Sin levantar demasiado ruido en la prensa local, una banda nacida y crecida en Vigo se ha constituido como uno de los estandartes del pop rock independiente en castellano. Están celebrando una década de actividad con un doble LP titulado “Espacio de tiempo (2009-2019)” y se llaman Linda Guilala. Han tocado por media Europa y son reconocidos hasta el punto de que su nuevo trabajo va a ser editado y distribuido en Japón. Como todo grupo musical, ellos también han tenido que convivir con la crisis del coronavirus, pero desde una curiosa posición: la de un grupo local bastante anónimo en nuestra escena (mucho menos conocidos que muchos otros nombres famosos a nivel vigués) pero de reconocido prestigio internacional en su escena, por lo que han tocado desde Londres hasta el Festival de Bennicassim. Además de ser el fénix resurgido de otro nombre mítico: Juniper Moon. A estos laureles conseguidos con perseverancia y talento (y una independencia insobornable) no le dan más (ni menos) importancia que a todo lo que rodea a su trabajo, incluida una entrevista agradable en un conocido café-bar del paseo Alfonso XII, para este periódico vigués. Hablo con los dos fundadores de la banda: Eva e Iván.
-Vuestro nuevo disco es una celebración explícita de vuestra primera década de vida. ¿Qué cambios sustanciales encontráis en ese viaje?
-Realmente más que cambios, hay que hablar de evolución, no se han dado cambios bruscos. Nuestra música es muy identificable en cualquier etapa de estos diez años de carrera.
-Vuestras letras son un elemento que sí muestra cambios interesantes. En los primeros tiempos destacaron unas letras con mucho guiño a la serie B y a la ciencia ficción más “pop”.
-Son diez años de carrera, yo hago las letras (Iván) y obviamente hay una evolución personal, humana. A partir de “Xeristar” comenzamos a hacer letras sin filtros. Antes trabajábamos con metáforas y a partir de ese trabajo dejamos de usarlas.
Supuso un salto porque con estas nuevas letras conectamos con mucha más gente. Lo personal es realmente universal.
-Es muy interesante aquella faceta porque generalmente las letras de las bandas de shoegaze (ese sonido que armoniza melodías más o menos delicadas y un ruido de guitarras tormentoso, al que podemos adscribir a Linda Guilala) suelen acudir a los lugares comunes del desamor, el amor, el consumo de sustancias alucinógenas… diría que en vuestro caso las cosas son distintas, muestran un mundo personal, un mensaje propio.
-Las letras son tan importantes para nosotros que no ha habido hasta ahora un LP nuevo [“Psiconáutica”, su último larga duración, es de 2015] porque no queremos repetirnos. Hemos necesitado un camino de singles y ahora el recopilatorio para encontrar otro tipo de temas y letras… sí que es cierto que el mundo del shoegaze es líricamente un mundo de tópicos. Nosotros pensamos que “Psiconáutica” ya está hecho, un disco oscuro y hasta negativo, pero ahora no queremos repetir ese camino.
-En una segunda etapa, con “Psiconáutica” (disco del que en “Espacio De Tiempo” se recuperan singles), también es líricamente muy interesante, sus letras minimalistas fueron malinterpretadas en su día.
-Somos una banda que en hábitos ni fumamos, mi bebemos alcohol… públicamente dejamos claro que las drogas no están en nuestro mundo, y que son malas. Y claro, leer que aquel disco era una defensa del consumo de drogas… pues no lo era, era mucho más personal e interior. Lo que me fastidió fue el acercamiento simplista de muchos periodistas. Es algo que sucede siempre y con todos los grupos. A veces nos dicen “sois un cruce de Lush y Slowdive”, vale, pero eso es muy simple, tenemos muchísimos más referentes, escuchamos mucha electrónica, por ejemplo…
-Para mí generar el equívoco es una virtud, habla de un letrista que no es fácil, ni acomodado.
-Las letras son una lucha interior. Yo hago las letras mucho más largas de lo que finalmente escuchas en las canciones.
[Eva interviene determinante] Y yo las podo (nos reímos). Hay un punto en que escuchas la letra y algo choca.
[Iván asiente] Hay cosas con las que conectas, otras no… ¿para qué poner paja?
“Será más fácil”, la lírica minimal de Linda Guilala
-Las letras las cantas y claro, son parte del todo, son la canción, dan ritmo…
-Sí, y también somos muy de cortar partes de la música. Vamos haciendo todo en su conjunto, eliminando partes que no…
Luchamos contra el AOR. Me explico, cada vez tienes más conocimientos técnicos y eres más mayor y al final esa manera de crecer, técnica, no sirve de nada. Lo más complejo, más técnico, no significa que el tema transmita. “Oh, increíble, ¿cómo has conseguido grabar esta guitarra aquí?” Pero al final no transmite nada. Componer es una lucha para que la canción siga siendo simple, y que nos siga transmitiendo cosas.
-The Jesus and Mary Chain se describían en 1985 como la Velvet Underground en una Inglaterra de Dire Straits.
-Hay gente que dice que “Psychocandy” si hubiera estado “mejor grabado” habría sido un disco mucho mejor… y si eso hubiera pasado hubiera sido la misma mierda que lo rodeaba. Si ese disco despuntó fue por cómo sonaba. Además es una percepción equivocada. La gente escucha “Psychocandy” demasiado alto. Escúchalo a volumen medio/bajo, descubrirás una cantidad de rangos dinámicos… ahora la generación del mp3, los chavales, no van a oír esto, pero es un disco que ofrece mucho más de lo que la gente cree.
En fin, que es lo que hablábamos. No se trata de grabar con más y más dominios técnicos sino de hacerlo además transmitiendo sensaciones.
“Just like honey”, el sonido de The Jesus and Mary Chain en 1985
-De “Psycho” a “Psico”: vuestro LP “Psiconáutica” (2015) supuso un punto álgido dentro del shoegaze nacional, con un sonido depurado donde la electrónica y la guitarras distorsionadas generan un magma indivisible… ¿Cómo trabajáis el sonido? Desde fuera aparenta un encaje de bolillos bastante arduo.
-Es curioso porque por ejemplo a día de hoy en “Psiconáutica” ya no sé distinguir si ciertos pasajes son de guitarras tratadas o de sintetizadores. Esa fusión sonora es pensada para el directo. Nosotros somos de meternos en jardines. En un estudio puedes hacer cosas increíbles, meter cincuenta capas… pero luego ¿puede hacerse eso en directo sin provocar una diferencia grande? Realmente en “Xeristar” (2013) comenzó un proceso. Con los discos anteriores girábamos, sí, pero no trabajábamos discos pensando en el directo. Con “Xeristar” (2013) empezamos a pensar la grabación de los discos en relación con el directo.
-Empezamos en “Xeristar” a pensar así pero “Psiconáutica” lo desarrolló. Es un camino que tuvimos claro y al que no renunciamos. Los singles posteriores, es lo mismo, el sonido mutó a algo un poco más dream pop, menos ruidoso, un sonido en el que Mari (la guitarrista del grupo, incorporada en 2016) sin duda ha influido porque le gustan mucho esos elementos “dream”. Y nuevamente primamos la idea de que luego viene el directo.
-Por último en lo que a vuestro nuevo disco se refiere, es muy especial, una recopilación pero algo más… Es curioso, el goteo de singles de los últimos cinco años parece el reflejo de otro “dripping”, la portada de vuestro último trabajo de larga duración… me da la sensación de que no tenéis demasiada prisa por sacar un LP ortodoxo…
-Queremos hacer otro disco de larga duración, pero solo si tiene un hilo conceptual, como “Psiconáutica”. Lo contrario nos parece como una recopilación de singles… para eso sacamos singles, y es lo que hemos hecho estos cinco últimos años.
Además recogimos los frutos de “Psiconáutica”: el sello inglés Sonic Cathedral nos invitó a grabar un single y a girar por Inglaterra, después un sello alemán… entramos en esa dinámica de hacer singles y tocar sin parar. Estamos muy a gusto y ahora estamos en un punto en que empezamos a tener material para pensar un nuevo disco largo. Esto es, un disco conceptual. Si no cristaliza pues no pasa nada, seguimos sacando singles.
El tema de “Espacio de tiempo (2009-2019)”, es que había ya algunos singles descatalogados, y otros que solo habían salido en digital… y pensamos en hacer un disco recopilatorio que no sea un recopilatorio al uso ni tampoco de rarezas… “Espacio de tiempo (2009-2019)” es un disco cuyo contenido lo ha preparado Luis Calvo, de Elefant Recods, y lo definiríamos como un disco de coleccionistas: hay canciones de nuestros inicios que nunca habían sido prensadas en vinilo, singles ya agotados…
-Es además un disco que os presenta a quien no os conozca.
-Sí, está pasando, hay gente que nos está descubriendo por este recopilatorio. Para los tiempos que estamos viviendo creo que el disco va como un tiro.
-Por cierto, el recopilatorio se está distribuyendo en Japón ¿cómo surgió esto?
-Del modo más sencillo del mundo, la verdad, como casi todas las cosas del universo Guilala. Una chica, Mitsuko, que lleva un sello en Japón, fue el enlace. Nosotros somos fans del sello, ella nos conoció y nos propuso sacar el Lp. Para nosotros es un proceso muy natural. Es un logro, claro, te distribuyen en Japón, una satisfacción, pero una cosa más.
-Tiene un punto exótico, eso es indudable, y ya como vayáis a tocar…
-Sí, sí, estamos deseando poder hacerlo, cuando pase todo el problema de la pandemia.
-Os considero una de las bandas más fuera de las normas del circo rock del panorama nacional: cómo publicáis, dónde y cuándo tocáis… no diría desde luego que sois una banda “política” en un primer plano (como lo son otras bandas, se piense e Fugazi o en U2), pero creo que las actitudes son igualmente políticas, de o contra el sistema.
-Hace poco nos decían en una revista que nos quejábamos poco a nivel social. Realmente nunca nos posicionamos explícitamente pero creo que por nuestra forma de trabajar no necesitamos hacerlo. Es obvio que par a nosotros no todo vale, hay principios y valores y hay determinado tipo de cosas que sí y otras que no. Por ejemplo, han preguntado por qué estamos fuera del circuito de festivales. Pero no nos sentimos así, simplemente estamos a otras cosas, no nos llaman, pues no pasa nada, estamos tocando constantemente pero en otros foros. No necesitamos que nos llamen y nos enfoquen… También nos fastidia la idea de que hay que tener una carrera ordinaria, LP con sus singles, gira, descanso, otro LP… esa “norma”; pues nosotros la desafiamos.
-Esto se está rompiendo, mira a Rosalía. Es curioso, estoy pensando que compartís algo: mientras no surge un concepto (como lo de “El mal querer”) pues se producen singles y no pasa nada, o incluso puede ser mejor, presencia más constante.
-Históricamente el Lp es la excepción. En los sesenta no existía el formato cuatro pulgadas. Se inventó para reunir canciones y venderlos más caros. Entonces, a finales de esa década, cuando ya se ha consolidado el formato, empiezan a surgir nombres de bandas que lo ven como un lienzo y lo trabajan conceptualmente. ¿Pero qué ha pasado cuando la radio ha sido sustituida por las plataformas digitales? Ha vuelto el single. Lo que escuchamos son listas de canciones, sueltas.
“Primavera Negra”, primer single (2018) de una colección de sencillos que se alargó hasta el presente.
-Hablabais de los festivales, que no son vuestro note, vamos, pero realmente sí os llaman: Sin Sal, FIB…
-Nosotros no paramos de hacer cosas, tocar… en cosas que para nosotros son alucinantes. Hemos tocado en la BBC: Ahora parece que si no estás en un festival no eres nadie. Pues no. Todo está bien, festivales o no festivales. Son alternativas, no hay que sumarse a modas sociales porque sí… si a alguien le gusta “festivalear”, para él es importante. Si prefieres otras vías, pues bien también. Las normas cerradas no llevan a nada y en este sentido sí somos “políticos”.
-Eva e Iván tienen un pasado importante en la escena independiente de este país, con Juniper Moon (1999-2006), sois testigos y parte de la historia del pop rock alternativo español. ¿Ha cambiado mucho las cosas desde el indie noventero al presente?
-Realmente fue un grupo de visto y no visto. Que se ha magnificado muchísimo… Carolina Durante nos han mencionado, Amaia [Amaia Romero] mencionó también a Juniper como uno de sus grupos favoritos. Nos llaman para juntarnos de nuevo… Bueno, se va a reeditar el disco por tercera vez. Yo fundé el grupo, Eva tocó en su etapa final, y ya está, es una época. Hay gente que nos pregunta por qué no hacemos más hincapié en aquella etapa. Pues porque no tenemos que hacer más hincapié, estamos en otra vida, otro proyecto, Linda Guilala es nuestra realidad ahora. Pero sin hacerle desagrado, ni mucho menos, es una época maravillosa pero del pasado.
¿Han cambiado desde los tiempos Juniper mucho las cosas en el ámbito musical español? Pues todo y nada. Lo bueno de la música es que es una evolución constante. Quien llega a la música y quiere permanecer estático o en el pasado, pues nos parece absurdo, todo ha cambiado. Hay sellos que nacen y mueren, circuitos de festivales que van y vienen… Todo esto en el fondo viene a decir que el pasado es distinto y el presente lo va a ser respecto al futuro. ¿Pero sabes qué pasa? Que en el fondo cambia todo y no cambia nada. Lo importante es hacer canciones y que emocionen y eso era igual en 1999 y en 2019 y dentro de diez años. Si quitas eso, todo lo que rodea a la música es una mierda. Así de claro, lo que rodea al arte en general es poco importante en comparación, lo que importa es la obra. Y la obra es la que mueve al artista, o debería ser así.
«Componer es una lucha para que la canción siga siendo simple y transmitiendo cosas»
Cuando explicas a alguien joven el proceso de hacer y de “mover” una maqueta en cuatro pistas de hace veinte años, alucinan. Envíos de casetes físicas por correo, que a ver si llegaba, si se escuchaba… Pero ahora hay otras dificultades, que son: compongo, grabo, cuelgo… y no te escucha nadie. Siempre ha habido dificultades y las habrá. No se puede ser un llorón, si estás en la música tienes que saber que tiene muchas cosas muy duras, difíciles, pero si te gusta lo básico, si amas la música no puedes ser llorón, tienes que contar con la realidad y hacia adelante. Y la gente nueva lo está haciendo genial. Obviamente hay brecha generacional. El trap, es una música para la nueva juventud pero lo están haciendo fenomenal. Les atacan, que si reaccionarios, que si… pero ¿qué era el punk o el post punk en el Londres de finales de los setenta? Provocación, y ahí está el Trap con su generación, provocando a las generaciones mayores. Como siempre y a la vez distinto.
-Ya que hablamos de presente y futuro también me gustaría hablar de la escena de Vigo, ¿tiene la ciudad un potencial musical o vive horas bajas?
-Vigo y la escena viguesa, que es amplia, poliédrica y ecléctica, tienen cosas muy buenas pero hay un sentimiento de no quererse, de crítica… esto se da en casi todas las ciudades, ¿eh? pero como nosotros venimos de fuera y llevamos quince años aquí, vemos que Vigo tiene una infraestructura, un potencial y una serie de razones que hacen que aquí pueda pasar cualquier cosa en cualquier momento. Hay una generación que disfruta de esta infraestructura: salas de ensayo, salas de conciertos… ¡Hay ciudades sin escena, sin salas, sin locales de ensayo… que buscas músicos para formar una banda y no los hay! Entendemos que la crítica es necesaria, siempre, pero creo que no se valora la suerte que tenemos de este Vigo, porque jugar en Vigo en lo musical es jugar con ventaja. Y hay bandas que merecen mucho la pena. El disco de Tulip, por ejemplo. Cuando salga ya verás cómo suena. Es un grupo sobresaliente.
Ahora, sí, hay cosas difíciles como la situación geográfica… que al mismo tiempo dan lugar a “el fenómeno del buah”: como no puedo llegar más allá, me aíslo en mi movida. “¿Ir a grabas el disco a…? buah” (risas). Eso crea una escena viguesa interesante, aunque no existe un “sonido Vigo” como hubo un sonido Manchester o un Xixon Sound. Pero sí hay escena, vida, oportunidades… realmente estamos contentísimos en Vigo. ¿Hay cosas criticables?, pues claro, ves que negocios pequeños cierran en el centro por las subidas de los alquileres… y no solo en el centro, a nosotros nos gusta pasear por barrios de la ciudad y ves la cantidad de bajos “chapados” que no generan ni trabajo ni por supuesto vivienda… locales que no bajan sus precios ni con estas y por tanto no se genera trabajo ni vivienda… está claro que vivimos momentos difíciles.
-¿Y para acabar, cómo va el tema de los conciertos? Este es el elemento que ahora trae de cabeza, por el coronavirus, pero parece que empiezan a moverse las cosas, con cautela.
-Bueno nosotros éramos invitados de David Gedge de The Wedding Present [banda inglesa en activo desde 1986) a tocar en un festival que organiza en Inglaterra y obviamente se ha caído. Teníamos fechas cerradas… hasta octubre todo parece que ha saltado a un año vista. Manteniendo en la medida de lo posible carteles.
Es lógico, nosotros también creemos que lo primero es la salud. Entendemos que la gente quiere tocar pero lo primero es la salud, no hay discusión. Si puede hacerse con garantías absolutas bien, pero si hay que parar o tocar menos durante un año, o año y medio, pues se para. Nosotros intentamos darle la vuelta, hemos aprovechado el confinamiento para hacer temas…
«Jugar en Vigo en lo musical es jugar con ventaja»
Lo nuestro es como trabajar a largo plazo: si no puedo hacer esto puedo trabajar de eso otro, y lo disfrutamos, aprovechamos el tener más tiempo para hacer ciertas cosas ya que otras no se pueden realizar. Pero es verdad que hay artistas y bandas que precisan del directo mucho más, que viven de los bolos, las giras… y a lo mejor hay gente que ha perdido un año de bolos. Nosotros en esto somos privilegiados porque no vivimos de los conciertos.
Lo que veo es que hemos llegado a un punto como civilización que nos pasa factura… la explotación animal para el consumo, la manipulación de las reservas por la desforestación que generan manglares que son viveros de especies capaces de contagiar sabe dios qué… tenemos parientes que son sanitarios, y si tenemos algo claro sobre el tema del COVID-19 hay que tomarse el coronavirus muy en serio, con responsabilidad y aceptando acatar las normas de prevención. No hay que verlas como ataques a la propia libertad sino como nuestro medio de defensa más eficaz. Y de proteger a quienes nos rodean.