Castrelos se vino abajo cuando comenzó a sonar el tema «Manda una señal». Miles, miles y miles de personas, en un número muy difícil de contabilizar, esperaban en la platea, el anfiteatro y en el resto del parque vigués a que comenzase la actuación del verano.
Maná triunfa, estaba cantado, y llena esta noche el recinto al aire libre de Vigo como pocas veces se había visto. Quizás solo aquel ya mítico concierto de Mike Olfield en 1993 o los más cercanos Franz Ferdinand, Pet Shop Boys o Metallica y Oasis pueden acercarse a lo que vive esta noche el escenario por excelencia de los conciertos vigueses.
Desde muchas horas antes, cientos de personas pusieron rumbo al parque. Cortado el tráfico en su calle central -Paseo Ángel Illari- para facilitar la movilidad de espectadores por todo el recinto, Castrelos es ahora mismo (en el momento el que se publica esta crónica) un auténtico hervidero.
Antes de que saltasen la banda de rock latina al escenario, hubo por supuesto el saludo de rigor del alcalde de Vigo, Abel Caballero.
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