Al Octavio le faltan años, kilos y centímetros para poder equipararse a los transatlánticos de la categoría. Y si además llega al partido con dos hombres clave -Cerillo y Borja Méndez- mermados por la gripe, la tarea de competir de tú a tú se convierte en toda una hazaña. El Bidasoa dejó los obsequios para los prolegómenos del partido -los jugadores regalaron repostería a los aficionados que se dieron cita en Navia- y desde el primer minuto no hizo concesiones a su rival. Resulta complicado entender que los irundarras no se encuentren luchando a estas alturas por el ascenso directo, ya que disponen de una plantilla larga y robusta liderada sobre la pista por el ex académico Iago Muiña y dirigida desde el banquillo por Fernando Bolea, también con pasado rojillo.
En los primeros ataques del partido se pudo ya comprobar que el Octavio no tenía su día y que le iba a costar un mundo abrir huecos en la tupida defensa 6.0 del Bidasoa. Un 0-4 de salida provocó que Jabato pidiese el primer tiempo muerto cuando aún no se había cumplido el minuto 6. El parón le sentó bien a los académicos, ya que nada más reanudarse el encuentro Rubén Figueirido hizo el primer gol rojillo. A este tanto le siguieron dos más y se apretó el marcador (3-4). Era solo un espejismo, porque el Bidasoa pisó de nuevo el acelerador y se volvió a marchar. La defensa 5.1, con Rubén Figueirido en el puesto de avanzado, no estaba funcionado. Además, los errores en el lanzamiento y las pérdidas de balón invitaron al Bidasoa a correr. Muiña se estaba poniendo las botas y al cuarto de hora el electrónico de Navia reflejaba otra vez una clara ventaja para el conjunto visitante (4-9). Esta diferencia siguió creciendo hasta el 4-12. Fue entonces cuando Jabato decidió solicitar un nuevo tiempo muerto.
Las instrucciones del técnico volvieron a provocar otro amago de reacción, que fue tan efímero como el primero. La primera exclusión del encuentro, a Juan Carlos Quintas, hizo que el encuentro se rompiera definitivamente, si no lo estaba ya. La defensa rojilla era un coladero y en ataque ningún jugador parecía capacitado para echarse el equipo a la espalda. Se llegó al descanso con una ventaja de nueve goles para el Bidasoa (9-18). El encuentro estaba ya decidido.
En la reanudación, Jabato intentó que sus jugadores tirasen de amor propio. El Octavio salió con una agresiva defensa mixta con la que ya había coqueteado en los últimos minutos de la primera parte. El objetivo era que Cerillo frenase el efectivo brazo izquierdo de Muiña y que Hermida no dejase elaborar a Azkue. También hubo relevo en la portería. Ballesteros suplió a Lloria. Pero los visitantes siguieron aumentando su renta hasta situarla en los once goles (12-23).
El encuentro perdió intensidad y se convirtió en un correcalles. Ambos equipos se intercambiaban golpes y las diferencias transitaba en torno a los diez goles. Era el momento de probar cosas nuevas y dar minutos a los más jóvenes. Jabato introdujo en la pista a Víctor León, Batán, Bernárdez o el portero Veiga, los jugadores que son el futuro del club. Y no desentonaron. Supieron plantarle cara a un Bidasoa, obviamente, mucho más relajado. Un parcial de 7-2 en los últimos diez minutos permitió maquillar el resultado. En estos instantes finales el técnico visitante, Fernando Bolea, se ganó una gran bronca del público y el enfado de Jabato al solicitar un tiempo muerto a falta de dos minutos y medio para la conclusión con el partido totalmente sentenciado. De hecho, cuando se reanudó el encuentro Muiña fue pidiendo perdón uno por uno a todos los jugadores del Octavio por la desconsideración de su técnico. Este ataque de entrenador de Bolea no deslució la victoria del Bidasoa, que fue muy superior a un Octavio que pierde casi todas sus opciones de clasificarse para el ‘play-off’ de ascenso.
Academia Octavio: Jorge García Lloria, Diogo Oliveira, Borja Méndez (2), Juan Carlos Quintas (2), Germán Hermida (5), Toni Corcera (1), Rubén Figueirido (5) -siete inicial-, Cerillo (5, 1p), Óscar Silva (4), Dani Bernárdez (2), José Ramón Ballesteros, Jesús Veiga, Tate Batán (1), Víctor León y Álex Conde.
Bidasoa Irún: Pedja Dejanovic, Jon Imanol Vázquez-Andueza (8), Ander Iriarte (2), Edgar Penón (3), Álex Gimeno (2), Iago Muiña (7) , Jon Azkue (3) -siete inicial-, Iñaki Cavero (2), Goran Trkulja (2), Mikhail Revin, Amer Zildzic (3), Asier Zubiria, Ander Aldanondo y Mikel Alzaga.
Parciales: 0-2, 3-5, 4-9, 7-13, 8-17, 9-18 -descanso-, 10-20, 13-23, 16-25, 20-30, 23-32, 27-32.
Árbitros: Álvarez Menéndez y Friera Cavada (Asturias). Excluyeron dos minutos a los jugadores del Octavio Diogo Oliveira y Juan Carlos Quintas; y a los del Bidasoa Goran Trukulja, Ander Iriarte, Smer Zildzic y Iago Muiña.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la 22ª jornada de División de Honor Plata disputado en el pabellón de Navia ante unos 300 espectadores.