“La casa del mono furioso” atesoran varias características que ha hecho de ellos una propuesta única en el entorno de las fiestas de Vigo este verano: no son dinosaurios viviendo de glorias pasadas si no muy jóvenes (pero mucho, alumnos y alumnas de la E.S.O.); no se miden por las radiofórmulas, las cancioncillas almibaradas y las fluslerías Triunfitas, si no que se inspiran en Nirvana, Pixies o Wezer y el indie rock noventero con las válvulas de aceleración bien abiertas; tienen mucho futuro por delante si resisten el envite de ser la curiosidad de temporada; y no son un circo (un recuerdo cariñoso para la nadería esa de la movida ochentera con un montón de restos del naufragio). Al par de canciones interpretadas en Castrelos con convicción y firmeza, no llama tanto la atención ver a NIÑOS sobre el escenario de Castrelos, si no su magnífica vocalista (Mariña Paz, asombrosa garganta a mimar), el sonido recio, las melodías perfectas e incluso algún atisbo de personalidad intentando reflotar el mar de influencias (¿veremos al Mono practicando indie-funky, por ejemplo?, había momentos que ese bajo saltaba solo).
Quizá en el futuro podremos recelar de la sobre explotación (acaban de actuar en Port América, son protegidos de la agencia Esmerarte, que en ellos ha visto filón, y lo entiendo), o decir que hoy las canciones tienen que crecer, pero la banda capitaneada por el mono iracundo (único adulto del grupo y profesor de música de los demás miembros de la banda) es un proyecto sólido, lo ha demostrado en Castrelos y pienso que se puede tener fe en su indie rock para todos los públicos. En mi generación los niños teníamos que aguantar a Parchís. Hoy nuestros hijos tienen una banda que desde Pontevedra les arroja olas de distorsión moderada, bases de granito y guiños a Pixies como “Little noisy bunny”, un “I Bleed” para preadolescentes. Y en directo demuestran oficio, tablas y horas de serio ensayo. Fue una hora en la que sonaron canciones tan fibrosas como “Life into the wild”, su aportación a la banda sonora de la nueva película de Zipi y Zape, o su pequeño hit personal, la chispeante “With my hands”. Y da gusto ver cómo disfrutaban en Castrelos, llegando a ofrecerse para tocar siempre que se les llame. Ayuntamiento, déjate de estrellas de postín, tenemos la joya en casa.