En los minutos finales del partido Jabato se desesperaba en la banda. «5 goles en toda la segunda parte», repetía dirigiéndose a los cabizbajos jugadores de su banquillo. Aunque finalmente fueron 6 los tantos que anotó el Octavio en ese periodo, es imposible ganar un partido con tan poca producción ofensiva. El equipo rojillo volvió a mostrar los mismos problemas de siempre. En estático, se le atragantan las defensas rivales, que, como la de este domingo, están formadas por jugadores de mayor talla, peso y experiencia. Sobra buena voluntad, pero faltan ideas. El balón no llega a los extremos. El juego es totalmente predecible. «Más balón, más balón», insistía Jabato desde el banquillo, pero sus indicaciones caían en saco roto.
El Octavio, por tanto, depende de las opciones para correr que le conceda el rival y de la inspiración de sus jugadores de primera línea: el brazo de Pablo Gayoso, el talento de Borja Méndez o las audacia cuasi suicida de Rubén Figueirido. A pesar de que este domingo el máximo goleador fue Ángel Iglesias (marcó 5 goles, 2 de ellos de penalti), los extremos cumplen una labor casi decorativa en ataque. El celebrado retorno de Cerillo, más allá de su indudable capacidad de liderazgo y su sapiencia balonmanística, apenas está teniendo incidencia en el juego. Ante el Palma del Río no anotó ni un solo gol.
Debido a estos muchos problemas ofensivos es lógico que el Octavio se centre en la defensa para intentar darle la vuelta a su crítica situación. Y en esta faceta del juego no se le puede reprochar nada a los hombres de Jabato. Este domingo prácticamente rozaron la perfección en el primer tiempo. Los académicos alternaron un cerrado 6.0 con defensas mixtas en las que o bien Borja Méndez o bien Ángel Iglesias se encargaron de marcar al hombre a Agustín Casado, el cerebro del Palma del Río.
Las manos rápidas de Rubén Figueirido y Tate Batán, ambos impecables en el puesto de penúltimo, desquiciaron al equipo rival en los primeros minutos. El encuentro empezó viento en popa y ni siquiera la temprana exclusión de Quintas evitó que el Octavio se plantase en el minuto 15 con una ventaja de cuatro tantos (6-2). Al Palma del Río le costaba un mundo marcar gol y por momentos solo lo conseguía con los lanzamientos de 7 metros concedidos por los árbitros. A pesar de que el ataque local no era demasiado fecundo, se estaban minimizando los daños limitando las pérdidas de balón que concediesen goles fáciles a los cordobeses.
El Palma del Río poco a poco fue acercándose en el marcador. El Octavio ya no conseguía anotar con tanta frecuencia y un parcial de 0-4 puso el empate en el electrónico (6-6). A partir de ahí, la primera parte perdió la poca fluidez con la que contaba. Los visitantes se pusieron por delante por primera vez en el minuto 20 (7-8). Los rojillos supieron aprovechar una superioridad posterior y evitaron que el rival se marcharse por mayor diferencia. Este primer periodo se cerró con unos últimos cinco minutos en los que ni unos ni otros anotaron y el partido se marchó al descanso con empate (9-9). El Octavio estaba muy vivo.
En la segunda parte se vio una película totalmente distinta. El Octavio consiguió mantener el pulso solo cinco minutos más. Tras el 11-11, llegó un parcial de 0-7, que más tarde se convertiría en un 1-10. El Palma del Río logró encontrar a su pivote en un par de acciones y sus hombres clave de la primera línea comenzaron a inspirarse. En la otra portería, el atasco ofensivo alcanzó dimensiones bíblicas. Además, los vigueses estaban cometiendo los errores infantiles que habían evitado en el primer periodo, perdiendo balones que propiciaban goles fáciles de los andaluces. Jabato paró el partido en un par de ocasiones. La primera con un 11-14 en el marcador y con las esperanzas de remontada aún casi intactas. La segunda, cuando el partido ya estaba perdido: 12-20. El Octavio ni siquiera fue capaz de maquillar el resultado y no supo sacar partido al hecho de jugar durante unos instantes contra cuatro jugadores.
A pesar de la derrota, el Octavio ha ascendido un puesto en la tabla y ya no es colista. Esta posición la ocupa el Cisne, que el sábado perdió de 22 goles en Barcelona. El filial blaugrana, precisamente, será el próximo rival de los vigueses el próximo domingo.
Academia Octavio: Jorge García Lloria; Borja Méndez (1), Juan Carlos Quintas (1), Cerillo, Pablo Gayoso (2), Tate Batán, Ángel Iglesias (5, 2p) -siete inicial-, Álex Conde, Rubén Figueirido (3), Germán Hermida, Toni Corcera (1), Dani Bernárdez (1) y Andrés Piñeiro (1).
Palma del Río: Manu López; Nacho del Castillo (1), Alvaro Rodrigues (1), Jesús Morales (7), Alberto Requena (3, 1p), Alonso Moreno (5, 3p), Agustín Casado (2) -siete inicial-, Felipe Martins (2), Diego Roque (1), José Antonio Consuegra (3), Julio Morgado y Joan Costa.
Parciales: 1-1, 3-1, 6-2, 7-7, 9-9, 9-9 -descanso-, 11-12, 11-15, 12-18, 13-20, 14-23 y 15-25.
Árbitros: Bernárdez García y Rodríguez Díaz (Madrid). Excluyeron dos minutos a los locales Quintas (2), Corcera (2) y Bernárdez; y a los visitantes Del Castillo, Rodrigues, Roque, Consuegra y Casado. Mostraron tarjeta amarilla al técnico del Palma del Río, Víctor Montesinos.
Incidencias: Partido correspondiente a la 12ª jornada de División de Honor B de balonmano masculino disputado en el pabellón de As Travesas ante unos 300 espectadores.