Este jueves noche, Alejandro Sanz deslumbró a los asistentes en el Auditorio de Castrelos, en lo que ha sido considerado el evento musical más esperado del verano. Con una entrada récord, convirtiéndose en el concierto más concurrido del recinto en lo que va del año y posiblemente la mayor concentración de personas en la ciudad desde el comienzo de la pandemia, un evento en el que quedó claro que la pasión por la música de Sanz, a pesar de los años, sigue más viva que nunca.
Desde 72 horas antes del inicio del concierto, decenas de seguidores acamparon en las inmediaciones del Auditorio para asegurarse las ansiadas primeras filas. Ya en la propia mañana del concierto, las gradas, de libre acceso, presentaban un buen color, mostrando el entusiasmo de los fieles fans, dispuestos a esperar durante horas para estar lo más cerca posible de su ídolo, lo cual refleja el inquebrantable lazo entre Alejandro Sanz y su público.
Lleno absoluto
La Praza do Rei se había llenado días atrás de seguidores que esperaban ansiosos su turno para obtener una entrada que les permitiese el acceso a la platea del auditorio, aunque solo 5000 afortunados lograron conseguir un lugar. Sin embargo, el Parque de Castrelos se convirtió en un hervidero de emoción, epicentro de lo que sería una noche mágica, con o sin entrada de pista.
El concierto, parte de su gira «Sanz en Vivo 2023«, fue un recorrido emocionante por los éxitos que han marcado las tres décadas de carrera del artista. Desde los clásicos como ‘La Fuerza del Corazón’, hasta temas más recientes como ‘Deja que te Bese‘, Alejandro Sanz demostró una vez más por qué es uno de los cantantes más queridos y exitosos en el mundo de la música en español.
Puesta en escena
Acompañado por un equipo musical excepcional y una puesta en escena espectacular, con pantallas gigantes y efectos visuales cautivadores, el artista hizo vibrar a los presentes durante más de dos horas de concierto. Canciones que hablan de amor y desamor resonaron en el Auditorio, uniendo a diferentes generaciones que han sido tocadas por la emotividad de su música.
Entre sus interpretaciones más destacadas, Alejandro Sanz ofreció un sentido homenaje a su amigo y maestro Joaquín Sabina con una versión impecable de ‘Contigo‘, porque de sobra sabemos que el amor no es civilizado a tenor de los últimos acontecimientos en la vida del artista. Además, no faltaron baladas conmovedoras como ‘Cuando Nadie Me Ve‘ o ‘Amiga Mía‘, que hicieron que el público se entregara completamente a su influjo ignorando los conatos de lluvia.
Más allá de su talento y sus temas, Sanz también demostró su cercanía sobre el escenario, interactuando con la audiencia y mostrando su agradecimiento por el apoyo incondicional de sus seguidores, por las horas de espera y por acompañarlo a lo largo de su carrera. Incluso conocimos al Alejandro más personal con la felicitación de cumpleaños a su hija Manuela, quien le observaba desde la mesa de sonido, o a través del saludo de su hijo desde el propio escenario.
Final espectacular
Al finalizar el concierto, Alejandro Sanz se despidió entre aplausos y gritos de euforia. ‘Corazón partío‘, como no podría ser de otra manera, ponía fin a un cuidado set que se completaría con unos bises encabezados por ‘Viviendo de Prisa‘ y ‘¿Lo Ves?‘ para finalizar con ‘Ese Último Momento‘, dibujando una noche inolvidable en la que el talento y carisma de Alejandro Sanz hizo que la magia se apoderara de todos los presentes si bien es cierto que el concierto avanzó, por momentos, a trompicones restando un poco de fluidez al mismo. Situación que sus seguidores perdonaron pero que no debemos obviar.
Alejandro Sanz sigue demostrando que su música trasciende fronteras y generaciones; su legado perdurará en el corazón de sus seguidores por muchos años más. Sin duda, el concierto del madrileño fue un encuentro mágico entre el artista y su público, una noche llena de emociones y música que quedará grabada en la memoria de todos los presentes. La pasión, la entrega y la calidad artística de Sanz dejaron patente que su música no tiene caducidad, sino que es atemporal y continúa resonando en el alma de quienes tuvieron el privilegio de estar allí.