Rubén, junto a Borja Méndez (19 años) y Dani Bernárdez (17), lideraron al equipo vigués ante el delirio de la afición de Navia, que asisitía atónita al recital que estaban protagonizando este puñado de ‘juveniles’. Rubén Figueirido aportó 8 goles, algunos de ellos en momentos clave, y fue fundamental para abrir fisuras en la rotunda defensa teucrista. Reconoce que no se esperaba que le saliese un partido tan redondo. «Era mi primer derbi y estaba muy nervioso», admite y explica que llegaba tocado al partido: «Tenia una contractura en la espalda que me molestaba un poco, pero en la pista me sentí muy cómodo».
Los minutos del primera línea vigués, que todavía compagina el primer equipo con el juvenil (al igual que Bernárdez), se han disparado en las últimas jornadas. Y a mayor responsabilidad, su rendimiento también crece. «Jabato cada vez me está sacando más minutos, confía más en mí. Antes solo jugaba algunos minutos cuando el partido estaba decidido. Y yo lo estoy haciendo mucho mejor que antes», reconoce. Su rendimiento no es ninguna sorpresa para su técnico, que ya lo dirigió la pasada temporada en el equipo juvenil: «Hay muy buen rollo con Jabato. Sabe cómo juego y qué puedo aportar. El año pasado, Quique (Domínguez, actual técnico del Teucro) no me conocía tanto y casi nunca me ponía».
Cuando explica las claves de la victoria del domingo, reconoce que la habilidad táctica de su entrenador fue esencial: «Salimos con una defensa mixta de Cerillo sobre Dani Hernández y eso fue muy importante. Además, ellos tuvieron bastantes fallos y nosotros un poco de suerte. El apoyo del público de Navia también fue muy importante».
A Jabato no le tiembla el pulso a la hora de dar oportunidades y responsabilidad a los más jóvenes. Lo demostró este domingo, dejando muchos minutos sobre la pista al propio Rubén y a Borja Méndez y Dani Bernárdez. Figueirido agradece esta apuesta aunque también asegura que «en el banquillo también tiene gente joven». Y es que la juventud es la seña de identidad de este remozado proyecto del Octavio.
Figueirido y Bernárdez, una sociedad que viene de lejos
Otra de las grandes sensaciones del Octavio en las últimas semanas es Dani Bernárdez. El pivote vigués, que en mayo cumplirá 18 años, debutó hace tres jornadas ante el Alcobendas después de que alcanzase el objetivo que le marcó Jabato: bajar su peso hasta los 128 kilos. Bernárdez ha aportado muchas soluciones al ataque académico. Así lo reconoce Figueirido, que conoce bien el juego de su compañero. Llevan compartiendo equipo desde que tenían 12 años, estuvieron a las órdenes de Jabato el año pasado y este mes de enero lograron la medalla de bronce con la selección gallega juvenil en el Campeonato de España. «Estamos jugando bastante con él. Nos aporta mucha confianza. Sabemos que si recibe el balón, va a conseguir algo, o una exclusión o un penalti o un gol. Antes, con los otros pivotes, no podíamos hacer este juego», explica sobre sobre su compañero.
Figueirido se inició en el mundo del balonmano a los 8 años -«cuando era benjamín. Siempre me gustó y nunca jugué a otro deporte«, explica- y se marca metas ambiciosas en este deporte: «Me gustaría acabar jugando en un equipo bueno de Liga de Campeones, pero antes poder llegar a la Asobal y hacerlo con el Octavio». Este, el de ascender, no es el objetivo de esta temporada, aunque después de sumar tres victorias en los últimos cinco partidos y de dejar prácticamente encarrilada la permanencia tampoco es tan aventurado mirar hacia arriba. «No sé qué pensará Jabato, pero aún podemos plantearnos jugar el ‘play-off'», asegura un optimista Figueirido. El Octavio es ahora mismo noveno y esta a seis puntos del quinto, el Alcobendas, el último de los equipos que jugaría esta promoción de ascenso.