Empatía. Esta es quizás la palabra que mejor puede definir el espectáculo que uno de los grandes de la música española ofreció la noche de este martes en Vigo. Miguel Bosé puede gustar o no, su música puede estar en las antípodas de las preferencias del espectador, pero nadie podrá decir es que no se entrega en cuerpo y alma a su público.
Ocurrió de nuevo en un abarrotado auditorio de Castrelos, con unas 30.000 almas de todas las edades entregadas de principio a fin para disfrutar de su gira «Estaré». Aseguró nada más saltar al auditorio que diecisiete años habían pasado desde que el artista no actuaba en nuestra ciudad y no defraudó.
Celebraba sobre el escenario vigués, según él mismo confesó, cuarenta años de carrera musical y no quiso dejarse nada, incluso alguna lágrima que también regaló tras dos horas de concierto y las reiteradas peticiones de la platea para que no se marchase.
“Nena”, “Duende”, “Aire soy” o “Nada particular” fueron algunos de los primeros temas que ofreció ante un público encandilado, pero la locura se desató con sus clásicos, desde “Morir de amor” a “Creo en ti”, pasando por “Linda”, “Superman”, “Diablo” y “La chula”.
Muy arropado por su equipo, el tema «Sevilla» enloqueció a la grada, pero lo mejor estaba por llegar y Bosé tuvo que salir hasta en dos ocasiones aclamado por Vigo. “Bambú”, “Bandido” o “Solo si” hicieron gritar de nuevo a Castrelos, pero su despedida, sentado, visiblemente emocionado y con todo Castrelos entonando «Te amaré» fue el colofón perfecto para una gran noche en el mejor auditorio que nunca tendrá Vigo.