Quienes lo acompañaron durante el espectáculo tampoco quedaron atrás. El grupo All Starr Band, nació en 1989 y a lo largo de los años ha ido cambiando algunos de sus músicos. En la actualidad lo componen estrellas como Gregg Rolie, el virtuoso de los teclados que acompañaba a Santana desde la época de Woodstock; Graham Goldman, instumentista, cantante y fundador del grupo “10 cc”; James Colin Hay, compositor, cantante y multiinstrumentista que formó parte del grupo “Men at Work»; Steve Lukather, compositor, arreglista, guitarrista, bajista y cantante de la banda “Toto»; Warren Ham, excelente saxofonista, flautista, percusionista y cantante, que formó, junto a su hermano Bill el grupo “The Ham Brothers”; y Gregg Bissonette, virtuoso batería que formó parte de la banda de David Lee Roth.
El espectáculo se caracterizó por una extraordinaria sencillez. Sobre el escenario se elevaba una tarima para los instrumentos de percusión entre los que destacaban dos baterías, una de ellas, una Ludwig que tocaba Ringo Starr, y otra, de la marca Dixon, para Gregg Bissonette, que deslumbró con sus solos y que descargaba de esfuerzos a Ringo, que se limitaba a llevar con mucha dignidad los ritmos básicos. En primer plano, a la izquierda, los teclados: un piano eléctrico y un órgano Hammond. Entre las diversas guitarras eléctricas y acústicas utilizadas se distinguía perfectamente un bajo Rickenbacker, así como diversos amplificadores de la marca Bogner. Durante la actuación, los músicos iban cambiando de guitarra con mucha frecuencia, y podían distinguirse a los utilleros afinando y ajustando los instrumentos amparados entre las sombras, a ambos lados del escenario, así como una mesa de mezclas a la derecha, también sobre el escenario, que completaba el conjunto de sonido con otras al fondo de la pista. Los sistemas de iluminación y los cañones de luz, sobre el escenario y en la parte trasera del Coliseum, además de iluminar el escenario y el entorno, también proyectaban imágenes de colores sobre el fondo del escenario. Eso era todo.
Cabe destacar, además del repertorio variado y de la inmaculada interpretación de todas las composiciones, el excelente e impecable sonido —-sorprendentemente, sonaba como un disco—-, obra, sin duda, de un equipo de ingenieros y de técnicos acostumbrados a resolver los retos más difíciles en el terreno de la acústica.
El concierto, sin ninguna duda, ha sido histórico, y a las estrellas del conjunto hay que sumar la del propio Ringo Starr, que ha brillado con su propia luz de leyenda viviente y que ha sido capaz de aglutinar a un equipo de profesionales de calidad indiscutible. Un concierto excelente y emocionante, tanto para nostálgicos como para jóvenes.