Y después de dos meses de desencuentros, el Concello de Vigo y el Real Club Celta firmaron la paz. Abel Caballero y Carlos Mouriño, máximos responsables de las dos instituciones más importantes de la ciudad, mantuvieron la noche de este martes un encuentro rodeados de sus principales asesores para desatascar el problema que había enquistado la relación durante las últimas semanas.
El lugar elegido fue el Pazo-Museo de Castrelos, justamente 85 años después de que Fernando Quiñones de León cediese su palacio y su parque al pueblo de Vigo. En contra de lo que se pudiese imaginar, el acuerdo se cerró en apenas unos minutos y todos los presentes calificaron el momento final como el “Abrazo de Castrelos, por el bien de Vigo y del Celta”. Al cierre de esta edición, Caballero y Mouriño todavía estampaban sus firmas en el documento, pero ya disponemos de las principales cláusulas.
El precio de venta del estadio se fija finalmente en 150 millones de euros, es decir, una cifra que supera la ofrecida por el grupo inversor asiático. El pago se realizará en tres plazos siempre y cuando el Celta se mantenga en Primera División, puesto que si hay un descenso se podrá aplazar hasta el siguiente ascenso.
A cambio, Mouriño ha conseguido que Caballero incluya en el acuerdo la cesión del parque de Castrelos (desde Pontillón a Canicouva) para que el primer equipo del Celta realice la pretemporada de verano. El Auditorio al Aire Libre servirá para acoger el concierto de U2 que pretende el club desde hace años, condicionados a que A Roda sean los teloneros.
Además, en el histórico documento se sientan las bases para que el monte de O Castro sea elegido para acoger la Ciudad del Deporte del Celta. Así, las instalaciones de la Fortaleza serán remodeladas para dotarlas de literas y el circuito de bicicletas podrá ser utilizado por los jugadores del Celta que pierdan el carné de conducir y necesiten recuperar los puntos.
Por último, aunque todavía no está definido en su totalidad, el Celta también se mostró dispuesto a entrar en el acuerdo entre Concello y Zona Franca para rehabilitar el edificio de La Panificadora. En ese pacto a tres bandas, los asesores de Mouriño apuestan por construir una pista de snow que descienda hasta O Berbés pasando por encima de las ruinas del Barrio do Cura.
En el “Abrazo de Castrelos” queda estipulado que el Concello continuará con la reforma que ya está en marcha en el estadio y se fija por escrito que “absolutamente nadie” podrá figurar en la foto de inauguración del nuevo “Abel Caballero Arena” sin el consentimiento expreso del alcalde.
Mouriño, por su parte, se reserva la opción de revender todo (club y estadio) a cualquier grupo inversor que se presente en su puerta. A cambio, el empresario vigués estaría dispuesto a hacerse cargo de los concursos de acreedores del Real Club Náutico de Vigo y Círculo Mercantil con una quita del 99,9 por ciento.
AMPLIACIÓN: Sentimos decepcionaros: el «Abrazo de Castrelos» nunca existió