“Vigo no Tempo” es el nombre de la quinta de las exposiciones que dan vida al ambicioso proyecto ‘Cidades no tempo’. Este proyecto. organizado por la Xunta de Galicia a través de la Cidade da Cultura, en colaboración con Afundación, que abarca siete de las principales ciudades gallegas, ha dejado su huella en Santiago, Ferrol, Lugo y A Coruña, y ahora se despliega en Vigo. Una iniciativa que busca reivindicar la rica cultura urbana como un componente esencial de la identidad gallega.
Acompañados por Ainhoa y Malena, nos aventuramos a recorrer la fascinante exposición ‘Vigo no Tempo’. Desde el instante en que cruzamos el umbral del pasillo de estelas funerarias, la sensación de adentrarnos en un templo histórico nos embriaga. Datadas en el siglo I, estas estelas nos dan la bienvenida a una experiencia que nos sumergirá en los diferentes tiempos de Vigo, una ciudad que es pasado y presente de Galicia.
Obra de Manuel Moldes, titulada «Vigo Traballa»
El recorrido nos lleva al encuentro de una obra de Manuel Moldes, titulada «Vigo Traballa», que llama nuestra atención como ha sucedido a multitud de visitantes. La composición, arraigada en tradiciones fuertes y con un estilo tosco y arcaizante, nos ofrece una vista aérea detallada de la estructura de la ciudad. Este estudio geográfico se fusiona con una narrativa que, mediante pinceladas, retrata la vida de los vigueses: armadores, albañiles, herreros. La esencia de la ciudad y sus habitantes nos impacta desde el primer momento.
Siguiendo el trazado de las calles en los planos de Cabello, llegamos a La Farola, un alzado técnico que se revela tras pasar por las representaciones de Michel Pacewicz y Antonio Palacios. Estos planos nos transportan a una época en la que los edificios que ahora dominan la ciudad eran meros sueños en la mente de dos de nuestros arquitectos más reconocidos.
Los apasionados del fútbol descubren un rincón especial con el trofeo «Orfos do Mar», que conmemora el partido benéfico entre el Celta y el Benfica a favor del Orfanato Virxe do Carme de Panxón.
En la esquina siguiente nos asalta el Vigo Industrial y, tras la puerta, nos sumergimos en la Movida a través de las irreverentes fotografías de Víctor de las Heras. La Vigo luchadora, extrema y proletaria, capturada por la imagen de Emilio Vieites, Miluco, encarando a un policía durante una protesta en 1984, revive ante nuestros ojos. Esa es la ciudad en la que muchos crecimos.
A medida que avanzamos hacia el final, nos encontramos con pergaminos, libros, editoriales y diarios, alguno de ellos ya no ocupa los kioscos, que siguen siendo testigos de décadas de historia y transformación. Nos sentimos parte de Vigo, de su evolución a lo largo de los años. Según nuestras acompañantes, la exposición resulta emocionante para aquellos que vivieron estos sucesos en primera persona: «la llegada de Citroën, el lanzamiento del Atlántico, la Movida o las huelgas…». Los más jóvenes, por su parte, la viven con emoción al «reconocer su día a día en los cuadros». Y nosotros, simples visitantes,tras esta experiencia, podemos confirmar que ‘Vigo no Tempo’ logra transmitir la riqueza y la emoción de la historia de esta ciudad en cada rincón de la exposición.