El saurio cumplió: sin una brizna de viento, la estatua de plástico se hizo pétrea tanto en el ensayo previo como en la grabación del reto. No pudo presumir de ser el único animal en primera línea de salida, pues un perro, este de carne y hueso, tampoco se perdió el par de minutos que duró la congelación de movimientos. Y ni un ladrido emitió, bien arropado por su dueño.
Un “¡viva el dinoseto!” lanzado al aire por el alcalde micrófono en mano había precedido su hinchado con los atletas ya en la salida. La sorpresa anunciada por el Concello, de mayor tamaño que el dinoseto 1.0 de Porta do Sol, solo se desveló en el último momento.
Tras la grabación, la carrera no competitiva, que Caballero lanzó con cuenta atrás verbal y bajando la mano y llevó a los participantes por el Ensanche y el Casco Vello en un recorrido de 4 kilómetros algo más complicado de lo que los más aficionados pudieran pensar (subida de la calle Real). Nunca antes Vigo había reunido a tanta gente, mayoritariamente disfrazada, para una prueba atlética. Ni la Vig-Bay, aunque las comparaciones sean odiosas.
Un total de 4.567 personas había realizado su inscripción por internet y unas 4.300 recogieron el dorsal en decathlon, pero fuentes de la organización calculaban finalmente cerca de 7.000 los corredores participantes porque una enorme riada de ellos corrió en Areal sin dorsal. Lo refrenda la propia dinámica de la San Silvestre. Siete minutos duró la salida de la prueba desde que los primeros corredores dieron las zancadas iniciales hasta los últimos en pasar por delante del emblema jurásico. El alcalde animaba y animaba, daba palmas, aplaudía… y le salía por lo natural un “esto non da acabado”. Cuando el público presente en la Alameda seguía por la pantalla gigante en directo la cabeza de carrera en la Praza de O Berbés y las palabras del “speaker” Carlos Tresandí, también locutor habitual del Baloncesto Seis do Nadal, en el cruce de Areal y Colón aún había gente iniciando el recorrido pese a que este año el arco de salida era mayor y la zona elegida, Areal en lugar de Concepción Arenal, era más vasta. Éxito sin precedentes.
El Concello, impulsor de la prueba que encargó que coordinase David Posada con apoyo de la Federación de Peñas El Olivo y de la Asociación de Centros Deportivos y Culturales, había calculado unas 5.000 personas si el tiempo acompañaba, pero hasta las mejores previsiones se desbordaron. En 2015 fueron unos 3.500 los participantes.
El caso era disfrutar de una tarde divertida para cerrar el año en compañía de amigos y familia. Los grupos disfrazados proliferaron como nunca y algunos casi eran una legión, casos de los socios del gimnasio Vigo entrena o los Vigo Guardians de fútbol americano. Estos, además ganaron un premio por su disfraz coral (una de las cestas de Navidad donadas por Gadis) y promocionaron su deporte en pleno corazón de la ciudad. Acierto de quien propuso esa idea.
La marea humana necesitó de una hora hasta que cruzaron la línea de meta los últimos, que montaron una fiesta. De hecho, el grupo Vigo entrena se paró ante alcalde y concejal y exhibió oficio escénico adelantando las agujas de su reloj humano hasta medianoche para celebrar antes que nadie con tracas y confeti la entrada en el nuevo año.
Los tres primeros, tardaron unos 14 minutos en cubrir todo el recorrido y entraron juntos. No era prueba para proclamar un vencedor. Eso sí, sin el rigor competitivo, algunos aprovecharon La Paellera para evitarse el trayecto de ida y vuelta hasta la estación de tren de Guixar. Las fuerzas iban exiguas y el cuerpo ya había tenido su ración de vida saludable antes de las campanadas de fin de año, que no era cosa celebrar Año Nuevo doblado por las agujetas.
La entrega de premios, diez donados por Gadis (cestas de Navidad) y cinco por Decathlon (tres bicicletas de montaña y dos relojes pulsómetro GPS) ya se celebró anocheciendo. Hubo espacio para pequeñas participantes con orejas de Mickey Mouse, para el “espantallo”, para una joven que pedía un dinoseto, el Celta de atletismo pasándose al remo con la bandera de Vigo, o “Lóstregos Coia Circus”, el grupo ganador más numeroso que subió al podio (32 componentes y un perro). Batman y Robin y Vigo entrena se llevaron los pulsómetros, había premio para un grupo de corazones… y la “Montana rusa” cerraba la serie de premiados recibiendo de manos del alcalde una bicicleta de montaña.
Caballero daba por concluido el acto deseando felices fiestas a todos y con el “speaker” emplazando para la próxima edición. La San Silvestre tuvo el patrocinio institucional del Concello y el privado de Coca-Cola, Frutas Nieves, Gadis, Máis que Auga, Decathlon y Foot Plus.