El 7 de mayo de 2024 fallecía a los 61 años, inesperadamente, una de las figuras más importantes del rock. Pocos sabrán de Steve Albini por su nombre, pero si les comento que se trata del productor que definió el sonido de discos como “Surfer Rosa” de Pixies o “In utero” de Nirvana la cosa cambia, imagino. Su trabajo repercutía en un sonido poderoso pero seco, directo, crudo. Albini también capitaneaba una banda, el trío Shellac. Y Shellac sonaban igualmente crudos, directos, minimalistas. Redefinieron el post hardcore en una carrera alérgica a cualquier conato de comercialidad. Por ejemplo, este último disco (que el trío había anunciado hace ya tiempo) no ofreció copias de prensa, ni avances, ni presentaciones. Por otro lado los seguidores de la banda saben que, aunque han pasado diez años desde su anterior trabajo, los avances serán discretos: Shellac no necesitan reinventarse, solo reunirse cuando tienen un buen paquete de nuevos temas y grabarlos con la pericia que caracteriza a Albini (y a sus compañeros Bob Weston y Todd Trainer, también ingenieros de sonido). Fatalmente póstumo, su concreción ―diez canciones en poco menos de media hora― ofrece música minimalista y febril, llena de humor, macabro e ocasiones, y el diálogo de una guitarra afilada, un bajo telúrico y una batería serpenteante amalgamados con la voz de papel de lija de Albini. Que en “I Don’t Fear Hell” Albini suelte que “cuando todo esto haya acabado, me abalanzaré sobre mi tumba como si fueran los brazos de una amante, si hay un infierno, ahí conoceré a todo el mundo” convierte el sarcasmo mítico de Albini en una triste despedida. ★★★☆☆
Beth Gibbons es la voz magnética de Portishead, banda clave en la música de los últimos treinta años que paradójicamente tan solo tiene tres discos de estudio. El último, de 2008. Así que quienes hemos sido atrapados por el imán de esa garganta prodigiosa, entre el blues y el soul otoñal que sin embargo fue el futuro del pop (Portishead son uno de los bastiones del trip hop, música que en los noventa sonaba al mañana) solo podíamos alegrarnos ante este disco firmado en solitario. Porque además, sin ser Portishead, sí es muy Gibbons. O lo que podemos esperar de Beth Gibbons: clasicismo y vanguardia, futuro y pasado, raíces y búsquedas. Todos conocen a Portishead aunque no lo sepan, gracias sobre todo a la publicidad (que ha usado varias canciones de los de Bristol). No le pierdas la pista, ahora, a Lives Outgrown, el disco de una de las voces más fascinantes de la historia del pop, mecida en un sonido orgánico que renueva el folk de cámara.★★★★★
Había ganas de conocer el nuevo trabajo de Dua Lipa. Radical optimist venía precedido por cosas tan atractivas como “Houdini”, donde su pop discotequero maridó con la psicodelia de Tame Impala (el single y por extensión el nuevo disco de Lipa lo produjo Kevin Parker, líder de la banda australiana). Sin embargo el disco quizá peca de inconcreción, en vez de dejarse zambullir en las posibilidades de tener a tu lado a uno de los grandes magos del sonido del siglo XXI. ¿Oportunidad desaprovechada? A medias, porque hay canciones llenapistas dignas de la eficacia de la firmante de Future nostalgia. Sin ir más lejos sus otros singles, “Training season” e “Illusion”. Pero aquel disco deslumbrante y adictivo no ha sido, ni de lejos, superado por esta su continuación. ★★☆☆☆
Y la joya del mes es el tercer trabajo de Billie Eilish. “HIT ME HARD AND SOFT” rubrica la posición de privilegio de la autora de himnos generacionales como “Bad Guy” o “Your Power”, se nutre de los logros de su pasado (la personalidad oscura y exploratoria de su debut, el regusto clásico y las letras confesionales de Happier tan ever) para redondear un tercer LP que despeja dudas. Ella es el ejemplo perfecto de la intersección ideal entre el estrellato rutilante y la creatividad insobornable. Elegante, mutante, seductor, ajustado (nada de duraciones megalómanas, son 10 canciones en 43 minutos y se sobran para tocar en cielo), el tercer LP de Billie Eilish no es simplemente una buen disco que defienda “placeres culpables” de los indie kids, o que alimente a un fandom entregado a la estrella, sino uno de los discos más destacados de lo que llevamos de 2024.★★★★★
Y cerramos con una batería de destacables varios, como el retorno de DIIV con su rock denso y ruidoso (Frog in boiling water), Nati Peluso que retorna con Grasa tras cuatro años de silencio (relativo, recordemos colaboraciónes etc.), el clásico Paul Weller o La Élite, que insisten con un sinthpunk de pogo garantizado, y Alizzz, productor de C Tangana o Amaia, se consolida con un segundo disco urbano y al tiempo guitarrero.