En 1982, con tan solo 20 años, Beiro, junto a otros pioneros, decidió que ya era el momento de que los discapacitados físicos tuvieran un punto de encuentro que favoreciera su integración social. Tras la creación inicial del la Asociación de Minusválidos Físicos de Pontevedra (Amfip), Pablo Beiro y José Carlos Castro dieron un paso más con la puesta en marcha del Club Amfiv. Nació bajo el lema «A la integración a través del deporte», que se convirtió en la seña de identidad de uno de los proyectos más valiosos dentro del deporte vigués.
«Se suele decir siempre que se van los mejores, pero en este caso es cierto. Se ha ido el mejor del deporte vigués», explica un desolado Paco Araújo, presidente del Celta Selmark y gran amigo de Beiro. Todos los que le conocieron destacan de él su afán de superación, su trabajo incesante y su talante generoso. «Él fundó el club, lo llevó a División de Honor y siempre estuvo dispuesto a ayudar al resto de clubes. Es la persona más importante dentro del deporte de esta ciudad», destaca Araújo.
El Amfiv, bajo la batuta de Beiro, fue creciendo hasta convertirse en lo que es hoy en día. En sus inicios, contaba con cinco secciones deportivas (tiro olímpico, tenis de mesa y atletismo han desaparecido y la natación se mantiene en las Escuelas Deportivas), pero el club siempre estuvo principalmente orientado a la gran pasión de Beiro, el baloncesto en silla de ruedas. Compatibilizó la presidencia con su presencia en las canchas, llegando a ser olímpico en los Juegos de Seúl 88 y 49 veces internacional. El Amfiv logró su primer ascenso a División de Honor en la temporada 1987-88. Fue un paso efímero, pero el club regresó a la élite en la 2001-02 y se mantiene en ella desde entonces. Además, el Amfiv se ha ganado un nombre en Europa, ya que ha conseguido tres subcampeonatos en competiciones continentales.
«Lo primero que hay que destacar, es su faceta como deportista», explica Javier Rodríguez, presidente del Academia Octavio de balonmano, que trabajó codo con codo con Beiro durante muchos años. «Como persona, era un abuelete cascarrabias, pero siempre resolvía cualquier problema que surgía y siempre estaba dispuesto a echar una mano. Nunca le he oído decir que no», explica Rodríguez, que añade que «su esfuerzo durante 30 años es un ejemplo para todos nosotros».
De lo que más orgulloso estaba Beiro, era de las Escuelas Deportivas del club, que nacieron en 2000 gracias a la colaboración entre el Amfiv y el Concello. Javier Rodríguez destaca su labor en el trabajo con los más jóvenes: «Era impresionante ver el cariño con el que trataba a los niños en las escuelas. En él se veían reflejados los valores del deporte».
Pabo Beiro era un hombre polifacético y muy querido por todos. Desde 1979 regentaba su kiosko en Canido, en el que trabajaba 14 horas al día. Aun así, sacaba tiempo para llevar las riendas del Amfiv y, desde 2009, para ser concejal en el Concello de Vigo por el Partido Popular. No le gustaba demasiado la política, pero creía que era necesaria su presencia para que el colectivo de discapacitados tuviera voz en las instituciones. Todos estos logros le sirvieron para ser reconocido como Vigués Distinguido y ganarse el cariño de todos.
Los restos mortales de Beiro son velados este sábado en la sala 9 del tanatorio de Pereiró. Este domingo, a las 17:45 horas, saldrá el cortejo fúnebre con destino al cementerio de San Miguel de Oia, donde será la inhumación. El funeral se celebrará el lunes en la misma iglesia parroquial.