Ni 24 horas tardó el pianista en responder con otra agradecidísima misiva en la que afirmaba: “Me encanta la idea”. El resultado ha sido el concierto gratuito, solo para internos, trabajadores y ONG que colaboran con el PAIEM, que este lunes por la mañana ha ofrecido en el salón de actos de la prisión de Pontevedra.
El primer movimiento de la Sonata nº 15 de Beethoven, el Scherzo nº 2 de Chopin y la melodía de Orfeo y Eurídice de Gluck han sido algunas de las piezas interpretadas por el británico, ante un salón de actos a rebosar y un silencio absoluto que ha sorprendido al propio pianista. Hora y media “de paz y armonía perfecta en medio de tanta locura”, como los internos calificaban la música de Rhodes en su carta.
Se la enviaron tras la lectura conjunta en el módulo del libro Instrumental del británico. Sobre el libro han conversado tras el concierto: sobre la infancia complicada de Rhodes y su trabajo para “arreglar lo que está roto por dentro”. Uno de los internos le ha preguntado sobre la sensibilidad creativa de las personas con enfermedades mentales. La respuesta del pianista ha sido:
“Todo el mundo tiene muchas cosas dentro. Para mí, la música es la mejor forma de sacarlas, la mejor manera de escapar. Me gusta la soledad: yo y mi piano. La creatividad es una manera de hacer frente a los problemas de salud mental. ¿Cuánta gente en esta prisión puede pintar, crear música y no tenemos ni idea?”.
Por ello, Rhodes ha elogiado el trabajo del PAIEM que este año cumple 10 años de su implantación en el centro pontevedrés. El Programa, en el que intervienen tanto sanitarios como profesionales de Tratamiento penitenciario, pretende dar respuesta a las necesidades en materia de salud mental de internos e internas en centros penitenciarios.
Los de A Lama han cumplido este lunes una ilusión. O, como ellos explicaban en su misiva, parafraseando una máxima de Rhodes: “Existe una posibilidad (mayor de lo que crees) de que todo salga bien”.