Cuando sales de Galicia, uno de los conceptos más complejos de explicar es el de “verbena” y es que en esta comunidad va, mucho más allá, de una simple noche de fiesta en honor a una santa o al patrón del pueblo. La verbena tiene sus propias reglas no escritas, sus tiempos, su estilo y, por supuesto, sus orquestas.
En la cúspide de la pirámide de sonidos verbeneros estivales nos encontramos a América de Vigo, pilar fundamental desde hace décadas y grupo que ha revitalizado la experiencia de la verbena. Eder, bajista del grupo, y Miguel, fundador y actual manager, nos reciben con un café para compartir su visión sobre la música y su propuesta única.
Verbena musical
Los conciertos de América de Vigo son verdaderas maratones musicales que se extienden por aproximadamente tres horas, un viaje sonoro que abarca desde los clásicos del rock and roll de los años 50 hasta las canciones que han marcado la última década, “podemos tocar desde Elvis o los Blues Brothers hasta Muse”, uniendo generaciones bajo el influjo de sus voces. Al preguntarles sobre este extenso repertorio, Eder nos revela su enfoque: «No intentamos copiar las canciones, las adaptamos a nuestra esencia. América suena a América, incluso cuando interpretamos temas icónicos de artistas de los Rolling Stones o Queen».
Toque distintivo de América
La diferencia entre América y una orquesta de verbena convencional radica en la ausencia de metales, un toque distintivo que ha permitido a la banda encontrar su propio nicho en un contexto donde los sonidos latinos y las baladas pop suelen dominar. Ellos lo tienen claro «Somos un grupo de verbena, pero nuestra etiqueta real es la de ‘banda de versiones de rock’. Queremos ofrecer algo diferente al público, una experiencia musical genuina y diferente a la que se pueden encontrar en cualquier verbena».
Pandemia
América no solo se diferencia por su enfoque musical, sino también por su dedicación por la música en vivo. A pesar de las limitaciones impuestas por la pandemia de COVID-19, el grupo optó por ofrecer conciertos con el público sentado, lo que permitió enfocarse en la calidad musical. Eder explica: «La gente viene a escuchar, a sentir la música. No invertimos en pantallas o efectos llamativos, preferimos invertir en el talento humano y en ofrecer interpretaciones de alto nivel».
De abril a noviembre
Aunque América solo está en el escenario entre abril y noviembre, su trabajo es constante durante todo el año. Después de la última actuación de la temporada, la banda comienza a diseñar el setlist para el próximo verano. Los meses de invierno se dedican a perfeccionar el repertorio, y el último fin de semana de marzo marca el regreso triunfal a la verbena, donde los corazones vuelven a latir al ritmo de la batería.
Vivir de la música
La pregunta inevitable sobre si se puede vivir dignamente de la música encuentra una respuesta clara en Eder: «Sí, se puede. Los miembros de América podemos vivir dignamente de la música». Esta afirmación llega respaldada por la pasión y el compromiso que tienen, y que América se sube al escenario alrededor de 130 veces durante una temporada que dura apenas 8 meses.
Más que un grupo, una familia
América es más que un grupo; es una familia unida por la pasión por la música. Durante sus 47 años de existencia, la banda ha mantenido una estabilidad inusual en la industria musical, con solo tres bateristas, tres bajistas, tres guitarristas y cuatro cantantes a lo largo de su historia. Miguel nos revela su filosofía: «Siempre apostamos por talento que no perteneciera al mundo de las orquestas. Queríamos mantener nuestra esencia única».
Orígenes de América
La conversación con Miguel nos lleva de vuelta a los primeros días de América, cuando la banda tocaba en plazas de pueblos con un repertorio que incluía a The Beatles, Shadows y Rolling Stones. En una época en la que la verbena se ha vuelto homogénea en su enfoque musical, América se destaca por su valentía y su compromiso con su propio estilo. «Nunca seguimos la corriente, apostamos por nuestra visión y eso nos ha diferenciado a lo largo de los años. Fue un acto de cabezonería», dice Miguel con orgullo.
Festival de Benidorm
Finalmente, la conversación se torna nostálgica al mencionar los intentos de América de crear su propia música en el pasado. Aunque no lograron llegar al Festival de Benidorm debido a limitaciones económicas, los temas que grabaron en los estudios de Juan Pardo en Madrid dejaron una huella perdurable. Miguel recuerda con una sonrisa: «Los temas eran chulos, ¡pero éramos pobres! No tuvimos padrino y nos volvimos para casa”.
Ascenso del Getafe
Mientras nos despedimos entre anécdotas y risas, recordamos una noche inolvidable en la que América interpretó «We Are The Champions» en la Puerta del Sol de Madrid durante la celebración del ascenso del Getafe FC. Fue un momento mágico que encapsuló la esencia de esta banda única que ha dejado una marca imborrable en el mundo de la verbena y en los corazones de quienes los han seguido fielmente durante décadas. En un panorama saturado de repetición, América sigue siendo una brisa fresca que nos recuerda la importancia de mantener la autenticidad en la música y en la vida misma.