El Auditorio de Castrelos se llenó, de nuevo, de música este sábado con la llegada de Xoel López, uno de los nombres más influyentes del indie español, que demostró una vez más por qué sigue siendo una de las figuras más queridas del panorama musical. Bajo un cielo estrellado, y los ecos del victorioso debut celeste, el artista coruñés logró encender la chispa de una velada inolvidable, donde la música fluyó al ritmo de su carisma y talento.
Desde el momento en que Xoel y su banda subieron al escenario, la energía era palpable. El escenario se había preparado para una fiesta, Xoel López, acompañado por Adrián Seijas al bajo, Fer Lamas en la batería, Mara Rubio en la guitarra, Gato Charro en la trompeta e Ignacio Villamor «Tuli» en el saxofón, se presentó con elegancia en el auditorio olivico perfectamente uniformado. Era evidente que estaban listos para ofrecer algo especial, y así fue.
Entre Galicia y Latinoamérica
La noche arrancó con «Faneca brava», que atrapó al público desde los primeros acordes. La voz de Xoel flotó por el aire mientras la banda fue construyendo un telón sonoro que acompañó perfectamente el espíritu del tema. La conexión con la audiencia fue instantánea, como si cada nota tejiera un hilo invisible entre el artista y sus fans quienes acompañaron las canciones del coruñés desde el primer segundo.
Tras «Faneca brava», el ritmo se elevó con «Esto no es amor», una canción llena de dinamismo que puso a bailar a todo el auditorio. Aquí, Xoel volvió a hacer gala de su versatilidad, mostrando una riqueza de influencias que viajan desde la música pop hasta los ritmos latinos, una fusión que ha sido característica en su discografía reciente.
Uno de los momentos más emocionantes de la noche llegó con «A Serea e o mariñeiro», una canción profundamente arraigada en las raíces gallegas de Xoel. El público vibró con la emoción de un tema que evoca la tierra, el mar y la nostalgia de las historias transmitidas de generación en generación.
Entre el ayer y el hoy
El recorrido musical continuó con una mezcla de canciones nuevas y clásicos que no dejaron indiferente a nadie. Destacaron momentos como «Tierra», una pieza de corte universal que resuena con cualquiera que haya sentido el anhelo de pertenecer a algún lugar y, por supuesto, con “Que no” tema emblema del artista que le acompaña desde la época de Deluxe. Pero, si hubo una sorpresa en el setlist, fue la versión de «Ojalá que llueva café», el clásico de Juan Luis Guerra. Xoel le imprimió su propio estilo a esta emblemática canción, recibiendo una ovación del público que no tardó en corear el estribillo con fervor, reivindicando así la influencia de los sonidos más latinos en su propuesta.
Tras un emotivo viaje musical, la noche cerró con «Tigre de Bengala», una despedida llena de fuerza y simbolismo. Xoel López dejó claro que su talento no tiene fronteras y que, tanto en escenarios grandes como pequeños, su música sigue conquistando corazones.
Xoel López no solo ofreció un concierto donde las raíces y las emociones se entrelazan de forma perfecta. La noche en Castrelos se consagró como una de las más memorables del verano, reafirmando que el coruñés es un verdadero maestro a la hora de conectar con su público, regalando cada palabra y cada acorde con pasión y sinceridad.
Tras él, el escenario del Auditorio de Castrelos, se prepara para recibir a su próximo huesped: Vetusta Morla.