La organización puede corresponder a una empresa especializada, pero es raro. Lo habitual es que la ‘cutre-carrera’ la organice una asociación cultural, una de vecinos o una comisión de fiestas. Si es el tercer caso tenemos la mejor señal posible para comprobar que es una carrera de las que nos gusta. Si la organiza una comisión, vete a la carrrera.
El segundo aspecto de la ‘cutre-carrera’ lo marcan los premios. Si tiene premio en metálico… Puede ser, pero ya pierde algo de encanto. Una buena carrera de este tipo tiene que tener como premio una día en un balneario, un jamón, una ristra de chorizos o una hoja de bacalao. Estos sí son premios adecuados para un evento de estas características.
Si además, el formulario de inscripción es a través de correo electrónico o a través de ingreso directo en cuenta bancaria, tenemos la confirmación absoluta de que es una ‘cutre-carrera’. Si encuentras información del recorrido, también es sospechoso. Seguramente está medido a ‘ojo de buen cubero’. Captura de google maps y unos cuantos caminos de cabras, pistas forestales, algo de asfalto por la aldea. Igual cruzar algún río y no descartes que haya que sortear una vaca o una oveja por el camino. Que se cruce algún perro y que te quiera morder un caniche está casi garantizado.
Y es que toda cutre carrera que se precie es en alguna aldea. Por supuesto no hay margen para hacerlas en las ciudad. Y, una vez allí, el vecino Manolo dará la salida a viva voz. Igual hay una empresa de cronometraje (o no). Las mesas con su buen avituallamiento están atendidas por la vecina Paca y su vecina Josefa que no tardarán en decirte al terminar «come filliña, come, que estás moi delghadiña». Por supuesto, habrá duchas en el pabellón municipal o en el centro cultural. Si no existe, otro buen vecino samaritano conecta la manguera para refrescar al personal.
Y, por supuesto, y esta es una condición inexcusable. Las anteriores son optativas, pero la única imprescindible para que una ‘cutre-carrera’ pueda denominarse así, es el avituallamiento de después. Da igual si corres 5, 6 o 30 kilómetros. El avituallamiento de después compensará las calorías de la carrera y sobrará para toda la semana. Puede que los parroquianos preparen jamón, si es en invierno habrá caldo. Otros optan por poner rosquillas o el producto de la zona que corresponda. En definitiva, para quemar todo lo que vas a comer después de la carrera habrá que hacer un par de ellas más. Por supuesto, ese domingo no hará falta ir a comer a casa de la abuela…
Existen unas cuantas carreras de este tipo. Una peculiar combinación de Galicia rural, monte, deporte y ‘papatoria’. El Cross do Xamón (A Cañiza), la reciente Subida á Picaraña (Ponteareas), la carrera de Pereiras-Mos son algunos de los ejemplos. Por cierto, en una hora se cierra el plazo de inscripción para una carrera en Xinzo, parroquia de Ponteareas. Es de 7.000 metros entre monte y carretera de aldea. La organiza la comisión de fiestas, cuesta cinco euros y es la primera edición. Sí, cumple todos los requisitos para entrar en nuestro selecto club. Si quieres…