A Íñigo le debemos el abrir las ondas de la radio española a las músicas que llegaban de otros países; él era quien nos traía las novedades musicales, los sonidos lejanos. Quién no recuerda aquel magnífico programa titulado “El gran musical”. Íñigo inició su trayectoria en televisión con el programa “Último grito”, en 1968, y luego continuó con “Ritmo 70”, “Estudio abierto”, “Directísimo”, “Esta noche fiesta”, y “Fantástico”. Una gran experiencia que contribuía a tener una opinión autorizada en temas musicales y todo lo vinculado con Eurovisión.
Uno de los hitos que todos recordamos con viveza, a pesar de los años transcurridos desde entonces, fue su programa de televisión “Directísimo”, en el que entrevistó al mentalista Uri Geller. Aconteció en el mes de septiembre de 1975, cuando muchos de nosotros todavía vivíamos nuestros años estudiantiles. En aquel programa, el mentalista de origen israelí asombró a toda España doblando cucharas y poniendo en marcha relojes parados, incluso a distancia. Quien más y quien menos sujetó una cuchara, siquiera una cucharilla, para tratar de emular a aquel individuo que parecía venir de otro planeta. Íñigo, además de presentar el programa, hizo el papel de testigo directo en nombre de todos los telespectadores, que entonces éramos muchos más de los que hoy pueda convocar cualquier programa, puesto que todavía no existían las cadenas privadas y la imagen era en blanco y negro. Aquella entrevista fue realmente espectacular e inolvidable, y todo ello se lo debemos a José maría Ïñigo.