones de gestión y adaptación normativa
OB. –En este panorama de parálisis global la música en streaming ha sido una presencia constante, lo que demuestra que la música es importante. ¿Las promotoras habéis también realizado eventos en línea, pensáis que esta nueva virtualidad puede ser una vía a explotar?
Kin – A ver, se me hace muy difícil imaginar en estos momentos que nos toca vivir (y para quien puede disfrutarlos) sin un buena serie, un libro, un buen disco… la gente, creo, está trabajando muchísimo, pero a la vez hemos conseguido aprovechar los tiempos de ocio como nunca. Ese disco que tenías por escuchar, y que “ya escucharé”, o el libro pendiente… ahora son la ventana a la vida, la alternativa al confinamiento. Por otro lado el artista, y el creador, necesitan expresarse, y socializar su obra.
Fruto de esto ha habido una eclosión de iniciativas. Está bien, pero hay que empezar a trabajar todo esto desde ciertos estándares de calidad. Lo digo porque se puede caer en la idea de que este fenómeno se convierta en un cauce para la creación y la venta de la música. Y eso sería un error gravísimo para la música, todo este movimiento de confinamiento no es un sustituto al concierto en sala, en festival… es verdad que los artistas se están comprometiendo muchísimo en sustituir experiencias que ahora no pueden ser con acciones en línea. No estoy en contra de nada, pero sí soy escéptico. Luego convertimos todo esto en reallity shows, se consume masivamente… y eso no sería un reflejo ni de la creación musical real, ni del consumidor. Este sabe lo que es un rigor de calidad. En la creación y en lo que es una actuación profesional, un concierto.
Además, obviamente todo el fenómeno streaming de estas semanas pasadas no es un modelo pensado en su monetización. Tengo clarísimo que un concierto gratuito es una simiente para que la cultura decrezca. La cultura no es gratis, y esto hay que entenderlo. Lo contrario sirve para no valorar la cultura. Una cosa es ayudas, subvenciones que abaraten su acceso, otra cosa es tirar la cultura a un contenedor de basura, porque no se valora. La cultura gratis es flaco favor para la cultura.
OB –En un panorama de desescalada paulatina y lenta ¿puede haber una inversión de intereses por parte de los grandes festivales, mientras no llegan las ediciones de 2021, en nuevos formatos, espaciados y restringidos a salas, por ejemplo?
Kin – Nuestra intención es trabajar en la experiencia completa de nuestros eventos. Trabajamos en generar un espejo de lo que teníamos programado trasladándolo para el 2021. De hecho prácticamente todo lo programado para 2020 se va a poder ver en el evento en 2021. Y lo que queremos es que la mala experiencia de hoy sea suplida mañana por una muy buena experiencia.
¿Hacer cosas intermedias? No pretendemos ese camino, francamente. Para empezar porque estamos hablando de fases de desescaladas, en la fase x podemos ir a, o hacer según qué cosas… pero lo que hay que tener es el sentido de responsabilidad ante el coronavirus. No es cuestión de fases, sino de que elegimos responsabilidad. Sí, se pueden hacer cosas, “apaños”, pero creo que el sector de los promotores musicales debemos ser solución antes que posibles problemas. Quiero decir: yo hasta que no vea que realmente en una sala no se suprime todo peligro… si no se elimina todo riesgo, no veo soluciones intermedias. Se reduce el aforo, donde entraban 200 entran 80. Muy bien, pero ochenta en una sala cerrada sigue siendo potencialmente peligroso. Los músicos tocando en escenarios pequeños, con asistentes que entran y salen del escenario cambiando un micro o una guitarra… No es una cuestión de fases, es asumir una responsabilidad y una realidad, y la realidad es que un concierto es un evento muy difícil de llevar a cabo. La amenaza está ahí, no podemos acostumbrarnos a las cifras de muertos, tenemos que ser rigurosos como promotores de eventos para masas. Llegará un momento en que no existan riesgos, y ahí queremos darlo todo para provocar una experiencia 100% satisfactoria (y segura).
OB –Se ha presentado un documento con “52 medidas extraordinarias para afrontar las consecuencias de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 en el sector de las artes escénicas y la música” ¿Cuál está siendo la respuesta desde el Gobierno Central, respecto a los eventos musicales?
Kin – Esas son las 52 medidas que le pedimos al gobierno desde un sector amplio, pero a mí me corresponde ahora la presidencia de Es Música, la Federación de la Música de España, desde donde hemos propuesto un protocolo de 15+15 medidas. Son propuestas de carácter normativo, como ya se han tomado con el fútbol. Son medidas ante la pandemia como causa de fuerza mayor. También suponen los aplazamientos unilaterales asumidos por nosotros. Hay que tomar decisiones, y equivocarse es de quien toma decisiones. Pero el Gobierno Central, que tiene las competencias asumidas, es quien debe manifestarse en este respecto. Nuestra propuesta ha sido unilateral, no consensuada con el Gobierno, que es quien debería declarar causa de fuerza mayor la cancelación de eventos musicales. Yo he tenido conversaciones con el ministro de Cultura, con la Secretaría General de Consumo y con el INAEM (Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música), a quienes agradezco la interlocución y el acercamiento con Es Música. Pero no es suficiente, media Europa ha tomado la flexibilización de normativas de consumo, mientras que en España estamos dándole vueltas a nimiedades. Al final no va a haber más remedio que tomar las medidas que han tomado Bélgica, Italia, Alemania o Portugal hace dos meses, respecto a los eventos musicales. En el gobierno no hay definición, sino un “veremos cómo va” y no, si no tomamos decisiones firmes y no cerramos festivales vamos a arrojar una imagen de irresponsabilidad que no es real. Así que hemos tomado esas medidas nosotros, y hemos pospuesto los festivales. Pero unilateralmente.
«No va a haber mas remedio que tomar las medidas de Bélgica, Italia, Alemania o Portugal hace dos meses»
¿Y qué pasa entonces? Pues que hablamos de un sector que no tiene regulación laboral específica, itinerarios formativos de formación pública, ni adaptación fiscal a la actividad… no tiene nada, solo leyes antiquísimas. Así que nos ajustamos a contenedores comunes con soluciones comunes. ¿Qué nos encontramos? Que muchos profesionales del sector de festivales y de conciertos han acudido a cobrar el paro o ERTES o créditos ICO, medidas que aplaudimos… y se encuentran con que este sector se ha quedado fuera porque no cubre los requisitos diseñados para acogerse a estas medidas. Pedimos adaptaciones.
Es verdad que se han tomado medidas pero no son completas, no abarcan a todo el espectro que trabaja en nuestro sector, así desde la asociación decimos que más vale algo que nada pero que, siempre en solidaridad con otros sectores, pensemos en planes de rescate, en cómo vamos a hacer las cosas. El cine se rebaja cinco puntos el impuesto de sociedades por Real Decreto. Y el resto no. ¿Es menos importante el teatro o la música que el cine, o hay una cuestión de poderes fácticos, de medios de comunicación poderosísimos? Pues no puede ser, hay que ser tajantes: la cultura no entiende de límites, y ese límite que pone en un lugar a un sector cultural y en otro lugar a otro sector cultural no obedece a un criterio lógico. Hay tiempo para subsanar, y pedimos eso precisamente, la buena voluntad de subsanar los errores políticos. Esto ayudaría enormemente en la crisis del sector.
Más allá de todo esto, de esta crisis, nosotros trabajamos con planes de largo plazo, estratégicos. Los festivales trabajan con diseños prolongados que pueden ser de ayuda. Podemos generar mucha economía alrededor de lo que hacemos. Cerrar un Portamérica en Caldas sabemos lo que supone para un pueblo como Caldas.
OB –El síndrome Fib, que se decía respecto al festival de Benicàssim.
Kin –Exacto, así que ¿qué tenemos que hacer los agregadores de contenido para darle precisamente eso, contenido a nuestro sector? Pues tener herramientas para no estar en precariedad legal, y luego, con ese soporte, trabajar en lo nuestro en positivo. Somos capaces, lo hemos demostrado otras veces, de levantarnos. Nosotros y todo lo que está alrededor de un festival: turismo local, pero también tendencias, logística, comunicaciones… Así que pensemos en positivo.
OB –¿Qué términos y propuestas queréis dialogar, negociar con el Gobierno del Estado y con la Xunta de Galicia? ¿Se trabaja en algún plan con la Consellería de Cultura y Turismo de la Xunta de Galicia?
Kin – Tengo que decir que el tratamiento a todo el sector por parte de la Diputación de Pontevedra ―que es quien nos atañe porque estamos en la provincia―, así como de Xunta de Galicia ha sido inmediato, un trato de preocupación y apoyo. Desde la Xunta desde el primer momento han escuchado y me consta que promueven una batería de medidas. Medidas en la línea de proteger las estructuras de las empresas y, muy importante, al capital humano. ¡Si perdemos al profesional, al personal del sector, no existe una bolsa de trabajo de sustitución! Agadic ha sacado una línea de ayudas que premia la creatividad y hay una muy buena noticia para Galicia: se van a conservar las preservaciones fiscales para los patrocinios del Xacobeo de cara a 2022, y esto es muy positivo dado que 2020 está perdido. Tenemos que optimizar todas estas medidas institucionales para ser responsables en el sentido de recuperar nuestro sector y muchos otros que lo están pasando tan mal como nosotros.
A falta de conocer letras pequeñas estoy contento porque al menos se han fijado en nosotros y nos han comprendido. Se trata de construir una base desde la que se consiga, con más medidas de futuro, la recuperación completa del sector musical y de conciertos en vivo. ¡Tengo un halo de esperanza, en fin!
OB –¡Ojalá! Alcaldía de Vigo parece comprometerse con la cultura con reuniones y también abriendo portales virtuales culturales… el subsuelo cultural de Vigo es muy activo… ¿Puede ser nuestra ciudad un lugar dinamizador para la cultura en el período posterior a esta crisis?¿Puede surgir en Vigo una propuesta musical, un festival que sea un foco dinamizador en Galicia?
Kin– No estoy tan al tanto aunque sé que ha habido reuniones, también contactos con salas… pero no me consta una estrategia desde Vigo clara. Vigo es importante en el contexto de que el alcalde es el presidente de la FEMP, y su papel en positivo es importante.
Yo he propuesto una idea que para mí sería importante de cara al futuro. Me gusta aportar argumentos, dar una valoración y una aportación desde mi humilde experiencia. Para las celebraciones de verano ya existía una previsión, con presupuestos y reservas de crédito. Los ayuntamientos disponen de un gasto en cultura, en conciertos, y este dinero está ya en el presupuesto de 2020. Lo que está pasando es que para evitar que dicho presupuesto se diluya va a reinvertirse en pequeños conciertos en plazas, con artistas jóvenes, de la ciudad… Es el discurso ya no solo de Vigo sino de muchas ciudades. Y aquí entra la seguridad y sus protocolos. ¿Por no abandonar la actividad vamos a organizar conciertos donde se ponga en peligro la convivencia, la seguridad sanitaria en los espacios…?
Mi propuesta pasa por otra vía: hay dos variables, disponer de tiempo para gestionar eventos y disponer de tiempo para la ejecución de ese evento. El momento de celebración se ha pospuesto, tiene que ser pospuesto por salud pública. Sin embargo la capacidad organizativa, el tiempo para gestión, lo tenemos. Yo lo que propongo es un gran “pacto de la música”, porque la gravedad de la ocasión lo merece. Un pacto a nivel estatal, en el que participen gobierno, comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos. Y entre todos optimicemos los presupuestos que tenemos en global, en ese gran pacto. A partir de ahí, trabajemos: cómo van a ser los festivales, los conciertos en salas, la proyección de artistas jóvenes, la posibilidad de un bono cultural… todo. Marcar unas bases globales. Y que los presupuestos ya reservados para este tipo de eventos puedan adherirse a este plan. ¿Vigo ya cuenta, ahora, con un presupuesto de un millón y medio de euros para festejos? Pues que retenga en ese plan general un millón de cara al futuro.
De este modo las empresas y profesionales pueden prevender esa actividad, para cuando se pueda desarrollar. Hay unos presupuestos hoy, pero posiblemente los de 2021 y 2022 estén muy mermados. Aprovechemos el presente para prevender ―y las instituciones para precomprar― actividades que se puedan desarrollar plenamente. Y así se garantiza que toda la cadena de valor del sector se protege con esos anticipos. De este modo en el año 21 y 22 quedarían pagadas (o parcialmente pagadas) muchas cosas, muchos productos de calidad. Y desarrollados fuera de una situación de peligro sanitario.
Esto ayudaría a la cadena de profesionales del sector, que como te decía antes no está pudiendo beneficiarse de las ayudas actuales. Estaríamos invirtiendo en realidad de futuro. De lo contrario muchas empresas, muchos creadores, se van a quedar por el camino. Incluido un talento creativo que necesita de estas gestiones, planes y pactos de futuro.
«El sector musical necesita de gestiones, planes y pactos de futuro»
OB –Siguiendo con Vigo, los grandes conciertos internacionales no van a poder celebrarse este año, ya se ha pospuesto el gran concierto de Sting en Castrelos… Me gustaría saber qué futuro inmediato y a medio plazo ves a la tradicional cita de Castrelos, el mayor reclamo musical del verano vigués. ¿Puede surgir de la crisis nuevos modelos a medio plazo para amortizar esa cita ya clásica, renovarla incluso más allá de la promoción de grandes nombres? En 2020 casi se puede entender un germen de algo nuevo en el concierto de Furious Monkey House, Xoel López y Vetusta Morla.
Kin –Yo creo que se acercan tiempos donde el artista y el contenido nacional va a adquirir más importancia. La planificación de estos eventos, como los conciertos multitudinarios de Castrelos, es a medio plazo, y desde luego España tiene una oportunidad histórica de que todos estemos a una: el sector aportando contenido en positivo, de un modo constructivo. Y el público tiene que tener un orgullo de pertenencia de una escena, nacional y local. Que haya grandes figuras internacionales es fantástico. Que vengan es importante porque a la vez supone poner en valor nuestro territorio, evita desplazamientos fuera de Galicia a ver a los grandes artistas. Y en Galicia se ha hecho un esfuerzo, tanto el sector como las instituciones, por acercar a los grandes nombres a un territorio que parecía, antes, abandonado.
Ahora bien. Ante la previsible incomparecencia de artistas internacionales, pueden surgir propuestas de lo local, modelos de festivales más patrios pero con un contenido que crea la marca país. Para esto hay que consolidar ese talento y por supuesto, internacionalizar ese talento. Es una marca de identidad, un valor de imagen.
OB –Es algo que el fenómeno Rosalía por ejemplo ha demostrado que puede suceder.
Kin – Claro. Pero además, ¿cuántas Rosalías no se han quedado por el camino? Hay muchas Rosalías, muchos Vetustas Morlas, Pablos Alboranes… hay un potencial enorme y sin embargo si piensas cuantos artistas pueden vivir de la música, se cuentan con los dedos de una mano. Y no hablo de una vida de tópicos del rock, de lujos y excesos. El sector ya no es ese estereotipo, está formado por currantes y gente solidaria que busca dar una experiencia buena a sus seguidores, con vocación y pasión.
Hay potencial y por no poder potenciar ese talento, mucho se queda por el camino Y es una pena porque además el potencial de la escena patria es enorme. Un artista local además genera empleo y economía nacional, mucho más que uno internacional. Porque el artista de aquí hace una gira interna por cincuenta o sesenta fechas por todo el país. Esto involucra a profesionales directos, y a hostelería etc. Comparado con el show, y muy costoso, de un artista internacional que hace dos, tres fechas… no se debe prescindir de esas grandes estrellas, pero sí pensar en equilibrar y en conseguir convertir esta crisis en una gran oportunidad.
«Se acercan tiempos en los que el artista y el contenido nacional van a adquirir más importancia»
OB –Por último quiero preguntarte por el futuro de vuestras más conocidas propuestas “fesivaleras”, el Portamérica en Caldas de Reis, y O Son do Camiño en Santiago de Compostela. Se aplazan, obviamente, pero mantendrán los carteles ya anunciados, o partirá de cero y potenciará nuevas sorpresas para hacer, en 2021 una cita especial.
Kin – A ver la realidad que nos deja, hablamos desde la incertidumbre del presente, pero sin duda ganas, trabajo e ilusión estamos poniendo. Queremos que los festivales en 2021 sean las mejores ediciones posibles. Como te decía antes, tenemos la suerte de que los artistas de los carteles de 2020, en términos generales, se han comprometido a asistir en las ediciones del año Xacobeo. A mayores, lo que venga nuevo vendrá a mejorar. No solo en contenidos musicales sino en la forma de vivir la experiencia de un festival. Queremos ofrecer a la gente durante el tiempo que dure el festival algo que nos transporte, nos alivie y nos dé la sensación, sana, de superación. El virus nos ha obligado a abandonar aquello que más nos gusta, y queremos que esas ediciones del 21 sean una “revancha”.
OB –Una revancha que al final se resume en una idea: aportar felicidad, que es lo más grande que nos aporta la música, y sobre todo la música en directo.
Kin –Eso es, y en lograr esa felicidad trabajamos.