En su día, partió de Cuba con un prestigio que ha ido aumentando con el paso de los años. Pertenece a llamada “Generación de los 80”, en Cuba, es defensor de un arte plural y sus obras constituyen un vértice donde confluyen estilos latinoamericanos y africanos, fundamentalmente, con influencias de los artistas cubistas. Villalobos abarca, fundamentalmente y con gran pericia, la escultura, la pintura, el dibujo y el grabado, además de grandes instalaciones.
Sus obras han sido expuestas en su Cuba natal, en Alemania, en Canadá, y en numerosas poblaciones españolas, en todas ellas con reconocido éxito. La ciudad de Vigo, donde tiene su estudio en el que desarrolla su incansable capacidad creativa, tiene el privilegio de contar con varias de sus obras decorando algunas de sus calles. Además, en el propio ayuntamiento de la ciudad se puede observar un enorme mural firmado por “Villalobo” —que es su firma habitual— decorando las escaleras principales.
Ahora ha vuelto a Vigo desde su última estancia en Cuba, donde ha cosechado otro rotundo éxito de público y crítica especializada con su exposición “La vivencia oblicua”, en el Centro Hispanoamericano de la Habana, luego de una ausencia física de treinta años, pero durante los cuales su prestigio ha seguido aumentando. Su página web da cuenta de sus avances y de numerosas de sus obras. Cuba está sufriendo profundas transformaciones y es evidente que todo ello propiciará el salto de la obra de Villalobos y de otros artistas cubanos hacia Norteamérica.
Mientras tanto, y durante su estancia en Vigo —puesto que pronto volverá a Cuba— Nelson Villalobos se recluye durante horas para trabajar en su taller y para dar vía libre a su prlífica creatividad. De vez en cuando, pasea por las calles viguesas con su mochila al hombro y con la humildad y la dignidad de los auténticos genios que pasan inadvertidos entre la multitud.