Se llama Joaquín Martínez Silva (Briallos -Portas-, 1971), pero en el planeta musical español -también en el internacional- lo conocen como Kin. Gallego hasta la médula e inquieto hasta en una entrevista por Zoom, es a día de hoy una referencia para cualquier gran evento. Desde su empresa Esmerarte Industrias Creativas, con sede en Vigo, organiza unas de las grandes citas del verano, PortAmérica.
Pero antes de esta faceta productora, Kin ha hecho de casi todo. Periodista y corresponsal de Faro en el Deza, funcionario en el servicio de Emprego de la Xunta, dueño de una tienda de discos en Pontevedra y hostelero con uno de los locales de mayor éxito (Edra) en el Sanxenxo de finales del siglo XX.
Tras la segunda cancelación consecutiva de PortAmérica no tira la toalla. Todo lo contrario, estudia la forma de poder ofrecer actuaciones este mismo verano, aunque sea con otros formatos, y preparar el gran regreso a la carballeira de Caldas de Reis en 2022. «Esas pruebas masivas nosotros también las podemos hacer, no solo bien, si no de una manera muy controlada y dirigida a un público que es más difícil de controlar», asegura.
-¿Recuerda algunos tiempos tan malos para la lírica como los presentes?
-Son malos tiempos. Ahora llueve sobre mojado. Creo realmente que podemos darle la vuelta. Tenemos un reto para hacer las cosas bien fijándonos en lo que haga Europa y el resto del mundo. A nivel cultural tenemos un gran legado, idioma, identidades culturales sin utilizarlas de manera positiva…
En 2019 participé en la reunión con 22 ministros de cultura de Iberoamérica para declarar el año musical de 2020. Hablamos de empleo, pero también de igualdad, recuperación patrimonial, transformación digital, brecha de valores, es decir, cuánto pagamos por lo que consumimos en la red y cuánto reciben los artistas. Si no recuperamos nuestro patrimonio digital seguro que en 10 años la música será peor y nos olvidaremos de nuestras raíces. Si repasas la lista de éxitos de la música actual, de los 100 primeros, 90 son copias exactas del mismo patrón. Cuidado con la digitalización, porque también debemos tener en cuenta lo analógico.
Trabajo mucho en Medellín y gracias a muchos proyectos de común convivencia han evolucionado y superado la época de miseria de Pablo Escobar. Descubrí que ahora, en su Presupuesto la primera prioridad es la seguridad y la salud; el segundo, la educación y la cultura. Estamos en un momento de evolucionar con tantos problemas en Europa: refugiados, Brexit, crisis, elitismo, independencia… y Galicia es hoja de ruta, espiritual, de valores humanitarios, y hay que potenciarlo. Tenemos la oportunidad, pues la cultura nos va a distinguir y llega a todo el mundo. Cuando me dicen que tengo que trasladar a Madrid la oficina, pienso que Galicia tiene más oportunidades para todo que Madrid y que Barcelona, estamos en un lugar estratégico.
-Nos quedamos de nuevo sin PortAmérica
-PortAmérica es un espacio de convivencia, encuentro y disfrute y cuando esto está comprometido y no puedes asegurar un espacio seguro no tiene ningún sentido. Con mascarilla es imposible llevarte a la boca los suculentos bocados sin haber riesgo. Haremos en 2022 una edición con un formato propio, quizás bastante mejor porque en todo esto también hay cosas buenas que tenemos que sacar e implementar. Además, en 2021 también vamos a hacer algo, pero vamos a esperar un par de meses a que se unifiquen los criterios en cuanto a aforo y a saber qué podemos hacer, saber la incidencia del virus.
A partir de ahí quiero trabajar en positivo y hacer algo en el 2021 que sea la puerta hacia el 2022, la puerta a esa década que también decía no solamente tiene que afectar a PortAmérica sino nuevos hábitos de consumir la cultura. En este caso música y experiencia. También desterrar esta situación que estamos viviendo y salir reforzados, porque yo creo que se pueden hacer algunas otras actividades y desde luego las vamos a hacer
-¿En qué formatos están trabajando o en qué están pensando?
-La cultura ha demostrado que es segura. Es lógico, porque cuando organizamos un evento necesitamos una licencia de actividad que tiene que pasar por una serie de protocolos y de comprobaciones técnicas a través de cada uno de los técnicos de los municipios donde se realizan todas las pruebas de seguridad, que no se produzcan masificaciones, salidas de emergencia… Nuestra actividad ya era la más controlada previamente al covid, con lo cual haciendo las cosas bien como ya lo hemos demostrado de manera ejemplar no hay contagios porque no dejamos nada al azar. Tenemos hospitales y médicos, ambulancias medicalizadas en nuestros eventos. Es que no se nos puede comparar con ninguna actividad y es por eso que el resultado es que no hemos tenido ningún contagio. ¿Cómo lo va a haber? Porque lo venimos haciendo bien desde siempre. No se nos debería penalizar sino premiar. Aparte de premiarnos, deberían utilizarnos por haber sido buenos a la hora de gestionar las aglomeraciones. Somos una herramienta para la sanidad, pues trabajamos para una población que va a ser la única vacunada, asintomática y la que más se mueve, más proclive a contagios con el cometido de disfrutar de la música y que está dispuesta a pasar por una serie de protocolos, test de antígenos previos etc, hacer burbujas sanitarias para que puedan acceder. Ese rastreo que se está haciendo, esas pruebas masivas nosotros también las podemos hacer no sólo bien si no de una manera muy controlada y dirigido a un público que es más difícil de controlar.
Este año vamos a hacer algo que sea la puerta para el 2022 y para los nuevos hábitos de consumir cultura»
-¿Qué opinión tiene sobre el debate generado con los conciertos de Raphael y Taburete
-Son casos muy diferenciados. En el caso de Raphael, a lo mejor no se ha comunicado todo lo bien que debería, esa es la realidad. Estuvo muy bien hecho. Analizando todos los protocolos que se han llevado a cabo, no hay sitio más seguro. Porque con el nivel de ventilación, con sectorización, parcelado… no tiene ningún sentido la polémica. Para entrar en el WiZink hay sectores que no se comunican entre ellos y había 16 puertas. Si ves la imagen aérea hay 4.300 o 5.000 personas, pero realmente había huecos, corralitos, con 350 o 400 personas con distancia de seguridad, hidrogel, mascarilla, sentados perfectamente, sin tocarse con los de al lado, con una ventilación que ya quisieran para sí algunos hospitales… Hay un opinómetro con expertos que saben de todo. Yo estoy orgulloso del concierto de Raphael. Somos un sector ejemplar porque lo hemos hecho bien y seguimos informando de nuestros riesgos y las medidas a tomar, preventivas. Nadie mejor que nosotros sabe cuáles son los riesgos. Y tenemos unos resultados que no se pueden mejorar porque tenemos pleno acierto en la gestión. Tenemos que ser premiados por esto, copiados por la manera de ejercer nuestros protocolos, pero parece que es muy fácil arrojar una cerilla encima del bote de gasolina para incendiarlo. Todo el mundo tiene derecho a opinar y todo el mundo tiene su razón, pero eso no significa que tenga el conocimiento real y ni siquiera que esté acertado en su opinión.
Estoy orgulloso de cómo se hizo el concierto de Raphael, pero hay un opinómetro con expertos de todo
-¿Podría Vigo aprovechar el escenario que tiene en Castrelos para grandes eventos?
-Castrelos tiene un condicionante. Es un parque protegido, eso tiene una serie de condicionantes desde el punto de vista operativo y de poder ejecutar allí eventos dentro de los protocolos que se requieren. Habría que intentar perimetrar Castrelos, todo el espacio, no solamente la parte de abajo y eso ya implica un problema desde el punto de vista administrativo, de protección del parque, etc. y sectorizarlo y trabajar en un protocolo específicamente para él. Me atrevería a decir que no sólo Vigo, sino el sur de Galicia y el norte de Portugal carecen de un espacio ideal para grandes eventos.
-¿Está pensando en algo similar al Monte do Gozo de Santiago?
-Creo que necesitamos un espacio sin pendientes, diáfano con una serie de infraestructuras, dotado precisamente para que los grandes artistas, por ejemplo, puedan pasar por la ciudad de Vigo. Y no sólo hablo de Vigo, tampoco en el sur de Galicia o en el norte de Portugal tenemos ese espacio. Hay una gran carencia en esta zona. En Galicia también tenemos que contar con la meteorología, que a veces como ya sabemos es mejor en ese sentido, pero el gran espacio indoor es el Coliseo de A Coruña. Así que a partir de ahí se pueden hacer conciertos, pero ya cuesta mucho más porque no tenemos los espacios adecuados para ello. Tampoco se trata de gastar dinero en grandes infraestructuras, es una cuestión que hay que tener clara. Creo que hay que tener espacios diáfanos, con una gran superficie con buenas salidas de emergencia, parking, con buenos accesos para dotar de cierta infraestructura y que al final las grandes giras tanto de grandes artistas nacionales e internacionales puedan recalar ahí. Esto generará un impacto económico en la zona donde se desarrolle como genera un gran festival, pero deberíamos establecer una metodología de medición y ver qué es lo que genera también en la industria auxiliar, desde el punto de vista de comunicación o del impacto publicitario, si no el valor que queda en la retina. Como el valor experiencial de venir a consumir en este caso las Rías Baixas.
Necesitamos un gran espacio, no se trata de gastar dinero en grandes infraestructuras, sino de parking, buenas salidas, accesos…
-¿En qué sitio está pensando?¿Porto do Molle?
-En los alrededores de Vigo, en cualquier sitio. Porto do Molle no, porque fíjate con la polémica que hubo con PortAmérica en Nigrán. Hubo un problema porque hizo crecer tanto tantas cosas… Y me hago muchas veces la pregunta, y me la he hecho con muchos amigos y mucha gente que me ha ido conociendo en estos años y me decía que la primera vez que había ido a Porto do Molle fue con un PortAmérica. Ahora está lleno de naves. Cuando nosotros llegamos allí no había nada, salvo alguna fábrica el resto estaba vacío y ahora no se puede. Hubo un momento que el desarrollo del festival también suponía una amenaza para el funcionamiento de toda aquella industria. De esto no se ha hablado nunca, pero nosotros lo que hicimos fue llenar de éxito ese espacio hasta el punto de que hay tantas empresas que nos tuvimos que ir porque incluso con buen criterio los dueños de los terrenos, Zona Franca, hasta los últimos meses no nos podían garantizar el poder hacer allí el festival porque no sabía si alguna industria nos compraría una parcela. Entonces, cómo puedes organizar un festival que necesitas de un año para otro sin saber que tienes garantías de poder utilizar la parcela. Al final Porto do Molle no puede ser, pero yo creo que sin salir del Concello de Vigo, a lo mejor dentro del plan urbanístico que se está aprobando… todo esto mejor habría que contemplarlo.
-¿Cómo ve el panorama cultural y musical en Vigo?
-No voy a hablar en ningún momento de lo que se está haciendo bien y mal, pero sí pediría respeto por los agentes culturales locales. Me parece fundamental. Hay una agenda de carácter privado e industrial en la ciudad que es la envidia de muchas otras ciudades y localidades. Necesita de órganos de interlocución y de planteamientos en clave positiva y estratégica para todo lo que se está haciendo en Vigo, en todas las disciplinas culturales y artísticas, muy reconocido no solo en las empresas si no en las iniciativas, asociaciones sin ánimo de lucro, etc, etc. Los artistas que han salido y están saliendo de esta ciudad. Lo que pido es respeto desde el punto de vista de la proactividad, es decir hay que trabajar en potenciar nuestra identidad, detrás de cada empresa, de cada entidad, de cada iniciativa hay mucho empleo, mucha tributación, mucha cotización a la Seguridad Social y muchos medios de sustento para mucha gente. Creo que lo global empieza por lo local y entonces en este sentido yo creo que Vigo es una potencia. Es cierto que cuando hablamos de las grandes ciudades de la música, Vigo es una referencia, pero cuidado, estamos heredando, vivimos de la renta pasada. Es el momento de renovar esa renta que teníamos de concepto de ciudad caliente, de punto rojo dentro de la geografía a nivel nacional e incluso internacional de la creatividad.
Vigo es una referencia musical y una potencia, pero cuidado, estamos heredando, vivimos de la renta pasada
-¿Está Vigo perdiendo punch?
-No quiero que suene como que estoy criticando esto. Lo quiero ver en positivo, quiero hacer una reflexión hacia el realismo positivo. Hay muchas cosas mejorables, pero estoy hablando de entendernos para potenciar lo que realmente tenemos y ayudar a generar mucho más valor desde el punto de vista cultural, de la riqueza, de la identidad, del sentido de pertenencia de nuestro patrimonio, pero también del valor industrial, del económico. Estamos empleando a mucha gente, pues sigamos por ahí. Estamos pidiendo que la gente venga, pues démosles mayor aliciente a nivel cultural para que quieran volver y traer a más gente y asentar todo esto, porque ahí está lo que te decía al principio, nos pueden quitar muchas cosas pero no nuestros grandes valores, que Galicia no sea el final del camino. Formamos parte de la vieja Europa, aprovechemos ese valor en positivo.