Fran Almodóvar pertenece a una familia en la que no existen antecedentes artístisticos. Sus primeras incursiones en la música las realizó en grupos escolares. Participó en varias formaciones al mismo tiempo que desarrollaba su vida laboral como almacenista y como técnico electrónico. La crisis del 2009 lo llevó a las filas del paro y en ese momento decidió encarminar su vida profesional por el sendero de la música. En la actualidad, Fran Almodóvar es un virtuoso de la guitarra, tiene su propio canal de YouTube, y se dedica a impartir clases de guitarra, de bajo eléctrico y de ukelele, con esporádicas actuaciones personales.
Pregunta.- Háblenos de sus comienzos en el mundo de la música.
Respuesta.- Comencé cuando estaba en el colegio, cuando tenía unos catorce años. Empecé en el colegio con una actividad extraescolar de guitarra.
P.- ¿Y hasta aquel momento no tenía ni idea?
R.- Nada. Ni idea. Lo único es lo que me había enseñado un amigo y compañero de los scouts. Cuando era mucho más joven estuve en los scouts y había un amiguete que siempre llevaba la guitarra a las acampadas y yo alucinaba. Lo veía tocar y a mí me encantaba. Yo tendría trece o catorce años y él me enseñó cuatro nociones básicas. Después le dije a mis padres que quería aprender a tocar la guitarra y me apunté al curso de guitarra en las actividades extraescolares.
P.- ¿Cómo completó su formación musical?
R.- Como lo que aprendía en las actividades extraescolares se me quedaba corto empecé un sendero por varios profesores de guitarra. Cada vez mis gustos tiraban más hacia el rock y hacia la guitarra eléctrica. Dos años después yo ya quería la eléctrica y mis padres me la regalaron. Yo continué formándome con profesores especializados en mis gustos musicales, una etapa de unos diez años.
P.- ¿Le resultó difícil el aprendizaje?
R.- Hombre, el aprendizaje resulta difícil, sobre todo cuando vas avanzando a niveles más altos y demás, lo que pasa es que para mí, la música, y tocar la guitarra, es mi mayor pasión. Entonces, lo que se hace con gusto, aunque sea dificultoso, se lleva bien.
P.- ¿Y abandonó los estudios por la música?
R.- No. Acabé el bachillerato y luego estudié electrónica. Soy técnico en Formación Profesional en la rama electrónica, que estudié en el IES Ricardo Mella, en el Meixoeiro, en Vigo. Y después estuve varios años trabajando en varias empresas. En un almacén de transportes, como técnico instalador de máquinas expendedoras y de café, en el montaje de huellas electrónicas, en la instalación de gps para la pesca del atún… Estuve en varias empresas con el tema de la electrónica.
P.- ¿Cuándo decidió dedicarse profesionalmente a la música?
R.- Aproximadamente en el año 2009, cuando España estaba en plena crisis económica y laboral, terminó el contrato con la empresa donde yo trabajaba y valoré si buscar trabajo o dedicarme totalmente a la música. Cuando estaba estudiando electrónica ya daba clases individuales y a grupos reducidos para sacar un dinerillo extra para mis gastos; no era nada nuevo. El grupo musical en el que estaba, “The Mirage”, había sacado un disco que funcionó muy bien, se vendieron casi todas las copias e hicimos giras a nivel de toda España. Yo quería tener más tiempo para mí y para dedicar al grupo donde yo tocaba, y todo eso me animó a tomar la decisión, aunque al principio no estaba en mis expetativas dedicarme profesionalmente a la guitarra, lo veía como algo temporal. Pero claro, continúas ahí, poco a poco pasan los años y vas teniendo más alumnos, vas teniendo más experiencia y, claro, al final ves que es tu camino. Yo tengo estudios de electrónica, pero lo que realmente me gusta es esto, y disfruto enseñando a la gente lo que a mí me gusta hacer: la música. Entonces ya no volví al camino de la electrónica. Y hasta ahora me ha ido bien.
P.- ¿De qué grupos ha formado parte?
R.- Empecé participando en varios grupos durante mi etapa de estudiante, con dieciséis años, creo que tenía. El primer concierto que di fue en mil novecientos noventa y ocho. Luego, los proyectos más serios fueron “The Mirage”, que empezó en el dos mil uno y con el cual estuve catorce años en compañía de Suso Valcarcel en la batería. Compaginando con ese grupo participamos los dos en “Nocheni”, un grupo de Heavy Metal y Power Metal, que ya tenía muchos años de existencia; existió cerca de veinte años. Hubo una temporada en la que Suso Valcarcel y yo compaginábamos los dos grupos. Luego, cuando dejamos “The Mirage” fundamos “Supernatural”, un proyecto que existió hasta enero de este año, después de grabar un disco del que se habían vendido prácticamente todas las copias y de actuar en muchos conciertos y festivales; nos fue muy bien, pero llegó un momento en el que decidimos disolver el grupo y desde enero no participo en ninguno. Pero guardo muy buen recuerdo de todos quellos grupos.
P.- ¿Se puede vivir de la música?
R.- Sí (se ríe). No es fácil, pero sí se puede. Es una carrera de fondo. Te lleva más tiempo que una ingeniería. Necesitas dedicarle mucho tiempo.
P.- ¿Y la rentabilidad es mayor, igual o menor que una ingeniería?
R.- (Risas), la rentabilidad es suficiente para vivir, para tener un sueldo. A ver, lógicamente no es para todo el mundo, porque, como digo, como es una carrera de fondo, es el que aguanta más. Y necesitas, no tanto la formación musical, que la puedes tener, sino la formación como músico tocando con bandas, desarrollando un proyecto, haciendo canciones buenas, grabando un buen disco y, sobre todo, insisitiendo una y otra vez, dando a conocer tu música, y eso lleva mucho tiempo.
P.- ¿Usted también compone?
R.- Sí. Desde siempre. Instrumentales y vocales. Pero las letras son mi asignatura pendiente. Enseguida cojo una progresión de acordes y empiezo a desarrollar una melodía de voz y ya tengo la canción hecha. Lo que me falta es concretar la letra.
P.- ¿Cuántos instrumentos toca?
R.- Toco la guitarra clásica y la eléctrica, y también el bajo y el ukelele. Pero mis clases las centro en la guitarra, que es la que domino, aunque también doy clases de bajo, pero sólo para gente que esté iniciándose en ese instrumento. Y también tengo alguna noción de batería y ahora me estoy metiendo un poco con el teclado. Pero tocar, tocar, yo diría que la guitarra y un poquito el bajo.
P.- ¿Todavía conserva su primera guitarra eléctrica?
R.- Sí, la conservo —risas—. La conservo, pero no se puede tocar porque le faltan los trastes… En fin, todavía la conservo. No se puede tocar, pero todavía se puede rehabilitar.
P.- En la actualidad compagina las actuaciones en solitario con la enseñanza. Háblenos de su academia.
R.- Al principio daba clases particulares en mi casa, pero como el número de alumnos iba en aumento tuve que alquilar un local en las galerías del número 51 de la Avenida de las Camelias, en Vigo. Lo he preparado con la infraestructura necesaria para desarrollar la actividad docente con comodidad y sin molestar a nadie. Doy clases individuales o en pequeños grupos que procuro que sean homogéneos. Por menos de lo que piensa la gente, doy clases de una hora por semana con el horario lo más adaptado que se pueda a las necesidades de cada persona y a los huecos que van quedando. Primero veo los conocimientos que tiene la persona y lo que quiere aprender, y luego planifico y adapto las clases; ya llevo muchos años haciéndolo y todo el mundo queda contento.
P.- ¿Qué tipo de música toca en sus actuaciones en solitario?
R.- Son conciertos en los que toco la guitarra acústica y también canto. Hago versiones de los clásicos del rock: “Creedence Clearwater Revival”, “The Beatles”… Es que con el tema de las clases tengo mucho repertorio del que tirar, porque lo que enseño a los alumnos también lo tengo para mí (www.franalmodovar.com).
P.- Para asistir a sus clases, ¿es imprescindible llevar un instrumento?
R.- No. Aquí, en el local, hay varios tipos de guitarras: clásicas, acústicas y eléctricas. Incluso tengo un bajo y un ukelele. Intento facilitarle a los alumnos lo máximo posible. Lo único que les pido es que compren una carpeta y que no la olviden en casa cuando vengan a clase. No necesitan ni boligrafo, ni púas… La libreta es lo único que hay que traer.
P.- ¿Son necesarios los conocimientos previos de música?
R.- Para nada. Se puede partir de cero o del nivel que tenga cada persona. Todos los años hay alumnos que parten absolutamente de cero. Durante años he estado dando cursos de iniciación a grupos en el CUVI (Universidad de Vigo). Cada cuatrimestre llegaba un grupo de unas diez personas sin saber lo que era una guitarra. Se podría decir que estoy especializado en gente que parte de cero.
P.- Para aprender, ¿influye negativamente el tocar de oído?
R.- Yo creo que no. Yo lo veo positivo porque la persona ya tiene oído musical. Una de las cosas más importantes en el aprendizaje es tener oído musical y diferenciar lo que está bien y lo que está mal. Yo les enseño y los corrijo, por ejemplo, en la postura de los dedos para un acorde, pero ellos también tienen que ser capaces de saber si suena bien o si suena mal, y el tocar de oído ayuda.
P.- ¿Al tocar un instrumento influyen las marcas y las calidades?
R.- Claro que influyen, un buen instrumento favorece, por su buen sonido y su comodidad. Un buen instrumento te ayuda y te motiva, pero un buen guitarrista es capaz tocar con una sartén. Y dependiendo de cada instrumento te apetece tocar una cosa u otra según sea una guitarra española, una acústica o una eléctrica. El tipo de guitarra eléctica también te pide un determinado estilo. Sí, el instrumento ayuda, pero el instrumentista, si es bueno, es capaz de tocar bien con cualquier cosa. De hecho, he visto videos de grandes guitarristas capaces de tocar perfectamente con equipos de cincuenta euros.
P.- ¿Qué es lo que hace un buen instrumentista?
R.- Supongo que lo mismo que hace un ‘buen lo que sea’: tener pasión por lo que hace, y dedicación. Dedicarse en cuerpo y alma a mejorar lo que estés haciendo.
P.- ¿Hay una edad para aprender a tocar la guitarra?
R.- Por mi experiencia, hay edades mejores y peores para aprender. Yo aconsejo hacerlo a partir de los siete años porque con menos años, por regla general, es casi perder el tiempo, por eso establezco la mínima edad adecuada en siete años. En cuanto al límite, yo no pondría límite de edad, depende de las facultades de cada persona.
P.- ¿Cuanto tiempo se necesita para aprender a tocar un instrumento, guitarra, bajo o ukelele? ¿O cada uno tiene su tiempo?
R.- Esa pregunta me la hacen a menudo los alumnos cuando empiezan. Depende de cada persona. No se puede concretar. Yo les enseño, pero lo más importante no es que alguien te enseñe, sino lo que tú aprendas, y para que tú aprendas necesitas esforzarte. Por ejemplo, no es lo mismo leer un texto que memorizarlo.
P.- De los instrumentos que usted enseña, ¿cuál es el más fácil?
R.- Yo creo que el ukelele. Por diferentes razones se puso de moda hace unos años. Es muy portátil, es pequeño, es barato, y también es muy cómodo para niños por el tamaño de los trastes. En el ukelele, con muy pocos acordes, quizá sólo con tres, ya eres capaz de tocar un montón de canciones. Es como una guitarra fácil, transportable y barata.
P.- ¿En sus clases también enseña teoría musical o se centra en enseñar a tocar el instrumento?
R.- Sí, doy teoría musical. Es una parte que me gusta mucho, teoría, armonía…, cómo se construye la música, las escalas, los acordes, los arpegios… Es la parte teórica y me gusta mucho, pero sé que es una parte que no le vale a todo el mundo porque hay alumnos que sólo vienen a aprender las canciones que le gustan. Lo que hago yo es adaptarme a sus gustos y necesidades; ellos saben sus gustos, pero las necesidades para que aprendan las sé yo. En las primeras clases veo lo que necesitan y yo me adapto para que aprendan del modo mejor posible.
P.- ¿Qué consejos le daría a una persona que comienza a tocar un instrumento?
R.- Casi el mismo consejo que a la persona que lleva muchos años: que coja el instrumento con ganas, y que si se está iniciando, que no se rinda, que tenga en cuenta que el inicio en cualquier cosa siempre es algo difícil. Pasado un pequeño espacio de tiempo, mucho antes de lo que pueda imaginar, empezará a tocar unos primeros acordes y con ellos ya podrá tocar tres o cuatro canciones que le gusten.